Capítulo 9: El Desaparecido

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Salimos del auto y cuando estábamos por entrar a la casa vi que en la casa de enfrente había una silueta asomada por una de las ventanas y nos estaba observando. Jackson volteó hacia donde miraba y levantó la mano en señal de saludo. La cortina se cerró de repente.

—¿Quién era?—pregunté curiosa.

—La Señora Hooper, la persona más chismosa que algún día conocerás—respondió Jackson—Genial, mañana todo el barrio sabrá que pasamos la noche juntos—bromeó y le golpeé el brazo.

Entramos a la casa y estaban todas las luces apagadas, sólo entraba la luz de los reflectores de afuera.

—¿Quién dijo que pasaría la noche aquí?—fruncí el ceño y me apoyé sobre la puerta de entrada.

Jackson me observó en la oscuridad con una sonrisa traviesa en su casa. Se fue acercando a mí lentamente y me acorraló contra la puerta. Era increíble su facilidad para ponerme nerviosa.

—Estamos solos—susurró a mi oído logrando que se me erizaran los pelos de la nuca—Mi mamá trabaja toda la noche—volvió a susurrar.

Sin sacar sus ojos de mis ojos, me tomó la mano y comenzó a dar suaves pasos hacia atrás. Nunca sabía qué se traía en manos y eso me volvía totalmente loca. Me llevó hacia la sala de estar y allí se quedó observándome a través del resplandor que entraba por la ventana que daba hacia la calle.

—Aguarda aquí—dijo en el mismo tono de voz.

Jackson se acercó al reproductor de música y colocó un disco. Una música lenta comenzó a sonar por la casa. Luego volvió hacia mí y tomó mi mano otra vez. Comenzamos a bailar lentamente, sonriendo en la oscuridad. De vez en cuando reía de sus pasos torpes o nos chocábamos con algo.

Apoyé mi cabeza sobre su pecho y él me rodeó con sus brazos mientras continuábamos moviéndonos. Amaba cuando nos poníamos en esta posición, me hacía sentir protegida.

—Sabes que no me interesa lo que esa familia piense de ti ¿cierto?—preguntó Jackson—A mis ojos eres perfecta y no dejaré que nadie te haga sentir inferior.

Sabía que a él no le interesaba lo que nadie pensara de mí, me lo había demostrado demasiadas veces y no se había dado cuenta.

Levanté mi cabeza para volver a encontrarme con sus ojos y mi mente volvió otra vez a la discusión que tuve con mi papá esta tarde. El miedo invadía mi corazón otra vez. Decidí no decírselo ahora, no quería arruinar este momento.

Desearía que siempre fuera así entre nosotros, desearía que simplemente pudiésemos ser una pareja normal, que podamos vernos todos los días sin preocuparnos por la distancia, que podamos estar tranquilos sin que alguien nos quisiera separar o que nos quieran asesinar. Pero supongo que si no hubiésemos pasado por tantas cosas juntos, ahora no estaríamos aquí y tal vez ni siquiera nos amaríamos como nos amamos.

A la mañana siguiente desperté y Jackson tenía su brazo rodeando mi cintura. Me moví lenta y cuidadosamente y me quedé observándolo mientras dormía. Su respiración era pacífica y no pude evitar notar lo bello que se veía dormido. Un mechón de cabello negro caía sobre su frente, el mismo que él siempre está corriéndose inconscientemente cuando está despierto. Sus ojos comenzaron a abrirse lentamente y se llenaron de vida cuando se encontró conmigo.

—Buenos días—canturreé.

—Me observabas dormido—dijo soñoliento—Eres una acosadora—bromeó y me abrazó, volviendo a cerrar sus ojos.

—Tengo que ir a mi departamento.

—Quédate—se aferró aún más a mí—Puedes ir después.

La Lista de Muerte (2° parte de El Campamento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora