Capítulo 36. De las cenizas

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En dos palabras te puedo contar la historia de mi vida.

Aracy estaba apuntando a su madre con una pequeña esfera de energía, una niña de 6 años. Mis ojos estaban llorosos, por que no comprendía como pudo asesinarme, mi sangre, si bien yo no sabía de ella, ella sabía de mi.

La hermana de mi re todo este tiempo pertenecía a la Orden de las Rosas, y lo que hizo conmigo va encontra de sus creencias, se supone que ellos quieren abrir la bóveda, y cómo lo harían si yo dejaba de existir, y cómo es que ahora ella está encadenada, ¿a causa de qué?

—Judith, por favor—implora mi tía—No hagas esto, Aracy es muy pequeña ¿Y si no aguanta? si la descarga de energía es tan grande?

—Eso debiste pensar antes, mucho antes de matar a Zafiro, cuando los celos por la posición de a Abigail te ganaron, fuiste tú quien creo está cadena de eventos, por tu causa estamos donde estamos, si hubieras dejado que m todo corrienra de manera natural, esto no sería así y tú hija no estaría tan expuesta.

—¿Qué quieres decir?—Pregunto aún sin romper  El shock que me puso Judith, necesito controlarme, porque de verdad estoy apunto de ir por ellas.

Alex me niega con la cabeza, pidiendo con eso que tenga paciencia, que siga el plan, pero cada vez las palabras y las revelaciones se hacen más oscuras.

Vicky mira a su hija, y la niña, en verdad parece una adulta, se quita la caperusa y entrega a la tercera chica que nos estaba escoltando, la joven toma la prenda y mira a Aracy con algo de admiración.

Mi prima viene hasta mi, para tomarme de la mano, una niña de 6 años tiene más madurez emocional que yo, eso es un poco trágico. Aracy me libera del shock, y quisiera decirle que no hace falta, que yo podía hacerlo sin problemas sin emabargo me agachó hasta ella, cuando pone una mano en mi rostro.

—¡Qué haces maldita niña! —la mamá de Helios suena colérica, pero Aracy la apunta con energía, y en la cara de Judith hay pánico, así que me puedo imaginar lo poderosa que debe ser mi prima como para que Judith retroceda de esa manera.

—Podría irme—Le susurro —Pero no lo  haré—Aracy sonríe.

La verdad es que luego de escuchar a su madre quiero detener todo esto, pero confío en Ander, el dijo que aquí no habría muertos, si hago bien las cosas.

—No hice esto para que te vayas, lo hice para que lo hagamos bien—Sonrie y corre hasta Alex a quien también libera, como a Ebe.

—Bien Hermanita—Alex me grita con un poco de ansiedad—creo que llegó la hora del show.

—¿Qué?—Judith aparentemente acaba de darse cuenta que quien cayó en una trampa es ella y no nosotros.—Kaila, Sandra saque las del caltro—ordena apuntando los círculos en donde estamos paradas.

—No se te ocurra vieja loca—La reacción de Ebe realmente me sorprendió, ella desprende energía desde el sello nuevo que se les formó cuando volvieron a entrar a Ojo de Mar.

Y con eso hizo un escudo que separó a las mujeres de nosotras, ni por más que quisieran absorber la energía, podrían hacerlo, en verdad no hermana se ha vuelto poderosa.

En conjunto a los gritos de frustración de Judith acompañaron los gritos de Helios, Hugo y Ander quienes acababan de pasar a la segunda fase, entrar a la nada.

Me desconecto de lo que ellos han hecho, por que no debo estar pendiente a esa batalla, y por más poderosa que sea Ebe, su escudo no es impenetrable.

—Alex ¿Qué carajos debía decir?—Pregunto nerviosa cuando Aracy se pone en medio de nosotras. Mi hermana se encoje de hombros, se nota que los nervios acabaron con ella.

Las Luces el Sol y la Luna [Libro3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora