A la noche sucedió algo que no contaba con encontrarme. Era alrededor de la una de la mañana y no podía conciliar el sueño, lo mismo me había pasado las dos noches anteriores. Estaba dando vueltas en la cama y escuché llantos provenientes de la planta baja. Di un salto de la cama y me acerqué a la puerta de la habitación, asomé el oído y creí escuchar una voz, no entendía lo que decía. Entonces abrí la puerta lentamente, sin hacer ruido, y comencé a caminar sigilosamente por el pasillo, guiándome por el ruido. Llegué a las escaleras y el llanto allí se escuchaba más claro, mientras que la voz era un susurro. Puse mi pie en el primer escalón y comencé a bajar cuidándome de que nadie me viera. Una vez que llegué abajo, me asomé por la cocina y allí estaban Natalie y Elena sentadas a la mesa.
Elena estaba apoyada en la mesa con los codos y a su lado tenía una botella de licor casi vacía. Ella era la que lloraba y me llevé una imagen totalmente distinta a la Elena que había conocido. Esta era la imagen de una mujer destrozada y arruinada por el alcohol. Natalie estaba a su lado sosteniéndole un brazo.
—Tienes que ser fuerte—le decía Natalie. Su tono era suave, pero también tenía un deje de regaño—No puedes volver a caer en esto, Elena, Jackson te necesita.
—Jackson necesita una madre de verdad, no una alcohólica—sollozó Elena—Si no fuera porque lo descuidé en el pasado, él no habría tenido que andar por la calle y ahora no se lo habrían llevado. Le arruiné la vida.
—Dices eso porque estás ebria—espetó Natalie enojada y le tendió una servilleta para que se sonara la nariz—Hace un año y medio que no bebes y no recaerás ahora ¿me escuchaste?—Elena asintió mientras se sonaba la nariz—Y jamás vuelvas a culparte de ser una mala madre porque eres la madre más maravillosa que he conocido y Jackson te ama más que a nadie en el mundo.
—Bueno, ya no estoy tan segura de eso último—rio Elena y se limpió los ojos con la mano.
Apenas escuché esas palabras supe que se trataba de mí y sonreí de oreja a oreja.
—Están enamorados. Me recuerdan a nosotras cuando éramos jóvenes.—musitó Natalie con voz soñadora—Míranos ahora ¿quién diría íbamos a terminar solteronas y criando a un niño juntas?—ambas comenzaron a reír.
Siempre dicen que el amor a esta edad no dura mucho porque aún no somos lo suficientemente maduros y es de estos amores de los que vamos aprendiendo para luego de cometer mil errores, encontremos a nuestro verdadero amor. Jackson y yo éramos muy jóvenes, pero asimismo habíamos pasado por muchas cosas que las parejas normales ni si quiera se imaginarían, en otras palabras habíamos pasado por problemas muchos más serios que la mayoría de la gente y tuvimos que madurar de golpe para poder afrontarlos.
—No puedo perderlo a él también, no soportaría perder a otro de mis bebés—dijo Elena mientras las lágrimas se resbalaban nuevamente por su demacrado rostro. Natalie se abrazó a ella.
—Jackson ya es un hombre, sabe defenderse—la consoló Natalie.
Al otro día desperté confundida, había olvidado que me había quedado en casa de Natalie la noche anterior. Me levanté y me coloqué la misma ropa que tenía puesta anoche. Bajé las escaleras y me encontré nuevamente en la sala de estar, giré hacia la derecha y me metí a la cocina, donde Elena estaba preparando el desayuno.
—Buenos días—saludé tímidamente.
—Alex, querida, siéntate a comer algo—dijo dulcemente.
Aún tenía presente la horrible imagen de Elena estando ebria anoche. Ahora se veía mucho mejor, aunque en su rostro se notaban varios signos de resaca.
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La Lista de Muerte (2° parte de El Campamento)
Teen FictionEste es el tercer libro de la trilogía El Campamento y antes de leerlo les recomiendo haberse leído Jackson (derivado de El Campamento que trata sobre el personaje homónimo) Sinopsis: Al final del primer libro, Alex y Jackson decidieron continuar co...