Capítulo 50. Las piedras

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De la nada se escribe las notas frías del pasado.

El desastre se anticipa, mi respiración se agita, y mi pecho duele, no debí usar energía teniendo grafeno en mi sistema.  Tamirá me sostiene en sus brazos y todo mi cuerpo se debilita por haber hecho ese sello para proteger a Aldebarán y evitar una guerra en medio de nuestra tregua.

Los rayos llegaban al suelo, y las vibraciones del sonido inundaban mi cabeza, este no es el momento para pensar en lo que hubiera pasado sí impedia a Ander traer a su madre, las cosas están hechas. Ya estamos en medio del baile.

ocho Naims, todos ellos uno más diferente que el otro. Puedo decir que de verdad pensé que había visto de todo en este mundo, pero es mentira.

Moles, a él ha lo vi y lo idéntico super bien, una mujer de cabello verde agua y un tatuaje de luna en el rostro, otra de cabello chocolate y el dibujo de la media luna también en su rostro, un hombre con los dientes chuecos y los ojos enormes, dos chicas que parecieran ser gemelas, de alta estatura, una con el cabello largo, otra con el cabello corto y un hombre con una cicatriz en la frente, todos ellos delante de nosotros.

Moles tiro al suelo una especie de bastón como solía usar Zafiro y los pétalos de lapacho aparecieron en el aire, mi escudo, el que hice para separar a Ader desapareció. La piel de la Astram volvió a la normalidad y mi cuerpo pareciera no tener más los efectos del grafeno.

Me levanto del suelo, y pareciera que he salido de un sueño, los dominis estamos vestidos de blanco y los nemosorum de negro, mientras que los Naims son puro color.

Aldebarán viene junto a mí, y Ader queda parada en medio de todos y es captada por nuestras miradas, ella tiene el vestido mitad negro mitad blanco, al igual que Zafiro.

—Hola—La voz de Moles es grave, y hace que todos prestemos atención—Ander... Ya puedes hacer lo que nos pediste hacer.

El muchacho se desprende de sus hermanas y va corriendo hasta su madre, quien parece ser otra persona, Ader se ve más hermosa de lo que ha era, y cuando tiene a su hijo en frente la emoción la invade, que con desesperación lo toma en sus brazos y lo rodea con el amor que sólo una madre sabe dar.

Al ver la escena sus hermanas hicieron lo mismo, fueron corriendo junto a su madre y le dieron un gran abrazo. Ninguna podía creer lo que ocurría, mucho menos nosotros los espectadores.

— Amit— Llama la mujer de cabello verde agua—¿te acuerdas de mí?

—¡Vicky!—exclama— fuiste tú quien me dio la piedra aquella vez.

La mujer afirma mientras el resto nos estudia con la mirada. Mientras Ader parece disfrutar de su hijo, la mujer de cabello chocolate observa a Tamirá y sonríe cuando toca el hombro del hombre quien hace un gesto afirmativo.

—No te parece nada a ti, ella es hermosa.—No puedo creerlo, ¿Será, él el padre de Tamirá? el Naim sólo ríe cuando Tamirá levanta la mano y lo saluda desde lejos. 

—¿Por qué todo parece tan perfecto aquí?—Cuestiono y las mellizas vienen caminando hasta mi, con un aire de grandeza.

Moles también sigue a las chicas, mientras que llama la atención de todos con su voz grave y les pide que hagan silencio y se pongan de una vez en actitud de escucha. El silecio se adueño del lugar, incluso Julia, quien es la que le cuesta hacer silencio, se calló. 

—Querido Guardian—Dice la mujer de cabello chocolate—Mi nombre es Agueda, y soy la representante de los Naims, como sabrá, nosotros por lo general, sólo nos proyectamos en sus realidades, pero esta vez, decidimos venir personalmente a su mesa, porque hay cosas que debemos conversas con usted, y con quien represente a los nemososrum. 

—Hugo—Me apresuro a llamar, pero la mujer alza la mano al aire.

—El verdadero lider según las sombras, ya no es Hugo—Dice Agueda con un tono frío—Si bien, de palabra han decidido que el te ayude, simplemente. el se ha convertido en un capitán, el verdadero líder...

—Soy yo—la voz de Lior se levanta sobre el resto, y ego es fuertemente herido, esta mierda se hizo contra mi.

—Sí...—Águeda nos llama y vamos junto a ella, mientras el resto parecía quedar encantados con la magia de la normalidad. Realmente se veían hechizados, navegando en el encanto de una falsa paz.

Mis oídos se inundaban de una música angelical, que activaba una nueva emoción en mí, me gustaba a decir verdad, era como si me invitarán a pisar las nubes.

—Líderes de las energías, hoy, hemos venido aquí... rompiendo reglas bajo artimañas, pues su alianza nos permite esto, ya que no podemos ayudar a los unos o a los otros, pero si podemos ayudarlos a ambos.

>>La vida se nos escapa a cada segundo y los tiempos se hacen más volátiles. Así que seremos directos.

—¡Moles!—dicen las gemelas al mismo tiempo, y el naim que bien conocemos se acerca a nosotros, caminando como siempre tan simpático.

Cuando Moles llega a nosotros, muestra sus dientes afilados, en lo que imagino es una sonrisa. Extiende su mano y del suelo brotan de formas abrupta  las tres piedras... ¿Cómo rayos? estás quedan flotando en el aire, y Lior me observa y sé que se hace la misma pregunta que yo. ¿Cómo?

—Somos naims—habla la de cabello verde agua—Las piedras son parte de nosotros y nosotros somos parte de las piedras. A sí que no importa quienes las hayan tenido, donde hayan estado o quienes las hayan portado... las piedras siempre vendrán a un naim.

—Es por eso que pudiste dárselo a Zafiro aquella vez ¿no?—mi voz sigue sonando incrédula, no podía creer que ellos la tengan tan fácil, pero por otro lado eso me da la pauta de porque ellos no deben entrometerse ni con dominis ni nemosorums.

—Sí—Las mellizas sonríen, mientras con un chasquido al rededor de las piedras colocan metales, parecen collares, por un instante no los entiendo, hasta que la mujer de cabello chocolate hace un gesto, como si hubiera empujado los objetos en el aire, y estos terminan volando en distintas direcciones, hasta que se topan con las trillizas.

Uno a Ebe, se incrustó en su brazo, el otro a Alex, y termina en su mano como si fuera un anillo pulsera, y el último aparece en el pie de Zafiro, como una tobillera.

En todos los artilugios estaba incrustados una roca, amatista, obsidiana y cuarzo.

—A partir de ahora, ustedes están en alianza, hasta que los perfugas y la Orden de las Rosas sean destruidos, el día que el pacto termine las cadenas de sus joyas desaparecerán y ese día, saben que su enemigo es un dominis—señala a Lior—o un nemosorum—me señala—Ustedes tienen la obligación de cuidar a las trillizas y a los hijos de Helios y Zafiro—habla a los soldados— Si quieren destruir a Dorot, deberán confiar los unos a los otros.

Ader se acerca a nosotros cuando ellos dirigieron la palabra  todos los presentes. Lo impactante era como ellos retrocedían, con miedo, respeto, e intriga.

—¿Yo no puedo quedarme así? ¿no es verdad Moles?

—Me temo señora Abigail, que eso no puede ser así.

—Hija...—escucho a Berenice hablar.

—De ser así, no entiendo porque me querían aquí...

—Por que hay algo que debes hacer... —responde Aldebaran...

Ader sonríe indignada y comienza a retroceder, cuando sacude su cabeza.

—¡mamá!—la voz de Ander se impone sobre los murmullos. —Por favor.

Su madre se queda quieta, congelada mirando a su hijo quien le suplica con los ojos, que por favor acceda a lo que sea que los naims tienen planeado.

—Te quiero—dice Ader manchando su vestido del lado blanco, para teñirlo de negro—Y haría muchas cosas por estar bien contigo mi bebé... pero eso... regresar los recuerdos de mi pasado... lo siento, no hay forma Ander. 

Y con esas palabras Ader se esfumó como de costumbre.

Las Luces el Sol y la Luna [Libro3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora