Capítulo 57. Lo juro

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Y uno asegura amar a la nada, cuando la nada es algo.

—¿Cuantas probabilidades de sobrevivir tienen los nacimientos  prematuros?—clavo la hoja afilada sobre la mesa de caoba captando la atención de mi mentora, ella sonríe y se acomoda en su silla.

— He creado un monstruo...—Asegura— ¿Por qué  apostar por un nacimiento  prematuro  Dara?

—Judith, no intentes jugar con mi cabeza, y que busque respuestas  elaboradas, ambas sabemos la respuesta.

Me sirvo un poco de vino y acomodo un mechón tras mi oreja, es obvio que no es una buena combinación, pero de verdad tanta rabia está  acumulada en mi pecho que estar así a veces es lo único que me calma, e imaginar que saco a Zafiro del camino quedándome yo con la gloria al fin.

—¿Te enteraste del rumor entonces?—pregunta la madre de Helios quitandome la jarra de vino y sirviéndose de ella en un vaso lo bebió inmediatamente.

—¡Que se casan! Pfffff eso no es ningún  rumor, es un hecho, pero si bien es cierto que odio a tu nuera, de verdad tengo ganas de cumplir  con nuestra misión ante todo, pero... escucha.

Me paro  apenas y saco de mi bolsillo un trozo de madera, Judith  queda mirando el pedazo e intenta comprender qué  es lo que acabo de poner en la mesa.

—Es un pedazo del bastón de Zafiro.

—Haber empezado por ahí, pero te estás poniendo tediosa, dame respuestas  inmediatas  por favor.

—Mira, tenemos la llave, y a la designada....

—Las hijas de vicky... es por eso que no entiendo por qué  quieres que los hijos de la tonta de Zafiro nazcan antes... si hay designada, hay guardián, hay llave.

Me paro  y tomo aire hasta llenar mis pulmones, para finalmente  soltar ese ardor que está  en mi pecho, ese ardor que nace del rencor y la furia, que nace de mi descontento de ese  que siento que toda mi vida es un asco y no me dan lo que quiero, lo que necesito, lo que merezco.

—La hija de vicky no tiene sangre Anta.

—¿Y?—Judith se encoge de hombros. —Zafiro tampoco.

—¡Por eso Judith! ¿Te imaginas tener a Helios, mientras su sangre abre la bóveda? Te imaginas la rabia, la ira y la impotencia que sentirá?

—Aún no veo la ganancia...—claro, es su hijo, pero hay algo que ella ignora.

—Piensa Judith  ¿crees que Helios enviaría a su sangre como cuidador de los portales?

—Estoy segura que no lo haría.

—¿Entonces?

—Mandaría  a Zafiro...—responde Judith—es más, ella misma se ofrecería de voluntaria... y al alejarla a ella...

—Quebramos a la familia...

—Y sin Zafiro...

—La estabilidad  de la familia se va...nos seria tan fácil quebrarlos uno a uno, no habría fuerzas... y Dorot no temería a la hija de la muerta.

Sonrío triunfante. Y me regordeo  en mi astucia, pero eso no es todo, mi plan tiene más  partes, partes que no pienso decir aún  hasta tener el momento bien vislumbrado, hasta que la sangre de Zafiro  esté  en mis manos, y sus gritos bañen mis oídos.

—¿Por qué  no matarla de una?—pregunta Judith, y de nuevo ve plano, se olvida de lo otro importante  para esto.

—¿Y la energía  de Zafiro? ¿Has conseguido quitarla de su cuerpo? No, verdad, y todos somos concientes  de lo importante  que es. ¡Vamos Judith! No soy ninguna improvisada.

—Me he dado cuenta, pero sabes lo arriesgado de tu plan  puede  que salga, como puede que no, y eso retrasaría un montón  de cosas dentro de lo que tenemos ya trazado ¿lo entiendes?

La madre de Helios ni se inmuta, parece agradarle mi siniestro  plan, y la verdad que lo reconozco, mi idea es oscura y totalmente  malvada, pero  así  también, sé  que es la mejor forma de generar dolor a mis  enemigos.

Adelantar el embarazo de Zafiro implica muchas cosas, en ese mismo momento  podría matarla, pero no los disfrutaría como quiero, podría  destruir a sus hijos, y así  elimino la profecía, sin embargo  a parte de ayudar a Dorot y a quien sea que está  sobre este mi mayor deseo es destruir la moral de la mujer que me quito mi estatus, mi dignidad y mi cordura.

— La verdad Dara, te entiendo, y creo que sí  te voy a ayudar, pero necesito  que valga la pena, anda, cuéntame ¿qué planeas hacer con los hijos  de Zafiro?

— Quedármelos, separarlos, que sufran lo mismo  que ella, esconderlos y que ella no tenga idea de dónde  están...

— Pero cuando  sus hijos nazcan, sabes que los querrán encontrar, y que su destino de igual manera es estar lejos de su madre, no estoy entendido  gu venganza niña.

— Ella los buscará  porque se convertirá  en lo que es su madre, es verdad, pero... así  cómo  ella vivirá  en medio de los ecos angustiosos  de la humanidad, si sus hijos quedan con Helios, ella sabrá  que es por el bien  de sus bebés, aún  así, su instinto se encenderá  para romper su vínculo  y ser libre, pero el amor siempre estará  allí  para sostenerla, sin embargo, si soy yo quien tiene a sus hijos, el caos  la desarmará.

>> Buscará  a sus hijos, por desesperación, por saber que estén  bien, estará  bajo mi mano... ja, y no hablemos de tu hijo, quien sería  capaz de doblegarse por sus preciados bebés.

—Mmmm eres pura  maldad Dara, pero  me encanta, ya quiero ver lo que logras—ella me mira directo  a los ojos y puedo sentir  toda su ansiedad, su odio hacia la familia de Zafiro es tan grande, que apenas y puedo ver que el placer la consume—Ahora... ¿qué  harás cuando Dorot los reclame para él?

—Rogaré por sus vidas, que los convierta  si quiere, que los llene de sombras  también, pero que los mantenga con vida, que los haga parte de su venganza contra la traición  de las Astram, pues al fin y al cabo, madre e hija pagarán sus crímenes.

Aprieto con fuerza mis uñas contra mis palmas, pues con todo mi ser, de verdad deseo hacerlos sufrir, deseo verlos rendidos ante mí, suplicando saber de sus hijos. Y cuando pueda, sería  capaz de cortar sus gargantas ante ellos, mientras lloran de dolor.

¿Loca? ¿Sueno a una loca? Pues sí, lo estoy, estoy totalmente  loca por culpa de esos imbeciles que me quitaron todo.  Grande fue el error de Helios al cambiarme por Zafiro y más  aún  cuando decidió  despertarme entre los dominis, le hubiera salido mejor matarme a estar jugando al justo, y fíjense que cruel será  su mano cayendo  sobre su cabeza.

Juro que los haré  añicos, lo juro, y no por amor, o simple despecho, si no porque se lo merecen, se merecen el sufrimiento  que me han hecho pasar, se merecen llorar, y sentir  cuando alguien te arranca la piel.

Las Luces el Sol y la Luna [Libro3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora