Capítulo 31: Acuerdo de Paz

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Jackson me había propuesto huir juntos, lejos de todo. Realmente sonaba tentador, siempre quise huir lo más lejos posible de mi vida, ser normal, y ahora podía ir con la persona que más amaba. Pero no podía simplemente huir de mi destino.

Jackson me había tomado la mano y ahora esperaba a que le diera una respuesta. Me encantaría gritar que sí, darle fin a toda esta tortura de una buena vez.

—No podemos—dije al fin. Su mirada se entristeció y corrió la cara. Luego se levantó del suelo y fui detrás de él—¿A dónde vas?—pregunté.

—¡Es que a veces siento que te arrepientes de haberme conocido! Y tiene lógica, porque tu vida sería mucho más simple sin mí—dijo volteando de golpe.

—¿Cómo puedes decir eso?

—Estoy dispuesto a dejarlo todo por ti, para darte una vida mejor, para que puedas ser feliz. ¿Qué no ves que estoy intentándolo?—se tocó el pecho—Me lo vuelves muy difícil.

—Yo también quiero que seamos felices—me puse también las manos sobre el pecho, por alguna razón sentía unas ganas tremendas de llorar con sus palabras—Pero no podemos simplemente huir y dejar todo atrás. La vida no es así de simple.

—Yo sólo quiero estar contigo, para mí es así de simple—dijo tajante—No podía pasar un segundo más lejos de ti, por eso volví, y no dejaré pasar otro segundo. Ya siento suficiente culpa por dejarte ir, porque si hubieses estado a mi lado nunca hubiese permitido que te sucediera toda esta mierda—su voz se quebró y se mordió el labio inferior.

Me acerqué a Jackson, le tomé las mejillas y dejé un beso corto en su frente. Él se agarró a mis brazos con ambas manos y bajó la mirada a sus pies.

—No quiero ni imaginar lo que habría sido de mí si no hubieses llegado—susurré. Él levantó la mirada y se encontró con mis ojos mirándolo fijamente. La luz del farol iluminaba su rostro y dejaba ver el moretón que pintaba su mejilla con tonos violáceos—De lo único que no me arrepiento en mi vida es de haberte conocido. Mira lo que haces por mí—pasé mi dedo pulgar muy suavemente sobre el área machucada.

—Se metieron contigo—susurró él negando con su cabeza—Además no es nada, ni siquiera sé en qué momento me golpeó.

Pues no, a Jackson pareciera que lo hubieran golpeado con un algodón comparado con el otro hombre. El otro terminó desfigurado, dudo que recupere su rostro anterior. Fue un milagro que sobreviviera y ojalá se hubiera muerto, pero la muerte no es un castigo, sino la última opción en la lista de una persona que ya no tiene opciones. Con el rostro así, dudo que dure mucho en la cárcel.

Aún seguía un poco impresionada de esa noche, fue la primera vez que vi a Jackson demostrar ese lado violento de él frente a mí. Y ahora estaba aquí, con la cabeza apoyada en mis manos y no era la misma persona que esa noche golpeaba a matar. Era increíble cuán fuerte y frío Jackson podía mostrarse con el resto del mundo y cuando estaba conmigo era alguien dulce, incluso cuando sonreía se transformaba en otra persona.

—Empecemos de cero—le dije y pareció animarse—Pero quiero que hagamos las cosas bien esta vez. No quiero seguir huyendo.

—Entonces ¿vendrás conmigo?—preguntó con una sonrisa.

—Sí—respondí—Pero primero le contaré todo a mi padre y me gustaría que estés ahí—ya no parecía tan feliz—No te estoy pidiendo que te lleves bien con él, sólo que lleguen a un acuerdo de paz. ¿Por favor?

Jackson tensó la mandíbula y se colocó ambos brazos sobre la cintura.

—¿Cómo quieres que hable con él si cada vez que abro la boca, él y el sabueso de tu amigo me atacan?—preguntó fastidiado.

La Lista de Muerte (2° parte de El Campamento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora