Capítulo 69. Temor

368 66 0
                                    

Te veo tan lejos, pero aún así mi corazón late con fuerza ¿Acaso el tiempo no es el que se encarga de hacer que te olvide?

Una hora hablando con Tamirá, sentados en el borde de un cantero, le proponía un plan, y ella me fundamentaba por qué ese no era el camino correcto, me parecía algo tedioso, pero es un buen ejercicio, a ver si de esta manera comenzaba a manejar mi frustración. 

A medida que hablábamos me daba cuenta que hace tanto tiempo me alejé de mi mismo, que estaba en mil pedazos y nunca me di tiempo de recosntruirme.

De a poco la noche se hacia y lo bueno de esto es que ya tengo un plan, uno bueno  uno que no permite fallas, juego con mis cordones, mientras desde aquí veo a Julia pasar con Sofía, y una chica que no recuerdo su nombre en este preciso momento. La niña me mira y esconde la mirada tan rápido como puede, acelerando el paso, haciendo más evidente que le gusto. 

—¿Siempre hacen ese tipo de cosas cuando les gusta alguien?—pregunto a Tamirá sin contenerme la risa. 

—Sólo  las niñas como ellas, yo soy más de cuerpo, busco el contacto... aunque Julia no es nada tonta, fíjate que te buscó a ti ni bien Ebe le dijo quienes podrian ayudarla. 

—No quería que fuera junto a Yeru...—Respondo tirando piedritas al fente, intentando acertar nada.

— Para cuidarla...

—A Yeru...—me apresuro.

—A Julia—dice aseverando la mirada—No intentes mentirme, sabes que te puedo leer, y no es necesario que lo haga ahora mismo, es evidente que temes lo que sea capaz de hacer Zafiro, no soy estúpida, lo veo, ¿Recuerdas? ella está cambiando... y ese cambio es horrible, creo que será peor que Ader... mi piel me lo dice—me muestra la piel de su brazo, y tal como ella dice, está totalmente erizada. 

Miro mis zapatos, y siento que la realidad me está golpeando la cara y con fuerza, porque va en contra de todo lo que espero o quiero, y de verdad se me hace complicado resolver este enigma, Si Zafiro me deja, si de verdad las cosas son como estamos presintiendo, significa que debo renunciar a todo, y no quiero, de verdad no quiero hacerlo, pero como dice Tamirá, lo nuestro apenas es un grano de arena en medio del desierto que debo resolver. 

—Pon a un grupo de adolescentes sin supervisión, y el caos se armará—Mi amiga habla de la nada, y no entiendo el comentario. —Cuándo preguntaste lo de Julia, relmente estabas pensado ¿Actuamos así de estúpidos?—intento evitar la sonrisa que se quiere escapar en mi rostro, pero no logro esconderlo.—Por eso te contesto, que si pones a un grupo de adolescentes, el caos se armará, fíjate, hay muy pocos adultos, así que cuesta más evitar hacer idioteces, no olvidemos lo tuyo con Dara...

—Eso sí fue estúpido...—La sonrisa se me borra—Capaz si yo no hubiera salido con ella...

—Capaz si no te hubieras acostado con ella—de nuevo me lee la mente. 

—Zafiro no se hubiera escapado esa noche...

—Y no te hubieses descontrolado al verla... ¿Verdad? Casi te volviste loco al verla en ese vestido, tan cerca de Hugo... cómo la haces en este preciso momento...

Mis ojos estaban clavados en ella, del otro lado del patio venía caminando en compañía de Hugo, desde aquí puedo ver como el muchacho babea por Mi Yeru, pero la mano de Tamirá en mi brazo me da el aviso de que debo tranquilizarme, porque voy a actuar cómo idiota. 

Zafiro está hermosa, ¡Por favor! ¿Cómo es posible que cada día esté más hermosa, radiante, pero a la vez parecer tan distante, tan fría, tan vacía? Me muerdo el interior de la mejilla y miro sus manos que comienzan a apretarse una con otra, es un símbolo de nervios, sé que no estamos bien, y que las cosas que nos pasan nos están rompiendo a ambos, ella se da cuenta de mis miedos, y de mi distancia. 

La puta realidad me golpea a la cara cuando ella se para al fin ante mi, su aroma me pide que la lleve al cuarto y la encierra conmigo, que nos quedemos sólo los dos, olvidarnos del mundo, pero ese justamente es el problema, me estoy perdiendo, me pierdo de nuevo, y toda la estructura de mi cabeza se acaba de hacer nada. 

—Debemos llamar a una reunión de nemosorum y dominis con urgencia—su voz no se hace entendible, hasta que Tamirá apoya su mano en mi hombro, yo estoy perdido en los ojos de mi Yeru, sí, hacemos estúpideces cuando estamos enamorados, ¿cómo lo puedo aguantar? ella me está haciendo pedazos, y yo simplemente seguiría poniendo mi cuerpo en el suelo por ella, que me pise, da igual.

—¿Por?—intento sonar indeferente.

—Alexandra a confirmado, los reportes de Dana y Lior—Hugo suena agitado, miro a Tamirá quien frunce el ceño al verlo.

—Haz la convocatoria Hugo—mi voz suena forzada—.Pero quiero hablar un segundo con Zafiro, si nos puedes dejar a solas...

Al realizar mi pedido Hugo cambia su expresión, Tamirá se para de golpe, y toma al nemosorum del brazo. 

—Te voy a ayudar—Mi amiga lo lleva, mientras Zafiro y yo simplemente quedamos con las miradas conectadas. 

El viento se hace presente, y las hojas de los árboles vuelan entre los dos, las nubes suenan cargadas, creo que la lluvia está aquí, sobre nuestras cabezas, todo es nosotros, y recuerdo las palabras de Tamirá. <<Esto no es importante>> Pero lo es para mí ¡Joder! que no pienso cuando ella está, me enloquese, me gana por completo, me hago nada. 

Zafiro está parada mirándome, yo no he podido decir una mísera palabra, soy un idiota. 

—¿Qué pasa?—pregunta al fin y su voz me sacude. 

—Sólo quería tenerte para mi—¿Helios Anta te escuchas? pero debo admitir que no sólo es la verdad, si no que parece haber surgido efecto en ella, está de un rojo carmesí, como la recuerdo, como me gusta. 

—Razones egoistas para el lider de los Dominis ¿No lo crees?

—No es ser egoista ser feliz, me lo dijo una buena amiga—Me pongo de pie, para acercarme a ella, coloco una mano sobre su rostro y con mi orto brazo la rodeo de la cintura.—No quiero perderte mi Yeru...

—Pero lo estás haciendo—su voz me quebró, ¡Mierda!—Lo sé—mi mira los ojos, luego los labios, y la siento tan mía, tan de otro, tan de nadie— Lo he sentido, el hilo que nos conecta, está apareciendo y desapareciendo, no te has percatado, pero yo sí, y me he dado cuenta... que estoy cambiando, el agua ya no es agua, el viento es insípido, pero luego todo se hace intenso, fuerte, ruidoso, y me dan ganas de matar, matar a todo el que me haga daño, por más mínimo que sea, quiero ensuciar almas, las quiero destruir, pero luego recuerdo... que los tengo aquí—se toca el vientre— Y que te tengo a ti... pero te estás yendo... y es mi culpa...

—No...—apoyo mi cabeza contra la suya, y no puedo evitar contener las lágrimas que se acumulan en mis ojos. —Yeru...

—Comprendo tu Temor, de verdad—su voz se hace débil, —Asi cómo sé que nos separaremos, pero... no puedo ir contra mi instinto, o mi corazón... te quiero Helios...

—Pero...

—No hay forma que cambie lo que soy por ti.

—Pero quizás encuentre la manera de...

—No hay forma...—ella intenta separarse pero la vuelvo a estirar hasta mí.

—NO, por favor—Suplico ya casi, contra sus labios—No lo hagas, por favor Zafiro...

—Amit—Corrige para que mi corazón sufra más—Y sí, te amaré... siempre, es evidente, es predecible... 

—Por eso no te casaras conmigo...

—Por eso.

La suelto y con eso basta para que mi alma se haga polvo, ella queda mirándome, como dolida, y sé que le deule, pero, no como a mi, no, yo lo siento en mi huesos, la única persona a la que quiero de verdad, termina conmigo, me deja, me destruye. Yeru se voltea y comienza a caminar en dirección a la casa, dejándome con la daga en el pecho, la daga de un amargo adiós. 

Las Luces el Sol y la Luna [Libro3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora