Y uno asegura amar a la nada, cuando la nada es algo.
—¿Cuantas probabilidades de sobrevivir tienen los nacimientos prematuros?—clavo la hoja afilada sobre la mesa de caoba captando la atención de mi mentora, ella sonríe y se acomoda en su silla.
— He creado un monstruo...—Asegura— ¿Por qué apostar por un nacimiento prematuro Dara?
—Judith, no intentes jugar con mi cabeza, y que busque respuestas elaboradas, ambas sabemos la respuesta.
Me sirvo un poco de vino y acomodo un mechón tras mi oreja, es obvio que no es una buena combinación, pero de verdad tanta rabia está acumulada en mi pecho que estar así a veces es lo único que me calma, e imaginar que saco a Zafiro del camino quedándome yo con la gloria al fin.
—¿Te enteraste del rumor entonces?—pregunta la madre de Helios quitandome la jarra de vino y sirviéndose de ella en un vaso lo bebió inmediatamente.
—¡Que se casan! Pfffff eso no es ningún rumor, es un hecho, pero si bien es cierto que odio a tu nuera, de verdad tengo ganas de cumplir con nuestra misión ante todo, pero... escucha.
Me paro apenas y saco de mi bolsillo un trozo de madera, Judith queda mirando el pedazo e intenta comprender qué es lo que acabo de poner en la mesa.
—Es un pedazo del bastón de Zafiro.
—Haber empezado por ahí, pero te estás poniendo tediosa, dame respuestas inmediatas por favor.
—Mira, tenemos la llave, y a la designada....
—Las hijas de vicky... es por eso que no entiendo por qué quieres que los hijos de la tonta de Zafiro nazcan antes... si hay designada, hay guardián, hay llave.
Me paro y tomo aire hasta llenar mis pulmones, para finalmente soltar ese ardor que está en mi pecho, ese ardor que nace del rencor y la furia, que nace de mi descontento de ese que siento que toda mi vida es un asco y no me dan lo que quiero, lo que necesito, lo que merezco.
—La hija de vicky no tiene sangre Anta.
—¿Y?—Judith se encoge de hombros. —Zafiro tampoco.
—¡Por eso Judith! ¿Te imaginas tener a Helios, mientras su sangre abre la bóveda? Te imaginas la rabia, la ira y la impotencia que sentirá?
—Aún no veo la ganancia...—claro, es su hijo, pero hay algo que ella ignora.
—Piensa Judith ¿crees que Helios enviaría a su sangre como cuidador de los portales?
—Estoy segura que no lo haría.
—¿Entonces?
—Mandaría a Zafiro...—responde Judith—es más, ella misma se ofrecería de voluntaria... y al alejarla a ella...
—Quebramos a la familia...
—Y sin Zafiro...
—La estabilidad de la familia se va...nos seria tan fácil quebrarlos uno a uno, no habría fuerzas... y Dorot no temería a la hija de la muerta.
Sonrío triunfante. Y me regordeo en mi astucia, pero eso no es todo, mi plan tiene más partes, partes que no pienso decir aún hasta tener el momento bien vislumbrado, hasta que la sangre de Zafiro esté en mis manos, y sus gritos bañen mis oídos.
—¿Por qué no matarla de una?—pregunta Judith, y de nuevo ve plano, se olvida de lo otro importante para esto.
—¿Y la energía de Zafiro? ¿Has conseguido quitarla de su cuerpo? No, verdad, y todos somos concientes de lo importante que es. ¡Vamos Judith! No soy ninguna improvisada.
—Me he dado cuenta, pero sabes lo arriesgado de tu plan puede que salga, como puede que no, y eso retrasaría un montón de cosas dentro de lo que tenemos ya trazado ¿lo entiendes?
La madre de Helios ni se inmuta, parece agradarle mi siniestro plan, y la verdad que lo reconozco, mi idea es oscura y totalmente malvada, pero así también, sé que es la mejor forma de generar dolor a mis enemigos.
Adelantar el embarazo de Zafiro implica muchas cosas, en ese mismo momento podría matarla, pero no los disfrutaría como quiero, podría destruir a sus hijos, y así elimino la profecía, sin embargo a parte de ayudar a Dorot y a quien sea que está sobre este mi mayor deseo es destruir la moral de la mujer que me quito mi estatus, mi dignidad y mi cordura.
— La verdad Dara, te entiendo, y creo que sí te voy a ayudar, pero necesito que valga la pena, anda, cuéntame ¿qué planeas hacer con los hijos de Zafiro?
— Quedármelos, separarlos, que sufran lo mismo que ella, esconderlos y que ella no tenga idea de dónde están...
— Pero cuando sus hijos nazcan, sabes que los querrán encontrar, y que su destino de igual manera es estar lejos de su madre, no estoy entendido gu venganza niña.
— Ella los buscará porque se convertirá en lo que es su madre, es verdad, pero... así cómo ella vivirá en medio de los ecos angustiosos de la humanidad, si sus hijos quedan con Helios, ella sabrá que es por el bien de sus bebés, aún así, su instinto se encenderá para romper su vínculo y ser libre, pero el amor siempre estará allí para sostenerla, sin embargo, si soy yo quien tiene a sus hijos, el caos la desarmará.
>> Buscará a sus hijos, por desesperación, por saber que estén bien, estará bajo mi mano... ja, y no hablemos de tu hijo, quien sería capaz de doblegarse por sus preciados bebés.
—Mmmm eres pura maldad Dara, pero me encanta, ya quiero ver lo que logras—ella me mira directo a los ojos y puedo sentir toda su ansiedad, su odio hacia la familia de Zafiro es tan grande, que apenas y puedo ver que el placer la consume—Ahora... ¿qué harás cuando Dorot los reclame para él?
—Rogaré por sus vidas, que los convierta si quiere, que los llene de sombras también, pero que los mantenga con vida, que los haga parte de su venganza contra la traición de las Astram, pues al fin y al cabo, madre e hija pagarán sus crímenes.
Aprieto con fuerza mis uñas contra mis palmas, pues con todo mi ser, de verdad deseo hacerlos sufrir, deseo verlos rendidos ante mí, suplicando saber de sus hijos. Y cuando pueda, sería capaz de cortar sus gargantas ante ellos, mientras lloran de dolor.
¿Loca? ¿Sueno a una loca? Pues sí, lo estoy, estoy totalmente loca por culpa de esos imbeciles que me quitaron todo. Grande fue el error de Helios al cambiarme por Zafiro y más aún cuando decidió despertarme entre los dominis, le hubiera salido mejor matarme a estar jugando al justo, y fíjense que cruel será su mano cayendo sobre su cabeza.
Juro que los haré añicos, lo juro, y no por amor, o simple despecho, si no porque se lo merecen, se merecen el sufrimiento que me han hecho pasar, se merecen llorar, y sentir cuando alguien te arranca la piel.
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Las Luces el Sol y la Luna [Libro3]
FantasyLuego de la partida de Zafiro con Lior, Helios debe enfrentar el dolor que su corazón aqueja. Pero eso no es todo, ahora le toca volver al mando de los dominis, y fingir que nada ocurrió. La lucha entre los poderes se vuelve cada vez más clara, y...