Red velvet

83 10 10
                                    


Dave observaba a Graham hacer lo suyo, se preguntaba por qué se sentía tan atraído por ese chiquillo, ya casi ni podía creer que entre tanto enredo que tenía en su cabeza, tuviese que sumar esa gravitación que sentía por él, lo espió durante un tiempo y supo sobre lo suyo con Aquel joven rubio al que frecuentaba los fines de semana, investigó a Damon y descubrió algunas cosas un tanto interesantes sobre él.

Todo era tan familiar, tan repetido.

Las cosas con Alex marchaban cojas y como podían, convivían en relativa paz y el de cabello oscuro se sentía tranquilo, el pelirrojo actuaba normal excepto por esa obsesión repentina de querer pintar las paredes del departamento de color rojo y que ese mismo día concretaría, ya había dado aviso de que contrataría a tres personas y que james no tendría que preocuparse por nada.

El primero en llegar aquel día fue el de ojos oscuros, luego Dave en compañía de un joven llamado Francisco Javier, seguido de Graham y finalmente Damon quien no se esperaba encontrarse con su novio en aquel lugar, pero más se sorprendió cuando Francisco fue quien le abrió la puerta, ya que lo conocía de antes, se lo había topado un par de veces en la madrugada por las calles y, según sabía, se dedicaba a la prostitución.

-¿Puedes venir a ayudarme con esto, Graham?- Pidió el pelirrojo a penas se enteró que el rubio había llegado, haciendo que se quedara a solas con el otro joven.

-Hola, ¿Cómo estás?, ¿qué haces aquí? – consultó ansioso por saber Damon.

-Sabes a lo que me dedico, por tanto ya sabes a lo que he venido. – contestó seco el gigoló.

-¿Y sabes exactamente a lo que he venido yo?, me refiero a ¿qué tiene que ver conmigo? – preguntó el ojizarco alarmado pues a él le dijeron que debía ir para un trabajo a cambio de una paga, pero no le habían explicado del todo bien.

- ¡Ja!- Rio con burla. – No te hagas el idiota, todos estamos aquí para lo mismo y Graham también. Esta orgía va a estar buenísima.

Aquellas palabras dejaron a Damon tremendamente mareado y un celo enorme lo consumió al instante, a penas Graham volvió a aparecer por el umbral, comenzó a insultarle y a tratarle inmerecidamente mal, presa de la confusión, la ira y el engaño.

Graham, confundido como estaba, solo se quedó en silencio sin poder articular una sola palabra, ni siquiera entendía que carajos era lo que le estaba pasando a su amado, así que a penas escuchó el portazo que anunciaba la salida del rubio comenzó a llorar, intentando aguantarse las lágrimas en vano.

Dave fue como que apagase sus fuerzas, le abrazó con aura gentil, haciéndose sentir reconfortante, susurrando palabras de aliento y acariciando sutilmente.

Alex, quien salió de su habitación alarmado por los gritos supo que había algo en esa imagen que no estaba bien y que era algo que iba más allá del llanto de su pequeño de lentes, era la forma en que Dave lo tomaba, el misterio de por qué lo había traído justo a él a casa.

Parte del plan de su superior se develaba justo ahora dentro de su mente, aunque lamentablemente, ni Damon ni Graham lograban descubrirlo y caían como presas fáciles.

Observó ese dejo de satisfacción en la mirada de su Rowntree causado por estrechar el cuerpo del menor, pero no hizo nada, enfrentarlo significaría dejar de recibir migajas que para él significaban el mendrugo que le alimentaba día a día y sin el cual podría, según lo que le indicaban sus entrañas, morir de inanición.

Dave estaba complacido, su plan había sido tan simple, pero tan efectivo, solamente pagó un poco más a Francisco Javier para que dijera aquellas cosas a Damon, pues sabía que se conocían. No tenía mucha fe en que se las creería y a pesar de que las lágrimas de Graham le conmovían, todo había salido a la perfección.

WarsawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora