Capítulo 38: La Traición

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Alex

La noche se me estaba haciendo cada vez más tortuosa, había presenciado diez interrogatorios, varias torturas y hasta ahora, un asesinato. Turner había enviado a buscar a Jackson, se metió en problemas, fue lo primero que le dije que no hiciera.

Apenas sucedió esto, Turner mandó a buscar a Patrick para interrogarlo. Hacía rato venía buscando la forma de salir de aquí para sacar a Natalie, pero no tenía idea de dónde estaban y Turner me tenía acorralada.

Patrick ingresó a la habitación enviándoles una mirada despectiva a los guardias que lo trajeron. Luego se sentó, acomodándose el pelo hacia los costados, forcejeando un poco con las esposas.

Turner, quien no solía hacer los interrogatorios, ahora le pidió al interrogador dejar la habitación y se sentó ella del otro lado de la mesa.

—¿Qué tipo de contacto tiene con su hijo?—le preguntó Turner.

—¿Jackson?—preguntó Patrick confundido—Ninguno, el chico no me habla.

—¿Cree que puede ayudarnos a encontrarlo?—preguntó Turner.

—¿Qué hizo ahora?—preguntó Patrick preocupado.

—Se vistió de guardia y atacó a tres de mis hombres en el puente—respondió Turner lanzando un suspiro de cansancio—¿Usted podría ayudarnos a localizar a su hijo?

—Como les dije, no tengo ningún contacto con él, no sé dónde podría estar ni qué es lo que pretende—respondió Patrick sonriendo.

—Entonces terminamos aquí—dijo Turner y un guardia tomó a Patrick del brazo.

Su sonrisa se borró de inmediato de su rostro y se quedó pegado a la silla.

—Clarissa, sabes que yo no soy un enemigo de la Sede, déjame salir y puedo ayudarte a encontrarlo ¿cuándo los he defraudado?—Patrick mostró una de sus mejores sonrisas falsas y Turner se cruzó de brazos.

¡Maldito traicionero! Iba a entregar a Jackson para salvar su propio trasero.

Turner asintió con su cabeza y el guardia le quitó las esposas a Patrick. Este sonrió en alivio.

—No me defraudes, Lee—canturreó Turner.

Patrick salió de la habitación echándome antes una mirada, no me molesté en disimular mi malestar. A él no pareció importarle y salió sin decir nada más. Jackson tenía razón, Patrick es el enemigo en pinta.

Turner volteó hacia mí con los dedos cruzados.

—¿Y tú? ¿Qué puedes decirme?—preguntó Turner.

Negué con mi cabeza y ella levantó sus cejas.

—No sé dónde está—respondí. Es que realmente no sabía dónde estaba Jackson, se supone que se escondería hasta que lograra sacar a Natalie y a los miembros de prisión.

—¡Mentira!—exclamó y se levantó de la silla. Se me puso encima, su expresión era la de un demonio—Dime dónde está—me tomó del cuello.

—¡No lo sé!—levanté la voz desesperada. Me estaba enterrando las uñas en el cuello.

—Eres una mentirosa, nunca perdiste contacto con él—dijo—¿De qué se trata esto? ¿Es una trampa que planeaste con él?

—No—negué con mi cabeza—Yo fui quien le dijo lo de Donelly, no he hecho nada en su contra.

—Lo hiciste para salvar a tu novio; pero ya no necesito nada más de ti—dijo despectiva. Me presionaba cada vez más fuerte y comenzaba a ahogarme. Negué con mi cabeza, ella levantó las cejas con una sonrisa irónica—¿Tienes alguna otra información para darme?—no contesté, porque no tenía nada para contestar—Inútil—me ahorcó más fuerte aún y creí que terminaría por quebrarme el cuello—Aquí hay blancos o negros, no grises.

La Lista de Muerte (2° parte de El Campamento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora