Corriendo hacia el fuego, entendí que no importa cuán rápido corras, si estás hecho de hielo, te derrotes por el camino antes de llegar a las llamas.
Tardé en volver a la casa de Alex, la verdad es que lo que dijo Hugo me calló, silenció cada célula de mi cuerpo y sembró mil dudas.
Al entrar a la casa me encuentro a Zafiro hablando con su hermano, Gizah y Liza, quienes parecían haber llegado recientemente. Me paro en medio de ellos, y Yeru me mira con algo de recelo, al igual que sus acompañantes. Aclaro mi garganta y al fin decido hablar.
—Necesito estar a solas con ella—pido mientras muerdo el interior de mi mejilla.
—¿Y no sería más fácil pedirme hablar?—Yeru levanta la voz y esto hace que de inmediato las demás personas se levanten y entre murmullos se retire de la sala lentamente.
—Lo Siento amor—me disculpo—Pero, no te ibas a quedar, estoy seguro.
—Y menos ahora— ella se levanta del sofá y sé que intenta subir las escaleras, pero voy hasta frente ella y me interpongo en su camino, de inmediato mi ego se infla al ver su rostro sonrojarse. —¿Por qué juegas sucio?—pregunta cuando la llevo hasta la pared y la acorralo con mis brazos.
—¿Sigo siendo tu debilidad?—pregunto acercandome más a ella.
—Sigues siendo un egocéntrico fastidioso —responde mientras se resbaja por la pared, pero la sostengo de los brazos para que no se me escape, y la traigo a mi cuerpo, ella se resiste por un momento, pero finalmente me corresponde y termina rodeandome con sus brazos.
—¡No te quiero perder!—confieso hundiéndome en su cuello—Yeru, no te quiero perder, y Hugo tiene razón, ya lo he hecho dos veces ¿por qué no lo volvería a hacer?
Ella se aparta de mi y me pone una mano sobre la mejilla, la otra en el pecho, eso hace que me tranquilice al fin, pero de la nada la rabia acumulada sale de mí y con las manos hechas puños golpeo la pared provocando que se exalte.
—¿Qué hago Zafiro? Me estoy volviendo loco, sin control, odio esto, odio no pensar y actuar por impulso, pero ¡Mierda que las cosa están feas! Y te amo demasiado.
Ella vuelve a poner sus manos en mi rostro, y me centro en ella, sólo en sus ojos, y esa belleza que me hace sudar por no saber que puedo hacer para traerla más cerca.
—Ander me contó lo de la nona, ez horrible, lo que hizo, y lo que tanto tiempo causó. Yo no me lo puedo creer, pero ya estoy hecha de hierro, que ya nada me sorprende, pero sí me molesta que me trates de niña... y te entiendo, de verdad que te entiendo, pero tú no puedes ponerme un grillete por miedo.
—¿Y si algo malo te pasa en alguna de esas salidas?
—¿Y si algo malo me pasa estando encerrada? Lo malo si está destinado a pasar pasará.
La miro, con dolor y desesperación, no puedo creer que me esté diciendo eso. Pero lo peor es que tiene razón, al final tiene razón.
—Creí que el destino no existía para ti.
—Y no lo hace, pero hay cosas que pasan y ya— me da un pequeño beso —Te quiero Helios, y te prometo que si algo pasa, no será porque me pierdas, será porque debo irme.
—Amor...— Suplico—¿ A caso planeas alguna locura de nuevo?
—Por el momento no, pero quiero que dejemos esto aquí, sí, por favor, dejemos esto en una pelea ligera...
—¿Estás intentando manipularme?—pregunto acercandome más a su rostro y apoyar me frente con la de ella—Es obviamente lo que quieres hacer, pero de verdad, me voy a dejar manipular, por que me encanta, saber que estoy en tus manos. Al menos, mientras no me hagas ser un tonto.
La beso con ganas, y unos suspiros se escapan de ella, provocando que quiera más, pero me controlo para no lastimarla, pues sé que no debo ser bruto. Ella cede a los besos, y viaja conmigo, y sé que tiene tanta ganas como yo de ir al cuarto de una buena vez.
—¡Dios! ¡Niños!—La voz de Berenice nos exalta a los dos y nos separamos de inmediato, Zafiro se sonroja tanto que termino dándole de nuevo un beso fugaz, me trae loco.—Hagan el favor de hacer esas cosas en su cuarto, recuerden que aquí hay otros adolescentes, y con un embarazo nos basta, no pienso ser la obstetra de todo el ejército.
—Perdón Abuela—dice ella con un poco de pena.
—Lo siento, de verdad Berenice, nos controlaremos más.
—Debiste hacerlo hace unos 5 meses, pero bueno, aquí estamos... ahora, quiero pedirles algo niños...
—Sí —decimos al mismo tiempo.
—Debemos hablar sobre su nueva joyería...—Berenice mira a Zafiro y la inspecciona...
—Llamaré a las chicas—digo rápido.
—Ok, voy a aguardar, nos vemos en el gimnasio en una hora, estoy haciendo galletas de avena.
—¡Para mí!—La voz de Zafiro suena entusiasta, parece una niña pequeña apunto de recibir un gran regalo.
—Para mi princesa, claro—Berenice abraza a Zafiro y le planta un beso en la frente. —Ahhh, también llama a Aldebaran.
—Lo haré —respondo y ella se retira de la sala.
Tomo la mano de Zafiro y la invito para subir las escaleras juntos. Ella accede feliz, y eso me derrite, no sé cuánto dure la fantasía, en amor o el sueño, pero lo voy a disfrutar mientras pueda, mientras la tenga para mí, por que hay cosas que puedo evitar, y otras que van a ocurrir las quiera o no.
—Tenemos una hora—dice mientras subimos los escalones. —quizás...
—No hace falta que lo digas, ya lo tenía pensado.
Le doy un poco fugaz, y sé que me voy a envolver en las llamas de nuestras acciones, y a pesar de todo lo bueno, sé que me saldrá caro, y que estos días felices tan sólo son una muestra de que el mundo da y quita.
La condena de los que sabemos como funciona el mundo, es que sabemos que luego de entrar al fuego, seremos solamente cenizas al final de día.
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Las Luces el Sol y la Luna [Libro3]
FantasyLuego de la partida de Zafiro con Lior, Helios debe enfrentar el dolor que su corazón aqueja. Pero eso no es todo, ahora le toca volver al mando de los dominis, y fingir que nada ocurrió. La lucha entre los poderes se vuelve cada vez más clara, y...