Warsaw

Arachnophobia 3

Advertencia: asquerosa continuación del capítulo anterior, leer esta mierda hace pésimo para la salud mental y sexual, a demás tiene errores redacción, gramática y ortografía. No se crean nada de lo que dice porque yo siempre virgen nunca invirgen.

El pelirrojo tomo un par de condones y se colocó el suyo primero. -Siempre supe que me dejarías por uno más joven. – Dijo falsamente ofendido, sobre su esposa mientras se introducía de la manera más lenta entre sus piernas, adelantando sus caderas hasta lo más profundo, repitiendo con total control. - ¿En verdad crees que lo hace mejor que yo? – Expresó acercando el profiláctico restante a su compañero.

Antes de que Alex pudiera tomarlo, la rubia se los quitó, procedió a abrirlo -Eso habría que averiguarlo.- respondió antes de cubrir el ya erecto pene del pelinegro con la boca para aprovechar de hacerle sexo oral, el azabache lo sintió agradable, mas se cuestionó el por qué estaba ahí, para inmediatamente recordar que su motivo para marcharse de casa había sido siempre el obtener el máximo de diversión y eso era lo que estaba logrando, ¿o no?, aun cohibido, desechó el instinto de sujetar el cabello de la mujer con el fin de guiarla, cuando ella apartó su boca para mirarle a los ojos Dave se los cubrió con una pañoleta de seda

-No olvides que estás castigada. Ven, túmbate-ordenó guiándola para que se tirase en la cama.

-No es justo. -

-Tócate, enséñale a Alex donde están tus zonas más sensibles y como te gusta que te lo hagan. Míralo, parece nervioso, como que fuera virgen, como si estuviese obligado. Has que tenga ganas y dejo que te folle. – Ofreció por medio de un susurro el ojiazul.

La ojizarca obedeció al pie de la letra logrando encender los instintos más bajos de su víctima. -Estoy más que dispuesta a que me hagas tuya, Alex. – dijo ganándose en 4, descansando su cabeza sobre el colchón y subiendo la cadera para que el otro pudiese ver lo que tenía para ofrecerle.

-Anda, Te aseguro que va a ser el mejor polvo de tu vida. – Pronunció dave.

El antedicho se acercó tímido, seducido por el panorama, adentró su miembro viril por detrás en las suaves, tibias y húmedas paredes de la vagina de la joven comenzando lento debido a sus temores, demoraba infinidades en introducir y sacar el pene, cuando la mujer se adaptó a su ritmo, comenzó a mover su cadera hacia atrás para ayudar a profundizar las estocadas y en el instante en que el placer comenzó a tomar control, aumentó el hombre su velocidad, tomando fuertemente las caderas de la joven. Escuchándose el ruido del choque de cuerpos, sumado a gemidos por parte de ambos, por toda la habitación.

Mientras tanto, Dave besaba a su esposa acallando con su propia boca el hambre de aquellos gemidos mientras hacía crecer su placer estimulándole el clítoris como solo los años de conocerla le habían enseñado.

El de ojos cafés se vino un poco antes, pero no fue nada que el pelirrojo no pudiera solucionar, así que utilizando su mano, logró llevar a su mujer a un exquisito orgasmo que le hizo temblar las piernas y desplomarse sobre la cama.