Asilo

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Las puertas de la casa de Alex se encontraban hace mucho tiempo abiertas de par en par, de par en par para Dave, solo había una cama, compartían lecho.

La primera noche el azabache le sintió llorar y no dudó en ceñirle con sus brazos desde atrás, acariciarle levemente con sus manos y susurrar un leve "sh", Dave se sintió agradecido y expuesto ante el gesto, hace años que no se permitía llorar así.

Un día se quedaron viendo en silencio y lo siguiente que hubo fue un beso quieto.

Alex era presa de sus propias pasiones, estaba embelesado con la presencia de su amor platónico en casa y se daba la licencia de abrazarle por las noches, no podía negarse que en ocasiones el pelirrojo le parecía aterrador, últimamente estaba siendo muy lábil emocionalmente, generalmente era encantador, pero a veces tenía cambios de humor muy bruscos, a veces , por instantes llegaba a ser muy violento, sobre todo verbalmente, pero la vez que más miedo le dio fue una en que le sorprendió observándole como quien mira lo más preciado, el colorín se encontraba con su cabeza apoyada en los anchos hombros del pelinegro, con los ojos perdidos en dirección al espejo, el de ojos marrones leía despreocupadamente una revista, de pronto sus orbes enfocaron el espejo y chocaron con esa mirada y esa expresión alucinada que Dave no se molestó en esconder, se observaron por largo tiempo, como quien juega a quemarse los ojos o a mantener la mirada.

Otra cosa que inquietaba era el tremendo apetito sexual de Dave, dispuesto a follar cada noche, más de una vez cuando se podía, Alex se preguntaba cómo era posible que Caroline aguantara tanto cuando él a veces sentía que le faltaba energía por las mañanas, era como si ocupara el sexo como ansiolítico.

La primera vez que intimaron a solas fue un momento maravilloso para el azabache porque se sintió deseado y protegido, mas el colorín la mayor parte del tiempo se sintió horrible porque no sabía exactamente por qué lo estaban haciendo, se sintió una farsa, pensó en muchas cosas, se cuestionaba tanto que no pudo venirse en el interior del castaño.

Una vez sintió el orgasmo del otro, salió de él quitándose en condón, poco dispuesto a cariñitos posteriores.

Alex sospecho de su momentánea anorgasmia, así que se volteó y observó aquel pene aún perfectamente erecto y se volvió gateando hacia él, se puso cerca y de rodillas como quien reza, apartó su flequillo y le miró a los ojos como pidiéndole permiso para hacer lo que tenía planeado o perdón por no haber sido lo suficientemente bueno como para hacerlo terminar.

Dave observó su rostro de semblante sumiso, totalmente dispuesto a sus designios, observó el rosado pálido de las líneas de agua de sus ojos que acumulaban un par de redondas lágrimas y ese brillo en la mirada.

Recordó la primera vez que Caroline le había hecho un oral, se ató el cabello con un colet, también de rodillas y ojos brillantes, pero esa vez sus ojos brillaban de deseo, no de esta forma, rememoró encuentros sexuales y amorosos con otra gente y supo que nadie lo había mirado así nunca.

Se preguntaba si sería limerencia aquello y se recordó a si mismo joven, preso de un amor enorme que lo hizo mierda, era tanto el peso de su sentimiento que al intentar llevarlo en los hombros casi le rompe la espalda, entonces sintió que no estaba a la altura, ni cerca de poder corresponder algo como eso, Alex se estaba comportando como un pobre loco, así que se inclinó, besó su frente, atrajo su cabeza contra su pecho, besó sus párpados, recogió con sus labios las dos lágrimas que escurrieron cuando cerró sus ojos y finalmente lo beso en los labios y al besarlo se besó a sí mismo y a su propio dolor, a ese jovencito tan inexperto cuyo único deseo era ser amado, conocer el amor, pero que en lugar de aquello perdió la inocencia y la virginidad. Así que le dejó hacer, tomó su cabeza y en vez de guiarle, le acarició el cabello con delicadeza hasta que eyaculó en su boca.

Alex escupió el semen acumulado en una taza que se encontraba sobre el velador, Dave le dio un ligero beso en los labios y le invitó a descansar en su pecho hasta el siguiente día.

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