La paga

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Advertencia: Capítulo asqueroso que contiene weas pa gente qlia obscena, vieja y que ya esta mal de la cabeza.

Dave salió de casa a primera hora del día, decidió dejar a su esposa dormir ya que se habían acostado tarde.

Cuando Caroline despertó a eso de las once de la mañana, sus pensamientos no tardaron en arremolinarse y atormentarla, se preguntó qué sería aquello que hacía a Alex tan especial para su esposo, también recordó la promesa que había hecho la noche anterior, aunque no tenía muchas ganas de cumplirlas sería la excusa perfecta para descubrir qué era lo que él tenía y ella no (además de pene, claramente).

Se maquilló lo mejor que pudo para ocultar las señales de su llanto y se apersonó en el lugar donde ambos hombres trabajaban, se presentó donde el guardia, que la conocía, pero no se esperaba que la mujer apareciera ante la ausencia de su cónyuge, así que ella se justificó diciendo que había olvidado algo de su pertenencia dentro y que debía ir a buscarlo, el lugar estaba casi vacío, cosa que le causó extrañeza.

Entró a la oficina sin golpear encontrándose a un sorprendido Alex haciendo algún tipo de papeleo en su escritorio de siempre.

-Hola, Alex.- Saludó intentando esconder el dejo de coraje que amenazaba con salir a la luz.

-Hola, Caroline, ¿a qué se debe la sorpresa?, ¿cómo estás? - respondió ocultando su incomodidad tras una sonrisa cínica, como siempre. Se preguntó si la rubia habría venido a discutir o a intentar aclarar alguna de las cosas por las que preocupada gritaba a su esposo con mucho disgusto en la noche anterior, pero prefirió no precipitarse no hablar de más.

-Muy bien Alex, ¿y tú? – consultó continuando la conversación de manera estúpida para intentar ganar tiempo para pensar en las cosas que iban a ocurrir, aunque esta vez no pudo evitar el dejo de violencia que se coló en la entonación de sus palabras. Al notar ese casi imperceptible cambio de entonación, Alex decidió comenzar con su defensa.

-Caroline, yo...-

-Te debo algo. - interrumpió hablando seco.

-No es necesario, lo que pasó anoche fue...- intentó declinar cuando la de ojos azules le calló la boca robándole un beso debido a que no quería escuchar una mierda de lo que él tendría para decir ya que en su cabeza la continuación de aquella oración no podía ser nada bueno.

"Lo de anoche... ¿fue un error?, ¿fue perfecto?, ¿me encantó que tu marido me jalara el ganso, perra estúpida?, ¿no fue la primera vez, te estamos engañando en tu cara, zorra?, ¿fue la cosa más suave que hemos hecho porque nos revolcamos aquí mismo desde hace tiempo?", pensó irritada.

-Te lo prometí, soy una mujer de palabra...- Pronunció acariciando el paquete de quien ahora se encontraba debajo de sus piernas. - siempre cumplo lo que prometo. - completó la frase casi como una advertencia.

Alex que era la mezcla perfecta entre el cerebro hedonista y la carne débil no tardo mucho en ceder ante el estímulo, no podía negar que follar le encantaba y que la ojizarca se sentía estupenda, así que continuaron besándose y desvistiéndose mutuamente. Caroline dejo de lado su molestia pues el sexo siempre la relajaba y en caso de ser descubiertos podría alegar que... La verdad si alguien se enteraba, si el mismísimo Davis Alexander se enteraba, a ella no le iba a importar una mierda, o eso sentía ahora.

La rubia se besó con el azabache acariciando sus lenguas mientras desabrochaba sus pantalones y bajaba un poco su ropa interior, al cortar el ósculo continuó con su labor de desnudarle el tren inferior, bajando todo hasta donde sus zapatos permitían, escupió sobre el pene de Alex para tener más lubricación y masajearlo más fácilmente, luego tomó ambas manos masculinas para que fuera él quien la despojara de su ropa interior.

-No tengo condones. – dijo el de ojos castaños en un arranque de racionalidad a la vez que alejaba sus manos.

-Tomo pastillas. – se apresuró hablar la mujer, deseosa de complacerse y descubrir qué era lo que tanto le gustaba a Dave, ante la demora en la respuesta motora de su improvisado amante, ella misma corrió la parte inferior de sus calzones hacia un lado y con la otra mano introdujo el pene de Alex por fin en su vagina, le gustaba tanto la sensación de ser penetrada que pronto olvido sus objetivos y simplemente se dejó llevar, ocupada en ascender y descender lo mejor que podía.

-No me gusta este tipo de silla. – dijo poniéndose de pie e invitando al contrario a hacer lo mismo para dirigirse al escritorio de Dave, un lugar conocido para ella y que se encontraba totalmente despejado para subirse encima e invitar al otro a refugiar a su mejor amigo entre sus cálidas piernas.

Los obscenos que ambos producían, sumado a las fuertes ráfagas de placer que sentían, eran demasiado intensas como para pensar en el mundo y darse cuenta de las cosas que acaecían justo en ese momento en el centro de la ciudad en cada lugar del país.

Gracioso fue que el clímax coincidiera justo con el sonar de las sirenas...

"Creo que cuando los hombre se besas... Se supone que debes tener una orquesta tocando una marcha en tu cabeza, visualizar banderas nacionales ondeando y soldados que marchan arriba y abajo pasando el Cenotafio o soldados que suben por la cima y entran en la batalla, dándose el uno al otro...*

*parafraseo del fact 21 del libro "Dave Rowntree facts de weatelefonica

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