Capítulo 47. Enamorado de ti

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La sangre teñia el suelo, mientras sus cuerpos se extendían sobre el pavimento, hoy simplemente me pregunto si hemos tomado el camino correcto.

Miro a mis compañeros, Sofía, Julia, Franco, René, Ada, hace bastante no hablo con ellos, y en consecuencia con el resto de los miembros de los dominis, y hay tanto de que ponernos al día.

Alzó un pie sobre una de las sillas, que está delante mío, para apoyar mi brazo sobre mi rodilla, y así descansar mi cabeza en ella. El silencio cada vez se acerca más a su final y los ojos de mis soldado están atentos a mi.

-Señor Helios-Julia habla siempre con ese tono de niña pequeña, mimada y acelerada, por alguna extraña razón me recuerda a los conejos libres en una pradera.

-Julia-hablo cuando veo que en el gimnasio entran Tamirá y Andree para unirse a la pequeña reunión. -Deja de llamarme señor...

-Pero ahora ya eres un señor-La voz de Tamirá inundó la habitación, mientras ella venía dando pequeños saltitos y alzaba ambas manos a la par que se encogia los hombros-Julia, te doy permiso a que lo sigas llamando señor.

-Es mejor que guardes silencio-Advierte Andree,-conozco esa mirada...Esta a punto de tirarte del otro lado de la habitación.

No reí, por que tengo una imagen que cuidar frente a mis soldados, pero por dentro moría de ganas de destartalarme por la risa, es bastante interesante como siempre intento morderme las cosas que me hacen feliz.

-Bien, Julia, por favor, dime que es lo que querías decirme-pido al ver que los chicos me miraban en un rotundo silencio, el respeto y el miedo aún se mezclaba con ellos.

-Ahora que estamos aquí, con los nemosorum, ¿eso significa que somos aliados?

La risa nerviosa de Tamirá me alteró un poco, pero no puedo decirle nada, por que entiendo perfectamente su reacción, yo también estoy un poco incómodo por tener que responder esta pregunta, pero ellos son los que deben tener la noticia precisa para ir a replicar a sus tropas, y que hablemos en un sólo idioma.

-No,-digo cuando Alexandra también atraviesa la puerta y tras ella entran Hugo y Lior. -Por el momento, hay tregua, hasta nuevo aviso-Los miro y Alex sonríe con un aire sensual a su alrededor, arquea una ceja y mira a sus pares quienes también sonríen.

-Claro-Alex alza su voz sobre todos los presentes y el miedo invade a mis soldados por completo, es increíble que quien los daba caza, ahora les de techo.-Estamos en tregua, pues naturalmente somos opuestos, nosotros contaminamos almas, y lo haremos siempre, ustedes purifican almas y lo harán siempre. Lo que realmente importa ahora mismo, es que podamos vencer a la orden de las rosas como sea, al fin y al cabo, se merecen desaparecer. ¿O me equivoco?

A prieto mi mandíbula, por que estoy tan de acuerdo con ella. Yo quiero que la orden de las rosas desaparezca, pero va contra todo los principios de los dominis, y no quiero demostrar que estoy a favor, o en contra, pero si hay algo que tengo bien seguro, esta guerra la debemos ganar, y Dara debe pagar sus traiciones y las muertes que ha provocado.

-Aunque por dentro tenga ganas de decir que tienes razón Alex, no lo voy a hace, pero sí, voy a pedir a mis soldados que cuando estemos en el campo de batalla, en medio de la lucha, recordemos las traiciones que nos han enlutado y han quitado de nuestra alma la felicidad, no nos han tenido compasión, así que nosotros, tampoco lo tendremos. Primero están ustedes, su seguridad, luego esta su misión y por último esta el alma de nuestros enemigos - Tomé aire, mientras Andree y Tamirá me observaban con atención, se que Tamirá lee mis acciones cual libro de novelas, y sabe perfectamente que es lo que pasa en mí. - Si nuestro enemigo se cruza con nosotros, los haremos pagar.

Las Luces el Sol y la Luna [Libro3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora