Las puertas del elevador se abrieron y salimos al sexto piso de la Sede Central. Una vez allí, revisamos que el pasillo estuviera despejado y enviamos el elevador al piso de la prisión para que subieran.
Cuando todos ya estuvieron aquí arriba, emprendimos nuestro camino hacia la planta baja, donde se encontraba el elevador de la Junta Directiva.
—Para llegar al elevador tenemos que pasar por el pasillo cinco—explicó Patrick—Estudié los planos—sonrió complacido.
—Lo sé—respondió Jackson—He subido.
Patrick se quedó callado y continuó caminando con su pistola en mano.
Noah no habló en todo el camino, ni una mueca hizo. Parecía sumido en un pensamiento profundo que comenzó a desesperar a Becca. Mientras caminábamos, me acerqué a él y le toqué el brazo. No me atreví a preguntarle si estaba bien, porque por supuesto que no lo estaba. Él siempre tenía algo para decirle a los demás, pero ahora que necesitaba que nosotros se lo dijéramos, nadie sabía que decir. Era claro que él no quería hablar con nadie, pero él se acercó a mí cuando Gracie murió, y eso que ella fue su amor, él me convenció de que me quedara en Londres y que no dejara a Jackson.
Noah, al sentir mi tacto, pareció despertarse. Sus ojos seguían rojos y se veía bastante demacrado. No era la misma mirada dulce que yo había conocido, había tanto enojo y tristeza en su ser que estaba irreconocible. Él me palmeó el brazo con la mano y asintió con su cabeza. Entonces comprendí que Noah era distinto, no necesitaba que le dijeran palabras de consuelo, el silencio lo era todo para él. Jackson era todo lo contrario, tal vez por eso eran mejores amigos.
—Ya llegamos, prepárense—avisó Patrick.
Los que íbamos armados, creamos un círculo de protección entre los miembros de la Junta y Natalie. El pasillo cinco estaba apenas iluminado con las luces de emergencia y era un recorrido de cien metros hasta el elevador oculto.
Comenzamos a recorrerlo a paso rápido, pero suave, apuntando en todas direcciones en caso de que aparecieran guardias en las ramas del pasillo. Entonces fue cuando sentimos el ruido, al menos una veintena de guardias apuntándonos desde atrás.
—¡Corran!—les grité a los miembros.
Mientras que ellos salieron disparados para el elevador, nosotros nos alineamos de ancho a ancho del pasillo. Miré a Jackson, esto era la muerte segura. Eran al menos veinte guardias contra siete que éramos nosotros.
—¡Abran paso!—gritó una voz detrás de nosotros.
Volteé hacia atrás y vi a dos guardias blancos con una ametralladora. Eran Brianna y el general Carter. Casi lloré de emoción cuando los vi. Corrimos detrás de ellos y comenzó el tiroteo. Carter disparaba la ametralladora y Brianna se colocó a su lado, disparando también. Bill volteó hacia atrás y comenzó a disparar como si fuese el último día de su vida.
Los demás nos escondimos detrás de los pasillos perpendiculares a este y ayudamos a Brianna y Carter.
Jackson estaba frente a mí, mientras que los demás se quedaron más atrás. La ametralladora había destruido casi toda la pared que estaba detrás de los guardias y apenas se podía ver por el polvo que había. Disparé dos veces en el chaleco de un guardia que estaba por acercarse a la ametralladora y este cayó al suelo. Así hacía con todos.
Cada vez comenzaban a aparecer más guardias y ya pronto nos veíamos encerrados.
—¡Sácalos de aquí!—gritó el general Carter a Brianna.
—¡No lo dejaré solo!—gritó Brianna mientras disparaba a tres guardias con una puntería increíble.
—¡Moriremos todos!—le gritó.
Brianna volteó hacia nosotros y nos indicó que corriéramos con ella. Salimos de los pasillos y comenzamos a correr hacia adelante, volteando constantemente para disparar hacia atrás. Carter se las estaba arreglando para detenerlos con la ametralladora y pronto se vio rodeado de guardias que le dispararon por todas partes.
Brianna levantó su brazo hacia él y trató de correr a ayudarlo, pero Patrick la detuvo, pues Carter ya estaba muerto. Había recibido al menos veinte disparos en todo el cuerpo, sólo por ayudarnos.
Continuamos corriendo mientras salían guardias negros de todos los rincones. Una bala se estrelló justo al lado de mi pie, entonces perdí el equilibrio y me caí. Un guardia me alcanzó y me tomó de los pies para comenzar a arrastrarme hacia atrás.
Pegué un grito y Jackson me tomó de las manos y comenzó a tironear hacia adelante. El guardia sacó su arma y me apuntó a la cabeza. Jackson fue más rápido y le disparó en el pecho, sobre el chaleco. Luego me volvió a tomar de la mano y me levantó prácticamente de un tirón del suelo antes de que vinieran más.
Casi sin poder creerlo, habíamos llegado al portón metálico que protegía el elevador. Gower nos abrió el portón y pasamos. Con el portón cerrado, ya podíamos tranquilizarnos. Natalie, Brennan y Gilbert no estaban aquí, ya que debieron haber subido. Este elevador era el más grande que tenía la Sede, así que pudimos entrar todos sin problema.
Al llegar a la habitación con la fuente de los leones, nos encontramos con Natalie y Brennan sosteniendo a Gilbert, quien emitía sonidos de dolor. Tardamos un rato en notar la mancha de sangre en su camisa, le habían disparado en el costado del estómago. Con una servilleta de tela le apretaban la herida, la cual sangraba a chorros.
—Morirá si no lo ayudamos—dijo Natalie con la voz quebrada. Sus manos, manchadas de sangre, temblaban mientras presionaban la herida.
Jackson corrió hacia él y se agachó para inspeccionarle la herida y, por su cara, no le gustaba lo que veía. Mientras tanto, Gower había sacado una botella de whisky de una repisa y comenzó a beber del pico.
—Necesito un botiquín—dijo Jackson mirando a Gower—¡Muévase!
Bill le quitó la botella de un tirón y Gower fue corriendo a buscar el botiquín. Bill se asomó a ver la herida y puso cara de espanto, para luego darle un trago largo a la botella.
Me acerqué a Jackson y me agaché a su lado. Gilbert aullaba de dolor mientras Brennan le sostenía la cabeza. Gower volvió al rato con un botiquín metálico en sus manos y lo dejó al lado de Jackson.
—¿Le sacarás la bala?—susurré a Jackson.
—Lo he practicado—se explicó mientras tomaba un desinfectante de manos. Lo miré dudosa. Una cosa era la teoría y la práctica que nos daban en la Academia; pero Jackson no había quitado una bala real en su vida—Sácalos a todos de aquí. Patrick…
Patrick, quien se había apoyado de cara contra la pared, volteó hacia Jackson y corrió hacia él.
—Déjame a mí—dijo Patrick, tomando el desinfectante y el paquete donde se encontraba la aguja y el hilo.
Natalie se levantó del asiento y le ordenó a todos que pasaran a través de la fuente de los leones. Yo, incluida, salí con el resto. Al menos ahora estaba más tranquila que Patrick se encargaría de coserlo y Jackson sólo lo ayudaría. Patrick tenía mucha más experiencia, había hecho esto antes.
La fuente se cerró y nos quedamos en la habitación con la mesa en forma de medialuna. Brennan no dejaba de llorar y preguntarse cómo le estaría yendo a Gilbert.
Brianna se había sentado en el suelo con la espalda apoyada sobre la pared, aún abrumada por la violenta muerte del general Carter. Con lo de Gilbert, ni siquiera habíamos tenido tiempo para comunicarle a Natalie, la cual ahora estaba muy ocupada tratando de salvar a Brennan de un ataque psicótico, lo único que nos falta ahora es que se vuelva loco otro miembro de la Junta.
Gower se había sentado sobre su sillón en la mesa a abrir otra botella de licor. Bill se sentó a su lado y comenzaron a beber juntos. Becca miraba la situación muy disconforme y mientras tanto le susurraba sus quejas a Lucas.
—¿Cómo es que aún tienen acceso al elevador?—preguntó Noah varios minutos más tarde a Gower. Su voz sonaba tan apagada.
La puerta necesitaba identificación ocular, creí que Turner había despojado a los miembros de todo su poder dentro de la Sede.
—Supongo que Clarissa nunca se imaginó que podríamos escapar de la prisión—respondió Gower en tono irónico y le dio otro largo sorbo a la botella.
De pronto, Brianna se levantó del suelo y se colocó en medio de la habitación.
—Carter ha muerto—comunicó a todos—Los guardias negros tienen su cuerpo.
Carter murió salvándonos a todos y ahora ni siquiera teníamos su cuerpo como para hacerle una despedida digna. El padre de Noah luchó peleando por sus ideales y ahora su cuerpo estaba en un pozo. A ellos nadie los sostuvo mientras se iban, nadie los tapó ni les besó la frente. Incluso en mi mente sonaba tan injusto como egoísta.
—No podemos quedarnos quietos—continuó Brianna—Sé que hemos tenido muchas pérdidas, pero ahora mismo hay un montón de gente muriendo allá abajo y si no terminamos con esto rápido, así seguirá siendo—señaló el suelo con el dedo índice y observó con detenimiento a Gower y Bill, que pararon de beber.
Esta noche estaba cargada de muerte y lo único que pasaba por la cabeza de todos es que cualquiera de nosotros podría ser el próximo. La Sede era un campo minado: un paso en falso y pierdes.
Para mi sorpresa, todos le estaban prestando mucha atención, incluso Brennan había parado de lloriquear.
—Carter creó una resistencia apenas vio lo que estaba sucediendo. En la Ciudad Tecnológica estamos del lado de usted, señora Directora—contó Brianna mirando a Natalie.
—Creí que habían desplazado a todos mis guardias—comentó Natalie con cara de confusión. Yo había estado con ella cuando vimos cómo capturaban a los guardias blancos.
—Eso creyeron—sonrió Brianna—Carter salvó a todos los que pudo y los llevó a la Ciudad Tecnológica. Allí los estuvimos protegiendo, es el único lugar en la Sede que Turner no puede controlar.
—¿No es ese lugar al que le llaman La Cueva?—preguntó Bill curioso—Dicen que los de ahí son todos unos ñoños. Nunca se me habría pasado por la cabeza que tú eras de ahí—Brianna rió irónica y se puso las manos sobre las cadera.
—Espera—la interrumpió Becca abruptamente y la señaló con el dedo índice—¿Por qué se escondieron? Con la tecnología que tienen ahí podrían habernos ayudado y ganado—dijo en tono violento.
—No es tan simple como crees—dijo Brianna tratando de disimular su malestar hacia Becca—La Ciudad Tecnológica sin duda tiene más tecnología que Turner, pero sólo son científicos, la mayoría no sabe luchar. Además, Turner tiene un ejército, y los guardias que logramos poner a salvo no llegaban ni a un cuarto de los guardias negros. Así que nos contactamos con el exterior y pedimos ayuda.
—¿Cómo? Creí que Turner había cortado los medios de comunicación de todo el área—pregunté esperanzada.
—Turner cree que maneja la Sede, pero lo cierto es que nosotros lo hacemos—dijo Brianna sonriendo complacida—Cuando llegue la ayuda, abriremos las puertas, pero primero, hay que sacar a Turner del poder.
Ahora miró a los miembros de la Junta, quienes la miraban sorprendidos de lo que acababan de descubrir sobre la Ciudad Tecnológica. Sin duda, a los miembros de la Cueva se les había hecho muy fácil hacerse pasar por tontos frente a toda la Sede, ahora ellos eran los que se les estaban riendo.
Media hora más tarde, la fuente comenzó a girar del otro lado de la pared y entró Jackson por el agujero. Todos se levantaron de sus asientos esperando su diagnóstico.
—Ya está listo—dijo Jackson.
Brennan pegó un salto de alegría y corrió hacia la puerta para ir a verlo. Gower, Natalie y yo salimos detrás. Gilbert estaba recostado sobre el sillón con la camisa ya puesta y estaba despierto. Se veía muy débil y adolorido. Patrick estaba juntando todos los trapos con sangre y poniendo los materiales nuevamente en el botiquín.
—Hay que activar el código ARBI ya—dije a Natalie en voz baja, recordando el código de emergencia para sacar a Turner del poder y por ende, que deje de controlar la Sede.
—No puede moverse—intervino Patrick.
—Tal vez no sea necesario—dije.
Gower, que se había unido a la ronda, hizo una mueca con su boca y se pasó la mano por el bigote.
—Me temo que sí—dijo—Sólo podemos activarlo desde dentro de la sala azul.
Me acerqué a Gilbert y me arrodillé sobre el suelo para estar a su altura.
—Señor, necesito saber si se encuentra en condiciones para moverlo—le dije.
Él se acomodó haciendo muecas de dolor y asintió con su cabeza. Volteé hacia los demás con mirada dudosa. No es que quisiera obligarlo a nada, pero no podíamos esperar más tiempo.
Trajeron uno de los sillones de la sala azul, los cuales tenían rueditas, y entre tres hombres lo ayudaron a subirse al sillón. De allí lo llevamos a la sala azul, donde Brennan y Gower lo estaban esperando, parados en medio de la sala, donde había una columna que sobresalía del suelo y se elevaba un metro hacia arriba. Las veces que he estado aquí, nunca me detuve a preguntarme qué era esa columna.
Los demás salieron de la habitación, habían atacado la mesa con cosas dulces de la entrada. Me quedé dentro del cuarto azul con Natalie y Jackson. Los tres nos quedamos en un costado, observando curiosos.
—¿Listos?—preguntó Brennan. Los dos hombres asintieron y los tres colocaron sus manos sobre la base de la columna.
De pronto, la columna se iluminó como un foco, las pantallas que mostraban cada rincón de la Sede se pusieron blancas y en ellas mostraban las siglas ARBI en negro. Los miembros no parecían estar muy seguros de lo que hacían, puesto que sólo habían estudiado el protocolo.
—Ahora cada uno tiene que decir su nombre—dijo Brennan, acercando su cara a la columna—Nicolette Moriah Brennan—dijo a la columna. Luego levantó su cara hacia Gower, quien hizo lo mismo.
—Henry Frederick Gower—dijo.
Brennan se acercó a Gilbert y le dio vuelta el asiento para que pudiera estar más cerca de la columna.
—James Gilbert Monroe—dijo en voz bien alta.
Brennan volvió a acomodarlo y volvió a su lugar en la columna.
—No nos permitirá avanzar sin la confirmación de voz de Donelly—observó Gower.
Brennan acercó otra vez la cara a la columna, mirando a Gower con ojos dudosos.
—Informamos el deceso de Arthur Lloyd Donelly a manos de nuestra líder, Clarissa Turner—dijo Brennan, marcando bien cada palabra.
La máquina tardó unos segundos en responder, pero finalmente, una luz les escaneó la cara a cada uno de los miembros. Las fotos de Brennan, Gower, Gilbert y Donelly aparecieron en la pantalla grande; sin embargo la de Donelly salía más oscura que las otras. Luego comenzó a hablar una mujer dentro de la máquina.
—Bienvenidos a ARBI, su código de salvación, diga en voz alta los códigos para proceder—dijo la máquina y se calló.
—Código Solemne, Código Vestigio, Código Arrebol, Código Fonema—enumeró Brennan.
—Código Solemne, traición, toma absoluta del poder; Código Vestigio, asesinato o daño a otro miembro de la Junta o de la Sede; Código Arrebol, uso indebido del sistema; Código Fonema, atento de destrucción de la Sede—repitió la máquina—¿Es correcto?
—Correcto—dijeron los tres al unísono.
La máquina parpadeó una vez y las pantallas que mostraban cada rincón de la Sede se apagaron de repente.
—Para terminar el proceso, deberán designar a un nuevo líder. Este debe reunir las condiciones y capacidades necesarias—dijo la máquina.
Los tres se miraron entre sí. Por un segundo creí que se pelearían por esto, pero ninguno dijo nada. En realidad creo que no estaban al tanto de esa parte y los agarró tan desprevenidos como a mí.
—Creo que los tres estaremos de acuerdo en que Gilbert es el más apto para el puesto—observó Brennan.
—Yo no postulo para el cargo, ni tampoco lo quiero—dijo Gilbert osco. Gower y Brennan lo miraron como si no supiesen de lo que estaba hablando—Tengo problemas al corazón, sólo Turner lo sabe. Ese cargo es mucho para mí y quiero estar vivo para cuando me retire dentro de ocho meses. Mi retiro es oficial y no hay vuelta atrás.
Gower tenía problemas con el alcohol, por lo cual los no obtendría el voto de los otros dos y Brennan era más inestable que un adolescente, motivo por el que tampoco votarían por ella. Ahora se encontraban en una encrucijada, ya que con cualquiera de los dos miembros disponibles para el mando, la Sede sería un caos.
—¿Y por qué no asume ahora y luego renuncia?—pregunté a Gilbert.
—La cabeza de la Junta tiene que estar al menos un año en el cargo, por eso no postula—explicó Natalie.
—Y nosotros dos no reunimos los puntos necesarios para el cargo—aportó Gower en tono casi de broma—El que sí postulaba era Donelly.
—¡Natalie, tú tienes que postularte!—exclamó Jackson. Natalie lo miró aterrada, como pidiéndole que se callara. Los tres miembros se lanzaron miradas afirmativas entre sí—No me mires así, siempre lo has querido.
—No soy parte de la Junta—dijo Natalie.
—No es necesario—dijo Gower, extendiendo el bigote abanicado en una sonrisa—La única condición que ARBI requiere para elegirte, es ser director. Lo de ser líder de la Junta o no es algo subjetivo, la máquina no está hecha para evaluar capacidades humanas.
—De hecho, Turner no te quiere porque siempre creyó que le sacarías el puesto—susurró Brennan como si temiera ser escuchada por Turner.
—La Academia nunca tuvo un mejor director, estoy seguro de que vendrían muy buenos tiempos para la Sede si aceptas—aportó Gilbert.
Jackson estaba que babeaba, siempre dijo que Natalie sería miembro de la Junta algún día y que las cosas cambiarían. Natalie miró la cara de orgullo de su ahijado y decidió acercarse a la columna.
—Estaremos felices de trabajar con usted—dijo Brennan juntando sus manos y acercándose a la columna otra vez—Designamos como nuevo miembro a Natalie Edith Humphrey, a quien también hemos decidido otorgar los beneficios de líder de la Junta Directiva—dijo a la máquina.
En la pantalla grande apareció la foto de Natalie y su historial, el archivo que dice que es directora, la fecha en la que asumió y la fecha en la que debería abandonar el cargo, el cual expiraba en seis meses. Finalmente y luego de varios segundos de tortuosa espera, aparecieron las palabras “Apta” en la pantalla.
—Bienvenido a la Junta Directiva—dijo la máquina y se apagó. Las luces volvieron a su tono normal y las pantallas volvieron a mostrar a la Sede y la Academia. La columna se oscureció otra vez y las siglas ARBI desaparecieron de ella.
Natalie sonrió y se abrazó a Jackson. Natalie ahora era la persona más poderosa de la Sede Central. Será triste ver a otra persona ocupando el cargo de Director, aunque supongo que los alumnos estarán muy felices.
—Señoras y señores, acabamos de derrocar a Turner—anunció Gower.Nota de la Autora:
No me vayan a decir que es corto porque excede en 1200 palabras al máximo aconsejado por Wattpad.
¿Y si hacemos de este capítulo el más votado y comentado de la historia y le demostramos a Wattpad que esta equivocado?
#unanse.a.la.causa
#los.capitulos.largos.también.son.buenosSaludos!!!!
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La Lista de Muerte (2° parte de El Campamento)
Teen FictionEste es el tercer libro de la trilogía El Campamento y antes de leerlo les recomiendo haberse leído Jackson (derivado de El Campamento que trata sobre el personaje homónimo) Sinopsis: Al final del primer libro, Alex y Jackson decidieron continuar co...