Capítulo 6: Tres Casos

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Uno bien larguito para que disfruten del fin de semana...

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Al salir del departamento de Francesco fui caminando hasta mi hospedaje, el cual quedaba a sólo unas calles de aquí. El día estaba fresco y las nubes amenazaban con llover. Finalmente, comenzaron a caer unas pequeñas gotas de agua que se convirtieron en una tormenta. Me golpeé mentalmente por no haber traído un paraguas. Lo único que me quedó fue cubrirme con la capucha de mi campera y caminar lo más rápido posible para llegar al edificio.

La tarde estaba tremendamente oscura y apenas veía por donde iba. En un momento, por tratar de esquivar gente, choqué con alguien y resbalé al suelo. Una mano fuerte me ayudó a levantarme y me encontré dos pares de ojos celestes observándome.

—¿Alex?—preguntó el chico con el paraguas y lo miré extrañada, tenía los ojos empañados y no podía ver muy bien—Soy Andrew Paterson, nos conocimos en la boda.

—Claro, te recuerdo—contesté cuando al fin se me aclaró la vista. Me acomodé un poco el pelo, debo estar hecha un desastre—Gracias.

Andrew iba con camisa y pantalón de vestir, tenía buen porte y por la forma en que hablaba y se expresaba parecía mucho más grande de lo que realmente era.

—¿No te hiciste daño?—preguntó.

—Estoy perfectamente bien—respondí incómoda, tratando de ocultar mi aspecto desaliñado.

—No deberías estar caminando bajo la lluvia, déjame que te acompañe—ofreció.

—En serio no hace falta, sólo me quedan un par de calles—sonreí.

Ni a mí me convencían mis palabras, miraba la tormenta a mi alrededor y me horrorizaba. Escuché un trueno y casi salto del susto. Siempre odié los truenos, de pequeña me metía debajo de las sábanas y me tapaba los oídos. Los años pasaron y sigo siendo la misma cobarde.

—¿Segura? Porque vivo por aquí cerca, no me molestaría caminar un par de cuadras más—dijo risueño. Qué suerte que no se burló de mi estúpido miedo por los truenos, es muy cortés para eso.

—Está bien—chillé y me metí bien debajo del paraguas.

El camino fue bastante silencioso, puesto que la el ruido que provocaba la tormenta era ensordecedor. Cuando llegamos al edificio nos refugiamos debajo del techo de la entrada para protegernos del agua.

—Aquí es—le avisé—Gracias por acompañarme.

—Lo que sea por la gran Alexandra Crawford—bromeó.

La tormenta cada vez estaba peor y ahora caía granizo. Me daba lástima que Andrew tuviera que salir con este clima siendo que se ofreció a acompañarme para que no me mojara.

—¿Por qué no te quedas en el hall hasta que pase un poco la tormenta?—pregunté.

Andrew volteó hacia la calle a observar el gran alboroto que había allí e hizo una mueca.

—Supongo que cinco minutos no harán nada—dijo y accedió a entrar al edificio.

Nos sentamos en los sillones del hall. Moría por cambiarme de ropa; pero me parecía de mala educación dejarlo aquí solo.

—¿Venías de la Sede?—señalé su vestimenta.

—Sí, hay mucho trabajo últimamente—suspiró.

—¿Aún no resuelven el caso de Richard O'Connelly?—pregunté interesada en el tema. En las noticias no había vuelto a aparecer su nombre.

Andrew negó con la cabeza y su mirada se tornó en preocupación.

La Lista de Muerte (2° parte de El Campamento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora