Capítulo 17: El Homenaje

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Este libro nació en dos minutos y treinta segundos

Alex

El Coliseo se encontraba varios kilómetros más atrás de un basurero, el mismo en el que encontraron el cuerpo de Walter Barrows, en un descampado. Cuando los hombres de Carter vinieron de día, sólo se encontraron un enorme descampado y no pudieron localizar el lugar, por lo que mi plan para encontrarlo se hizo más útil, ir de noche.

Conmigo venían Noah, Becca, Lucas, Bill y Brianna, éramos los encargados de dar la señal a los otros.

Del basurero llegamos al anfiteatro en motos viejas, pues no podíamos aparecernos allí con vehículos de la Sede Central. Dejamos las motos en una simulación de estacionamiento que habían armado en la entrada y fuimos caminando hacia la boletería, la cual sólo era una mesa roja llena de musgo y detrás de ella había un hombre que daba las entradas.

Todos llevábamos las bocas cubiertas con los pañuelos y, para mi sorpresa, no éramos los únicos. Al llegar a la fila para comprar las entradas, nos encontramos que toda la gente llevaba disfraces relacionados con las serpientes, serpientes de hule colgadas al cuello, cabezas de serpientes, algunos se habían puesto colmillos en la boca o se habían pintado la cara simulando la piel de serpiente, había unas mujer que se había puesto pupilentes de ojos de reptil. Algunos llevaban copias de los pañuelos que habían hecho ellos mismos, pero los nuestros eran los mejores, ya que eran los originales.

Brianna encajaba a la perfección con este lugar, la mayoría de la gente aquí tenía los pelos de colores y se vestía de forma desaliñada y oscura como ella.

Al lado de la boletería había un puesto en el que vendían comida y serpientes de hule, estaba lleno.

—No espero para ver a quién traerán esta noche—comentaba un hombre muy gordo detrás de nosotros mientras comía palomitas de maíz compradas en el quiosco—De seguro es alguno de los Lee, el padre o el hijo, fueron los que estuvieron más metidos en el caso.

—El hijo más que nada—dijo la mujer a su lado que iba vestida con un pantalón corto de cuero que parecía que iba a estallar en cualquier segundo—Pero también creo que podría ser Drake Lovren, fue la serpiente que los traicionó.

—No lo creo, ese está en prisión y dudo que dure mucho ahí, si es que sigue vivo—dijo el hombre mientras masticaba desagradablemente sus palomitas y se quedaban restos en el enmarañado bigote.

—Yo creo que si es uno de los Lee, debería ser el padre, oí que el chico salió hace sólo un año de la escuela, es pequeño para terminar aquí—comentó una mujer, que a pesar de que tendrá unos sesenta años y estaba muy arrugada, usaba pantalones cortos y musculosa suelta.

—Será muy joven aún; pero en unos años será igual que el padre y no le temblará el pulso si tiene que matarnos a alguno de nosotros. Así es esta gente, no hay que tenerles lástima ni porque sean pequeños—gruñó el hombre gordo.

Apreté mis puños, quería darme vuelta y decirle que no todos los espías son corruptos; pero eso sólo me delataría.

Cuando llegamos a la boletería, mi vista se plantó en un cartel que tenía la frase "No a la corrupción, sí a la justicia" Entonces eso era lo que creían que hacían con nosotros, justicia.

—¿Comprarán los boletos o no?—preguntó una voz gruesa y ronca. Noah me golpeó el brazo con su codo para indicarme que el hombre de la boletería nos hablaba a nosotros.

Los otros también se habían quedado distraídos mirando el cartel.

Me apresuré a sacar el dinero de mi bolsillo y a entregárselo al hombre.

La Lista de Muerte (2° parte de El Campamento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora