Capítulo 62. Dios sabe que he tratado

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Nada se compara con el dolor de las almas perdiendo todo lo que les queda.

Dana está  en cama, al igual que Lior, hemos decido que ambos estén en la misma  habitación, así, tando Ebe, como Berenice pueden ayudarlos.

No me he despegado de Lior, la verdad es que no me da el corazón  para dejarlo sólo, a pesar de que Helios  me mata con los ojos cada vez que entra a la habitación, supongo que los celos no los podrá controlar, pero de verdad, no voy a dejar a Lior sólo, no puedo hacerle eso.

Miro de tanto en tanto a Dana, y espero que alguno despierte  pronto, porque  necesito  saber que fue lo que  les ocurrió.

Tomo mi celular en las manos y acomodo los auriculares  en mis oídos, hace tanto tiempo  que no escuchaba a solas, esperando algo, sanando el vacío, obviamente, lo primero que puse fue la música  que Helios me había cantado, esta me da una caricia interna y me recuerda lo lindo que se siente disfrutar de ser humana, aunque eso sea por un tiempo limitado.

La puerta de la habitación  es irrumpido por Helios y Tamirá, ambos miran a los muchachos, Tamirá  lo hace más  tiempo, pues los ojos de Helios  terminaron clavados en mi, con algo de celos y con mucha ira contenida, lo sé  porque sus manos están cerradas e  puños, temblando por la fuerza aguantada.

Los músculos  de sus brazos se marcan más, y su tatuaje de energía se ve más brillante.

—¿Por qué  no vas a descansar? Tamirá  te remplazará—Su mandíbula se tensa  con esas palabras, yo me quito un lado de los auriculares  y le ofrezco un no moviendo la cabeza—Deberías estar en cama.

Su voz suena más  a enojo que a preocupación, y eso hace que me vuelva más  caprichosa.

—No voy a dejar a Lior por tus celos Helios cuando digo eso, la mano de Tamirá  se posa sobre el hombro de Helios—Es su amigo, y ella está  muy bien, dale eso, a tu futura esposa.

Helio respira profundo, y sé  que Tamirá  dijo eso para dar paz, pero la verdad es que lo veo más  enojado que antes.

—¿Por qué?—me pregunta con un dejo de dolor.

—Porque el está  siempre...—Respondo y Tamirá  da un paso atrás de su amigo.

—Yo también  lo estoy...

—Pero él  me necesita  ahora—ahora alegó quitándole al fin el otro  auricular.—No lo ves... está  herido... inconsciente...

—Estará  bien ¡Maldita sea! Él  no se merece que estés aquí, preocupándote.

—¿Y qué  sabes tú?—casi grito de la indignación —No tienes  idea de lo que vivimos juntos...

—Y tú  no tienes idea de lo que él  ha hecho, no tienes idea de que la única  razón...

—¡Basta!—Tamirá  alza la voz y su amigo calla, dejándome  con la duda—No es momento, Zafiro, sabrás entender... que lo que Helios tenga que decir de Lior, lo dirá  cuando él  esté  consciente...

Helios deja de mirarme, y se comienza a alejar de nosotros, cuando Tamirá  me ofrece una pequeña reverencia. Estoy por ponerme de nuevo el auricular, cuando siento que Lior regresa a su conciencia. Los tres quedamos quietos, por un segundo creo que él  sólo  iba a acomodarse, pero abre sus ojos con rapidez, y cuando la felicidad  está  por invadirme, todo se vuelve oscuro.

Tan rápido  como abre sus ojos, sus manos se cierra alrededor de mi cuello.

—¡Mierda!—oigo decir a Tamirá mientras  el aire se va de mi cuerpo.

Justo cuando puedo respirar, estoy siendo ahorcada, que ironías de la vida. Helio intenta atacar a Lior, pero yo lo apunto con energía obligándolo a quedarse como espectador.

— Esdra Amit—esa oración  ya la había escuchado.

—Estoy aquí —contesto a penas—ya volví...

—somdra escuerei treadra,  esdra, Amit.

—¿qué  dice? —pregunta  Helios, y por muy poco que parezca lo entiendo.

—Dice que soy una cáscara, y la verdadera Amit vendrá...

—Espiers, sandra  esdra.

—Sobra la vida vendrá...

—Se refiere a tus hijos, cuando ellos nazcan... —Tamirá  está  examinando a los datos de lo que sea está  dentro de Lior.

De los labios de Lior  comenzaron a salir una especie se liquido  viscoso negro que se escurría entre sus dientes, y lo mismo pasó  con sus ojos, una risa retorcida se hizo eco en él  cuando su agarre se hizo más  fuerte contra mi cuello, pero entonces, antes de que pudiera hacer algo, Helios ya se había  lanzado contra el cuerpo del chico, y con toda su habilidad, comenzó  a pasar energía.

Lior me soltó  el cuello, pero estaba, y de su garganta se escapaban gritos distorsionados, como  si más  de una persona estuvieran en él. Su cuerpo se retorcía, y se evidencia  el dolor que su músculos  sienten.

Cuando el frito se hace unísono, se que Helios  a logrado separa a la cosa de Lior, pero Helios no para hasta que mi voz se levanta sobre lo gritos.

—Basta, basta—ordeno, mientras Tamirá  me sostiene para que no tenga que atacar a Helios.

Él  para y Lior queda acurrucado, tosiendo, increíblemente  conciente. Hago fuerza para separarme de Tamirá  quien a duras  penas me suelta, y voy hasta Lior a quien tomo en brazos, condenando con la mirada a Helios, él  sabía  que  había  acabado, pero decidió  continuar para lastimarlo de propósito.

Helios, me mata con los ojos, y sé  cuales  son las consecuencias  de mi irreverencia, pero no voy a permitir que lastime más  a Lior.

—Tú no te das cuenta en quién  estás  confiando—Asegura  mientras sale de la habitación, Tamirá  sólo  se encoge de hombros, y sigue a su amigo.

Los ignoro por esta vez, porque de verdad  es Lior quien me interesa. Él  me abraza, y finalmente  sé  que es él.

—Lo siento—dice en medio de mi cuello— es culpa de...

—Shhhhh— me separo se él  y lo ayudo  a acostarse—Descansa ahora, luego...

—No puede esperar...—Asegura—Y aunque lo odie... debes ir a decírselo...—sus ojos están rojos, y llenos de tristeza— Los perdidos han escogido bando... los inmortales también, y los demonios sueltos, que no respetan  las reglas, aquí  están...¡Dios sabe que he tratado de hacerlo sólo! Pero esto no se podrá  sin Helios  y Hugo... ellos vienen por ti... ellos te quieren coronar...

—No entiendo —digo dando un paso atras.

—La reina de la nada y la destrucción, eso dicen que serás  cuando tus hijos nazcan y hay toda una legión  esperando por ti... Amit... por eso Dorot te quiere muerta, no quiere que le quites lo que él  cree es suyo.

Las Luces el Sol y la Luna [Libro3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora