Capítulo 54. Lagrimas del corazón.

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Hay tantas cosas que no te di, tantos besos que perdí, que aplace por crecer, por vivir.

Mago de Oz.

La mañana ha sido del asco, para mi nada tenía sentido, es decir, se que mi vida nunca ha tenido sentido, pero hoy ha sido un día fatal.

Me apoyo contra la pared y saco un cigarrillo  del bolsillo, hace tanto que necesito  uno de estos.

Observo el sol ocultarse tras el tejado, y en mi mente se reproduce  las escenas de esta mañana, es como un disco rayado, y como si mi mente  disfrutara torturarme. Ver a Helios y Zafiro juntos de por si ya es duro, pero la noticia de una boda termina por descarcarame quitandome  todo lo que estaba dentro de mi ser.

Ayudar a Helios ds una cosa, pero convivir entre nemosorums y dominis ya me está  gastando, imagino lo que debe sentir Lior, si a mi me hace trizas, el debe ser polvo.

Le doy una calada profunda al cigarrillo y suelto el humo sin darle tiempo a entrar por completo a mi sistema.

Desde donde estoy veo la ventana de Zafiro y eso me llena de más  rabia  pues no he sido capaz de romper las cadenas que me atan a ella, en verdad sigo loco por ella, y eso me llena de cólera.

Al final las cosas salieron como siempre pensé, ella en los brazos de Helios, era lo obvio, lo olía desde el comienzo en aquel hospital, cuando sus ojos se cruzaron conmigo, sabía que no podría contra él.

Y por las noches la recuerdo en mis brazos, cuando nos tomábamos de la mano, cuando besaba su frente o la comisura de sus labios, debí ser más  rápido, y olvidar las cursilería, capaz y así  no se iba de mi tan pronto, o simplemente  debí haberle dicho la verdad.

—Hola guapo—Tamirá me sorprende cuando doy otro calada a mi cigarro.

—¿Qué  haces tan escondida?—pregunto pues en verdad que ella este en este pasillo sólo  significa que se ha escondido de alguien.

—De Gizah...—Asegura recostandose contra la pared a mi lado.

—Pensé que te gustaba...

—¿Se nota?— pregunta con una media sonrisa y me doy cuenta que no soy el único que sufre de amor aquí. —En fin, me escapo de ella, está  loca con el tema...

De repente se calla y sabe que acaba de meter el dedo en la llaga, me encojo de hombros y arrojo el cigarrillo para apagarlo.

—Hugo, lo siento—me encojo de hombros al escucharla y hago como si no importara—A veces me hace falta más  neuronas ¿sabes?

—No pasa nada—respondo— Esto también  pasará, supongo que lo olvidaré  pronto y dará igual.

—Sabes que no puedes mentirme ¿Verdad?

— A veces lo olvido...—digo riendo mientras alzo la vista hasta la ventana del cuarto de Zafiro.

— Sé  cuanto duele— Asegura poniendo una mano sobre mi hombro— pero hay algo que tienes razón, pasará, y te dejará de doler, al menos no dolerá tanto.

Sonrio, porque estoy seguro que ella me lo dice simplemente  porque vio algo, y espero con todas mis fuerzas poder olvidar a Zafiro, porque no aguanto más  la agonía.

Cuando estoy por sacar otro cigarrillo  ella me detiene y con un gesto me pide que lo guarde.

—Tu hermana viene— me advierte — ella también  anda con el corazón roto, no se lo rompas más.

— No entiendo  que le vio a Lior— digo con rabia.

— El amor nos muestra ese lado que el resto no ve Hugo, así  que deberías no juzgarla, y escucharla de vez en cuando.

Las Luces el Sol y la Luna [Libro3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora