Arachnophobia 2

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Advertencia: contenido obsceno que nadie debería leer porque es muy cochino y le hace muy mal a los cerebros en formación, así que no lo leas.

-Antes de seguir, ¿pueden decirme dónde está el lugar en donde voy a dormir? – preguntó mientras se disponía a ponerse de pie, inmediatamente la mujer le tomó del brazo.

-Quédate. Anda. Di que sí -Pronunció acurrucada en el pecho de su esposo, acto seguido miró a Dave quién enarcó una ceja curioso ante lo que su mujer tenía para decir.- Hay algo que quiero probar y todavía no puedo.- se quejó con un tono algo infantilizado, típico de las mujeres caprichosas, protruyendo sus labios en un puchero; su marido elevó ambas cejas remarcando sus incipientes líneas de expresión en señal de que su tono le causó gracia y para indicarle que siguiera hablando.- Un trio. ¿te animas, Alex? –

El Mencionado por respuesta se limitó a abrir los ojos enormes, muy sorprendido ante la proposición, para mirar a Dave en busca de signos de enojo y para pedirle disculpas si es que aquella locura le resultaba ofensiva, pero muy por el contrario, el pelirrojo solo miraba a su esposa con gesto de fascinación ante lo ocurrente de la mujer.

-¿Tú desde cuando tan sumisa pidiendo permiso, amor?- preguntó el pelirrojo.

-Tal vez hoy tenga ganas de recibir disciplina, pero necesito doble correctivo porque me he portado mal y estoy muy caliente- dijo mientras chupaba el dedo donde su esposo traía puesto su flamante anillo de matrimonio. Mirando al que estaba sentado a su lado con deseo mientras ejecutaba aquella acción. Ese gesto, un toque en el lugar correcto, cierto movimiento en su cuerpo y en sus caderas mientras se ponía de pie y el dejar que su perfume hablase por ella fueron suficientes para aplacar al sujeto lo suficiente para hacerlo picar, sentir algo de curiosidad y seguirla de forma sumisa cuando tomo la mano de ambos sujetos para que la siguieran a una alcoba enorme.

El primero en actuar fue Dave, desamarrando en un solo movimiento aquel vestido de gasa que cayó directo al piso, dejando a la joven completamente desnuda ya que no traía ropa interior, eso sorprendió a Alex que jamás hubiese imaginado algo así, miraba cohibido, de hecho la mayoría del tiempo apartó la mirada, no se le hacía buena idea permanecer allí, supuso que mientras menos interviniera sería mejor. Tal vez podría escabullirse en algún momento.

-Mira lo que tenemos aquí, Dijo el pelirrojo mientras vorazmente introducía el pezón izquierdo de la mujer en su boca para lamerlo y succionarlo. -Confiesa- Ordenó acercándose a su oído. -¿qué has hecho?- susurró a una distancia en la que claramente la otra podía sentir el aire de su respiración.

-Me toqué pensando en que me acariciabas los pechos-

- ¿así? - Dijo ejecutando aquella acción

-Sí, justo así. Perfecto- respondió dejándose llevar.

- ¿qué más?

-Me toqué pensando en que frotabas tu pene contra mis labios-

- ¿Así? - Dijo haciéndolo.

-¡Ah, Sí!, Sigue. – expresó removiéndose.

-No.- expresó alejándose- sé que hay más.

-Por favor, toca mi clítoris como imaginé que lo hacías. – suplicó

El de ojos azules solo se limitó a cargarla entre sus brazos y dejarla justo al alcance del azabache. -Haz lo que yo haga. – ordenó a su subordinado mientras ambos, guiados por la rubia dirigían sus rostros directamente a su pecho para saborear de él.

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