Un vecino ingrato 2

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De pronto alguien tocó la puerta de la oficina, Dave se puso rápidamente de pie y se apresuró a adelantarse y abrir, como el pelirrojo no había dejado que Alex le tocara, seguía estando perfectamente peinado, el de ojos castaños tenía el rostro con las mejillas coloreadas de excitación y vergüenza, intentó cubrir su miembro con su camisa y rogó porque aquella persona no fuera un superior, porque eso significaría tener que ponerse de pie y saludar, y ya no había forma ni tiempo de arreglar su ropa, ese segundo se sintió tan efímero como eterno.

Dave conservaba el rostro sereno y al abrir, como si no hubiese estado chupándole el pene a nadie, saludó de forma cortés al cartero sin siquiera la necesidad de que entrara, le dio una propina y luego cerró la puerta tras sí y volvió hacia Alex tentado por probar los labios que tan apetitosos se veían, se acercó lo suficiente, pero el de ojos café volteó el rostro.

- Ya no quiero más. – Dijo porque temía ser descubierto y lo recién ocurrido le había dejado una sensación desagradable en el cuerpo, a pesar de que su erección seguía allí y ambos lo sabían.

El pelirrojo aprovechó la proximidad a su oreja y susurró algo levemente, un sonido casi inaudible, tanto que el otro más que escuchar una voz, sintió la leve caricia de su aliento con aroma a café de grano.

"Te amo", creyó oír y aquello lo paralizó por un tiempo mientras el de ojos azules se alejaba a su propia estación de trabajo. Lo había dicho, al fin lo había dicho, pero una parte de sí creyó que no era nada más que una mentira, mientras otra fue muy feliz y la otra solo quería largarse a llorar sintiéndose miserable.

La parte de su ser que se sentía encandilada por todo lo que era Dave había anhelado por que aquella frase saliera de sus labios por meses, pero la que más lo amaba ahora deseaba no haber oído esas palabras jamás.

-Puedes ir a casa de tus padres a visitarlos si lo deseas. -Dijo Dave.

Entonces Alex se puso de pie, y por la espalda del pelirrojo deslizó ambos brazos por su pecho para abrazarle mientras afirmaba su mentón en su cintura escapular, Dave le respondió sujetándose de su izquierda con su mano derecha y besándola, luego el de cabello oscuro ladeó un poco su cabeza a fin de sentir el aroma a limpio que se percibía en el cuello de su amante.

Pudo haberse marchado, pero prefirió pasarse la tarde a su lado hasta la llegada de la media noche, horario en el que saldría el bus que le llevaría a destino.

Mientras tanto, al medio día Graham se topó con una reducida protesta pacifista.

"Imbéciles", pensó, mas de pronto comprendió que aquello que había visto no eran para nada visiones, era real, Damon estaba allí y se reconocieron, Graham quiso evitarlo tomando un atajo, pero este corrió detrás y lo alcanzó acorralándole.

- ¿qué mierda haces aquí, Damon? – preguntó enojado.

- Voy a acabar con esta mierda. – respondió con seguridad

- ¿Y cómo?, a ver. –

- Con el poder del amor. – Dijo resuelto, Graham rio.

- ¿Te das cuenta de lo ridículo que sonaste? – consultó aún entre risas contenidas.

- No, bueno... Sí, pero no te rías de mí, porque de igual forma no voy a dejar que sigas con esto. – Respondió ahora sí avergonzado.

- El poder de cuál amor, Damon, ¿cuál amor? – preguntó en un tono que pretendía hacer saber al otro que todo aquel discurso le parecía en verdad vacío.

- El amor que siento por ti. – dijo para besarle aprisionándole por el cuello, siendo aceptado por el otro con avidez.

- Estoy en problemas, Damon, estoy hasta la mierda con esto, te ruego que te vayas de aquí. – susurró en sus labios y le volvió a besar.

- La única forma de que me vaya es llevándote conmigo, tú decides, ahora todo está en tus manos. – jadeó al terminar el ósculo. Y Graham negó con la cabeza marchándose del lugar.

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