Capítulo 38. La amargura.

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Que el miedo bañe tu mirada, que el viento gima por los dos,
Y la sangre caerá, antes que la luz del sol nos haga arder.

Mago de Oz

Cuando ingresamos a la nada mi cuerpo entero se tenso, nada de lo que había acá se parecía a lo que mis sueños reflejaba, el cielo parecía arder en llamas, el suelo bombardeado y por todos lados se oía llantos y gritos de desesperación.

-¿Qué carajos pasó aquí?-Ander corre y se detiene para mirar por todos lados.

-En la nada no pasaba el tiempo ¿Verdad?-pregunta Helios haciendo que mis neuronas conecten.

-¡Puta!-Grita Ander enojado-Mierda, lo olvidé, este lugar también estaba protegido, aquí ingresaron demonios y Ángeles, supongo que ya ha iniciado la guerra por este lugar. Debemos encontrar a todos, antes de que esto empeore.

Helios me toma de la mano y comenzamos a caminar siguiendo a mi Hermano, cuando a mi costado oigo algunas rodillas, giro para ver a Alex y Ebe mirando mi mano enlazada a la de Anta, frunzo mi ceño, pero no me atrevo a decir nada, porque en verdad aún me duele la escena en donde las perdía para siempre, prefiero que cuchicheen a volver a verlas morir.

Suelto la mano de Helios muy difícilmente, por que su agarre se hace realmente fuerte, cuando lo suelto, vuelvo a pasar mis ojos al rededor del lugar, y desde donde estoy, puedo ver a una chica joven, sentada contra una roca.

-¡Helios!-Llama Hugo, por inercia me giro para ver que estaba apuntando a un grupo de chicos que estaban luchando contra las criaturas que yo había visto mataban a Ebe y Alex.

Mis piernas dejaron de tener fuerza al ver como esas cosas acorralaban a mis compañeros y ex compañeros, el aire entraba y salía de mi interior con prisa hasta que mi corazón dio brincos gigantes al ver como un destello los pulverizaba.

-¡Papá!-Gritamos los cuatro al ver a Aldebaran exterminando a esas cosas, pero al rato él ya estaba luchando contra otras cosas que eran mucho más feas que las criaturas que había visto en un principio.

Estas parecían palos alargados, con piernas onduladas y narices gigantes.

Liza fue atacada por una de ellas, cuando Helios decide correr hasta donde está ella, pero Fer se le adelantó protegiendola de que la cosa le clavara esa especie de nariz en la garganta.

-Debo abrir el protal-pide Ander a Hugo, cuando mira a mis hermanas-Ustedes vayan a ayudar a los demás, necesito que todos se tomen de la mano, antes de que esto empeore.

Ebe y Alex afirmaron y se fueron corriendo junto al gentío cuando Hugo saca una especie de botella pequeña de su bolsillo, la rompe en su mano y a continuación, se realiza un pequeño corte en el pecho.

Como una película de terror, de su interior se extendieron las sombras madre que todo nemosorum tiene, estas son gigantescas, por lo general se los usa en los juicios, pero por lo que veo, en esta ocasión tendrán otra utilidad.

-¿Y qué hago yo?-Pregunto a mi hermano cuando el sabor a hiel se instala en mi garganta, como si algo oscuridad apoderarse de mi ser.

-Cuidanos-Me pide, así que de inmediato creer un escudo, y justo a tiempo, sobre nosotros cayó un hombre, con alas negras, facciones hermosas, ni bien colisionó con el escudo, volvió a ponerse de pié, y sin prestarnos atención emprendió vuelo hacia un... un... ¡No puede ser! ¡Un jodido Ángel! Era una mujer hermosa, su cabello estaba recogido en una coleta, y sus ojos azules inyectado en desesperación.

Las Luces el Sol y la Luna [Libro3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora