Arachnophobia 1

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-Hoy iremos a cenar, mi esposa dice que sería buena idea que vengas con nosotros. – Dijo Dave, mientras revolvía su vaso de café con dedicación.

- Qué no es muy personal, me refiero a que las cenas generalmente son románticas y por como son ustedes -Rio Alex– solo iría a interrumpir. -Se excusó

-No, para nada. La verdad es que solo cenaremos fuera porque la señora que cocina en casa no va a estar esta semana. Si quieres llamo para que Caroline te confirme que efectivamente quiere que nos acompañes. – respondió el pelirrojo.

-Pues eso estaría bien, estoy completamente seguro de que es una broma y quieres hacerme pasar una vergüenza en frente de ella. –

-Okey. – Respondió mientras discaba para comunicarse a casa, esperó un momento y por fin habló. – Aló, amor, Alex quiere hablar contigo, no me cree que está cordialmente invitado a nuestra cena. – esperó un momento a escuchar que le decían del otro lado. -Ten. – ordenó al de ojos negros mientras le pasaba el teléfono.

-Está bien- expreso el de lacios cabellos con irónico tono de niño regañado. – Nos vemos, gracias. Adiós. – se despidió para, al instante colgar. -Olvidaste mencionar que pagabas tú. -Dijo mientras su rostro expresaba fingida molestia

-Entonces...

-No se diga más, supongo que nos veremos en la noche. – respondió el azabache mientras sonreía, según su costumbre.

-Nos iremos de aquí directo, yo te llevaré, a demás no me gusta comer tan tarde. – Sentenció.

Llegada la hora, ambos hombres llegaron a un elegante restaurante, en una mesa los esperaba la rubia, vestida de forma elegante con un vestido que le daba aires de hollywood clásico, sugerente y sensual como siempre, incómodamente elegante para el gusto de Alex, muy normal para los estándares de David, quien se habría sorprendido en verdad si la viera de buzo y zapatillas o con cualquier atuendo desaliñado, pero esa no sería la ocurrente mujer con la que contrajo matrimonio.

La cena transcurrió normal, se podría decir que todos pasaron un buen momento, el único "pero" era que la mujer y James bebieron mucho y estaban algo ebrios cuando el encuentro terminó, a diferencia del de ojos azules que no bebió ni una sola gota de alcohol

-Adiós, muchas gracias. Espero que lleguen sin novedad a casa. - Dijo Alex tratando de ponerse de pie y despedirse.

-Estás demasiado ebrio como para que te vayas solo. Ven con nosotros a casa, te quedas en el cuarto de invitados, puedo prestarte un uniforme para que vayas a trabajar mañana, de todas formas, son todos iguales y casi de la misma talla. - Ofreció el de ojos azul.

-No hace falta, estoy bien. – espetó el de piernas largas tropezando con la silla al finalizar la frase.

La pareja rio al unísono y Dave se puso algo más estricto. – No quiero que digas una sola palabra. Vienes con nosotros y si insistes en irte solo voy a tener que obligarte por las malas a subir al auto. - Amenazó con tono sereno el rubio, hablando más en broma que en serio.

-Vale, vale. - respondió el aludido, sabiendo de los métodos de su superior.

Una vez llegados al hogar, la mujer se quitó inmediatamente sus zapatos de tacón, perdiendo por lo menos unos 10 cm de altura.

Dave tomó asiento junto a Alex mientras su esposa se acercó contorneándose para abrirse de piernas encima de él y besarlo apasionadamente mientras movía sus caderas sobre su entrepierna, sin importarle la presencia del otro allí, de todas formas ya habían llegado al lugar de las desinhibiciones. 

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