Bizarro.2

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Al salir del baño Caroline encontró a Graham prolijamente arreglado, pidió ayuda para hacer la cama, luego de eso terminó de emperifollarse, al salir se dirigieron caminando hacia a la avenida, tomaron un taxi, la rubia saludó cortésmente al chofer y le extendió una hoja de papel pidiéndole que fueran a aquel lugar, pronto el cerebro de Graham comenzó a dar pequeños flashes el reconocer aquellos lugares.

Al bajar supo de inmediato que se encontraba a las afueras del sitió donde vivía Damon.

- ¿Qué hacemos aquí? - consultó Graham con inquietud.

- Ya te he dicho que necesito un músico para mi show. Tú solo confía en mí. –

Mientas tanto Damon daba vueltas sobre su colchón intentando encontrar una posición cómoda, aún tenía un inmenso moretón en un segmento ubicado sobre sus costillas izquierdas fruto de un enfrentamiento que había tenido en las calles hace algunos días. Ciertamente se sentía solo.

"¿Qué es lo que más te gustaría en este momento?, ¿qué es lo que más necesitas?", meditaba. Muy a su pesar la única respuesta era el cálido abrazo, la suave piel y la dulce voz de Graham. Los pensamientos acerca de aquellos hombres poseyendo a su hermoso chico le atormentaban, consideraba el arrastrarse hacia él como un mal negocio, sin embargo, si se le hubiese dado la posibilidad de pedir un deseo, sería que volviera. Sin importar si aquellas cosas que imaginó, había hecho en aquel departamento eras ciertas o falsas, ni siquiera preguntaría por aquello si el otro le prometía pasar el resto de sus días a su lado.

De pronto sintió que tocaban la puerta del lugar con insistencia, en un primer momento pensó en no ir, pero la insistencia y darse cuenta que nadie iría a abrir porque se encontraba solo hicieron que se levantara a abrir a pesar de la pereza. Al hacerlo se encontró con una mujer rubia muy menuda que no superaba el metro sesenta y cinco quien le miró con una sonrisa y le saludó, al observarla y ver sus ojos azules y su nariz, pensó que esta chica podría haber sido perfectamente su hermana, pero teniendo el pelo y la piel más claras.

- Damon, ¿verdad? – consultó aún sonriente

- Así es, ¿y tú quién mierda eres? – Preguntó con algo de temor a causa de ser buscado por una persona desconocida, La chica simplemente sonrió.

- Caroline Winkler. Un gusto. – expresó la de ojos azules extendiendo su mano.

- Igual. – expresó con hilo de voz. – En qué te puedo ayudar?

- Cortito, solamente he venido a dos cosas.

- Te escucho. -

- Verás. Soy bailarina, me encantaría hacer un show con alguien que toque la guitarra y cante mientas yo bailo, y me han comentado que tú eres uno muy bueno. Ten. – Dijo dándole un papel. – si te interesa puedes ir a este lugar y decir que vas de mi parte, Habla con ese hombre acerca del dinero.

- Ok, lo pensaré.

- Lo segundo es...- Expresó la mujer mientras tiraba de la mano de Graham para situarlo ante la vista de Damon – que tengo un paquete para ti.

El pecho de Damon se agitó y apretó grandemente mientras sentía mariposas en el estómago por la imagen, Graham no fue capaz de decir una sola palabra al sentirse expuesto tan sorpresivamente. Ella se dio vuelta y abrazó a Graham que aún estaba paralizado. – Solo se muy detallado cuando me cuentes. Lo que pasó. – Susurró en su oreja. – ¡Hasta luego! – gritó sin voltearse mientras se alejaba caminando a paso alegre del lugar.

Ambos Hombres se miraron sin saber que decir ya que les era imposible saber por dónde empezar. El rubio intentó cerrar la puerta, pero Graham interpuso su bototo en la puerta frenando aquella acción. -Tenemos que hablar. – No te atrevas a seguir huyendo de tus sentimientos.

Damon abrió el portal, invitó a pasar al otro y lo cerró tras él.

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