Definitivamente lo hemos perdido todo, tu voz suena lejana, y tu Alma parece haberse apagado para siempre.
En mi cabeza pasan acordes, de alguna música que alguna vez hemos escuchado juntos, en esas incontables tardes en donde ella estaba tirada en la cama y yo iba a molestarla tirandme sobre su regazo, para tomar mi celular y pensar una y otra vez si le confesaba que me gustaba su mejor amiga.
Terminábamos hablando de mil otras cosas, menos lo que de verdad quería contarle. Mi hermana, mi hermanita ahora está tirada en el suelo siendo auxiliada por Ebe quien grita cosas que no entiendo, es sólo ruido, ruido y nada más.
—Pide que suelten la barrera y saltemos junto a Berenice—La voz de Tamirá se hizo legible cuando sus manos se apoyaron sobre mis hombros.
Intento contener las lágrimas de mis ojos y suelto un leve sí que sale de mis labios caso en forma de suspiro, intento no romperme pero cuando Saskia levanta las manos al aire para avisar que hay demasiado grafeno en el aire como para regresar el tiempo mis ojos se desatan y el agua cae.
—Suelten la barrera y vamos —ordeno mientras veo como Ebe comienza a mancharse la ropa y las manos de la sangre de mi hermana.
La mano de Nuri sostiene mi mano y ahora me arrepiento de no haberla hecho caso, ella me lo advirtió, me dijo que debía traer a René y me rehusé.
Tan pronto Fer me hace la seña de que el salto puede realizarse ordeno a Julia que asegure el patrón de energía de todos para que podamos hacer el salto sin miedo a que nos veamos afectados por el grafeno.
Configurar la ebergia de tantas personas no es fácil, pero como líder puedo hacerlo, los uno a todos a hilos de mi energía, y solo tengo que pensar en Ander y Zafiro, para que al segundo todos estemos en el patio de Alexandra.
Al fin los murmullos se hacen más fuertes en mis oídos, Ebe ordena a Franco algo que no entiendo mientras Sofía lleva como puede a Julia, quien está sumamente debilitada. A la par veo a Tamirá tomar la pista junto con Andree y Fran ordenando a los soldados para que regresen a sus habitaciones, o lugares desde donde vinieron hay muchas caras nuevas y la verdad eso me desespera, porque no sé nada de ellos.
Quedo con los puños cerrados mirando toda la danza de la gente a mi alrededor, y como si mis mis oídos hubieran sido taponados los sonidos se dispersan alrededor.
Tan pronto Franco regresa, lo hace acompañado de Berenice y Etiel quienes con suma destreza toman a mi hermana, quien ahora yace inconsciente. La meten dentro de la casa, mientras de la misma sale Ander quien no logra entender lo que pasa.
En mi cabeza sólo suenan acordes de una melodía vacía, llevándome a la primera vez que tuve un concierto de piano Gizah me había visto practicar un millón de veces, y esa noche antes del concierto, entré en pánico, ella me tomó de las manos, y me prometió que no se iría abajo, que estaría allí, detrás del escenario, no me dejaría solo, nunca.
Cuantas cosas me ha prometido, cuantas cosas me ha dado y ahora, por mi culpa, está a punto de morir.
Me arrojo en el suelo, para sentarme en el frío suelo, mientras aún todos corren a mi alrededor. ¿Qué porqué no estoy allá? Con Ebe y Berenice? Por que no podría ayudarlas, no ahora, de ninguna manera. Sólo soy un estorbo, que no sirve ni para pensar en una salida a tan fea tormenta.
—Helios—Nuria me mira con lástima, y no atino a más que ignorarla, pues no, no hay palabra que ella pueda decir que me consuele ahora. —Sólo... lo siento—dice y desaparece, lo ha adivinado, eso es lo mejor que puede hacer, desaparecer de una buena vez.
No, no estoy enojado con ella, pero si lo estoy conmigo mismo, y de verdad quiero estar solo en este instante.
Rodeo mis rodillas con mis brazos y meto mi cabeza en el pequeño nido que acabo de crear. Para ponerme a llorar desconsoladamente, como nunca antes lo hubiera hecho, y la vida entera me viene de golpe.
Zafiro, mis padres, Bruno, Nadir, Dará, la nona, Gizah mi hermanita Gizah... si ella no sobrevive ¿qué hago de mi vida? ¿Qué hago como líder de los dominis?
Mis sollozos salen con ira y desesperación, pues es más rabia la que siento que otra cosa, porque no soy capaz de centrarme y contener a la desesperación que se apodera de mi.
De la nada, siento una mano sobre mi hombro derecho, y cuando estoy por maldecir, oigo su voz, y quedo helado.
—Un Anta es poderoso, y fuerte como una Roca, nadie ha visto a un Anta perder nunca—El papá de Zafiro, si Spiero, me da esas palabras, y como nunca siento que son reales.
—Señor... intento agradecer, pero la boca se me seca, y me quiebro más al ver a Yeru quien viene corriendo hacia nosotros.
Primero da un abrazo desesperado a su padre, quien le da un beso en la frente, para luego ponerse de rodillas ante mí, para estar a la misma altura.
Mis lágrimas se hacen ríos, cuando la veo a ella también llorar. Pone sus manos sobre mis mejillas y seca mis ojos con sus dedos, sin más me tiro a sus brazos y lloro, lloro como condenado, mientras ella caricia mi cabeza.
—Estará bien amor—dice ella, y olvido porque estaba furioso con ella.—Fran me ha dicho que ya cerraron la herida.
—Es mi culpa...Nuria...
—No lo es... es mi culpa— me aparto de sus brazos y la miro confundido— Ambar es mi responsabilidad... y me quiere a mí... quizás, nunca debí excederme con ella.
—Tú sólo te defendías...
—No, amor, yo en verdad lo hice por placer... pero no te preocupes, yo me encargaré de poner las cosas en su lugar.
—¿qué dices Zafiro? Ella te quiere a ti, ella necesita de ti para abrir el portal...—estoy enojado y frustrado, que apenas me salen las palabras.
—Lo sé, y es por eso que me voy a encargar de ella, sin estar allí...
No lo entiendo, de verdad no lo entiendo ¿qué pretende Zafiro? Estoy por hablar conado de la casa viene Liza corriendo hasta nosotros.
—Berenice los necesita, a los dos, ahora.
Ni bien dijo eso mi hermana Spiero nos ayuda a levantar y seguimos a mi hermana hasta la casa. No he soltado de la mano a Zafiro y ha sido de propósito, sus palabras aún resuenan en mi cabeza, por lo que me da mucho miedo lo que se le ocurra hacer.
Cuando llegamos a la habitación donde está Gizah, me topo con la escena más dura de mi vida, mi hermana está manchada de sangre, atravesada por mil hilos de energía, las cuales se terminan enredando en dos cordones que penden de la mano de Etiel.
—Debemos usar sus energias—Etiel nos habla a través del tapa boca— y debe ser de manera gradual, es para evitar los sangrados internos, pero para ello... Amit, debes deshacerte de algunas sombras... le pediría a Julia, pero ella está muy cansada.
—¿Julia? —pregunta Zafiro extrañada.
—Sí, —responde Berenice— Julia y Helios tienen el mismo patrón de energía, al igual que tú y Helios por su conexión, no necesito cantidad... sólo calidad... así que, hagamos esto de una buena vez, para asegurarnos de que Gizah se recupere pronto.
Cuando termina, Ebe quita a su abuelo los dos cordones de energía y me pasa uno a mi y otro a su hermana.
—Deben soltarse las manos—Pide ella y obedezco a duras penas, no por el lado romántico y tierno, más bien, porque debo evitar que haga una locura. —A la cuenta de tres—Zafiro libera sombras de una, y mi Alma cae en mil pedazos al darme cuenta, que la mejor amiga de Gizah ahora se está volviendo en una versión oscura y fría, se nota que estamos más cerca del nacimiento de nuestros hijos, la estoy perdiendo... y ahora sólo me queda ser fuerte para lo que vendrá —tres...
Con la orden de Ebe, suelto energía y Zafiro igual, con ese gesto, de nuevo, veo el pecho de mi hermana moverse, y por el momento con eso me basta, mi hermana, está viva, Gizah, lo está.
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Las Luces el Sol y la Luna [Libro3]
FantasyLuego de la partida de Zafiro con Lior, Helios debe enfrentar el dolor que su corazón aqueja. Pero eso no es todo, ahora le toca volver al mando de los dominis, y fingir que nada ocurrió. La lucha entre los poderes se vuelve cada vez más clara, y...