El corazón es el peor enemigo de nosotros, los esclavos de la soledad.
Bajo la mesa la mano de Helios estaba sobre mi regazo, eso me daba una cierta agonía, porque ha quería que la noche acabe para ir con él al cuarto.
El problema que tengo ahora, es que solucionado mi tema con Helios, crece el drama con Lior, quien no ha despegado los ojos de mi desde que me senté a lado de Helios, y ni hablemos de Hugo, quien sentado del otro extremo de la mesa parece una sombra andante. Imagino que debe ser horrible verme a lado de la persona que más odian, pero al fin y al cabo, esta es la realidad a la cual los enfrentamos todos.
A duras penas logré zafar las preguntas de Helios sobre qué es lo que haré cuando esto a cabe, y me costó horrores decir que no a su propuesta, pero por todos los santos, no estoy para esas cursilerías, no ahora, y creo que nunca.
Miró a Tamirá quien está sentada al otro lado de Helios y quiero pedirle que se largue, pero hay algo que necesito preguntarle ahora mismo.
—¿Te gusta Helios?— directo, sin anestesia, lo único que quería era tener una respuesta.
Liza quien estaba a mi lado no puede evitar reír a carcajadas, y quiero entender por qué, cuando la hermana de Helios pone una mano en mi hombro y señala a Tamirá quien también ríe por la expresión de la chica.
—Esa misma pregunta se la hice yo... Y la respuesta....uufff—toma aire—La respuesta que me dio fue genial, a ver... dicela por favor.
Helios miraba divertido la escena, mientras cortaba un trozo de carne asada y la llevaba a su boca, luego bebía agua, se atajaba la risa.
—Me gusta un Anta—dice la chica y la colera me invade—Pero no es...
—Mi hermano...—completa Liza con una carcajada y mis neuronas enloquecieron.
—¡Mierda! ¿de verdad? —mi pregunta era más para Helios que para la chica quien me guiña el ojo. Helios afirma mientras sigue comiendo y no puedo creer que Tamirá este enamorada de Gizah, no lo veía así.
—Tú también me gustas —dispara Tamirá y me quedo congelada—Pero soy buena amiga, no le haría eso a mí Helios.
Al instante siento que mis mejillas se ruborizan. Si bien estoy acostumbrada a gustar, Tamirá me dejó en desconcierto, lo peor es que lo dice en serio, y eso hace que me sienta más incomoda aún.
Helios me planta un beso en la mejilla, y con una mano empuja mi mandíbula para que se cierre de una vez. Lo miro sorprendida mientras Liza sigue matándose de la risa. Con este gesto mi mente vuela, y recuerdo aquella cena que tuvimos en la casa de la tía Vicky antes del viaje a Ojo de mar, yo veía como Helios trataba a Dara, o mejor dicho como ellos se llevaban yo los observaba con miedo, celos y dolor, tal como Fer está mirando a Liza ahora, se siente el deseo de estar a su lado, y se huele su corazón roto.
De esa misma manera como miraba a Helios en ese entonces, Lior me observa a mi, y me doy cuenta que la vida es un ir y venir de estados. Todos viven sus propios dolores, sus propios amores.
—¿Quieres ir a su lado?—pregunta Helios susurrando a mi oído, suena triste, dolido.
—No—miento en verdad no sé lo que quiero, no entiendo lo que mi cabeza quiere, y sé que no es amor, de verdad no es amor, porque sé que quiero a Helios con todas mis fuerzas, pero algo en mi interior me dice que debo estar con Lior, no sé si es el vinculo de muerte, o el de vida, lo que juega en mi contra, pero las cosas cada vez se hacen más complejas para mí.
—Bien—Dice plantándome otro beso en la mejilla, lo cual hace que me derrita por dentro. —Por que de todas maneras no te iba a dejar ir...
Sonrío, porque es un tonto, y sé que por dentro el sabe que sólo lo amo a él, pero quiere oirlo, quiere que se lo demuestre, sin emabrgo, no estoy en posición de hacerlo aquí, o ahora. Miro al cielo, en el momento justo, una lluvia de estrellas fugases me despiertan todos los sentidos.
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Las Luces el Sol y la Luna [Libro3]
FantasyLuego de la partida de Zafiro con Lior, Helios debe enfrentar el dolor que su corazón aqueja. Pero eso no es todo, ahora le toca volver al mando de los dominis, y fingir que nada ocurrió. La lucha entre los poderes se vuelve cada vez más clara, y...