Un deseo incontrolable

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Entre tanto, Cruz había recibido la llamada de Sonia para que se presentara en recepción, había una queja y su voz reflejó perfectamente la sorpresa que aquello le había causado. Cruz caminaba pensativa, Sonia no era una mujer que se mostrara sorprendida fácilmente, muchos años de experiencia la avalaban de sobre manera. Al llegar vio a una pareja que discutían, el rostro de la mujer le llamó la atención, parecía terriblemente cansada y preocupada, mientras el del hombre era totalmente diferente

C: Hola soy Cruz Serrano, la directora de Urgencias. Me han comentado que tienen una queja

N: Si, así es

C: Muy bien vamos a mi despacho, síganme por favor (les dijo amablemente).

Carlos: Yo no voy

A: Tú vienes (le estiró del brazo con fuerza y rabia, gesto que no pasó desapercibido por Cruz)

C: Pasen por favor, siéntense (una vez se sentaron, Alba mantenía un gesto de desesperación en su rostro que seguía intrigando a Cruz) ¿De qué se trata la queja?

A: No quiero que la doctora que está tratando a mi niña, lo haga

C: A ver... ¿no quiere que la Doctora Lacunza que es nuestra Pediatra y además, una de las mejores de Madrid, trate a su hija? (no podía entender aquel ruego y su voz reflejó su sorpresa)

A: Eso he dicho

C: Tiene algún motivo en concreto para ello... no me malinterprete, pero no puedo apartar a una de mis doctoras de un caso como el suyo donde además la niña corre peligro

A: Tengo muchos motivos para ello, sí. Y si no la aparta, me la llevo de este hospital

C: Creo que está usted sacando las cosas de quicio, disculpe

A: ¡Se lo vuelvo a repetir!... (cerró los ojos y una lágrima resbaló por su mejilla y entre dientes le dijo muy seria) No quiero que la lleve ella

C: De acuerdo... me haré cargo del caso personalmente

A: Se lo agradezco

C: ¿Usted no tiene nada que decir? (le preguntó al hombre que negó con su cabeza sin responder) De acuerdo, les mantendré informados

A: Gracias (le dijo lentamente)

Carlos: ¡Pero qué te pasa!, ¡estás loca!

A: Cállate Carlos... cállate

Carlos: Me largo... no soporto los hospitales

A: ¡Tú no te vas de aquí!, ¿tan poco te importa tu hija?

Carlos: No me vengas con idioteces... no será nada... esa médica estaba un poco chiflada seguro que no es nada, solo es un golpe, nada más

A: A veces pienso que el único que está loco eres tú.

Se levantó marchándose de manera febril de allí. Notaba como el pecho estaba a punto de estallarle, notaba como un sudor frío se había apoderado de ella, y allí en el pasillo sintió que la vida se le estaba burlando, no podía ser, ¡con la de médicos que habían en Madrid, y pasarle precisamente a ella! Cuando Cruz llegó al despacho de Natalia, la vio estudiando el escáner, por su gesto sabía que no tenía buenas noticias, la vio concentrada, pero al notar su presencia su mirada le dijo tantas cosas que de golpe se asustó. Se acercó en silencio hasta los resultados de la prueba que colgaba de la pantalla

C: ¿Qué tenemos?

N: Un pequeño derrame, me gustaría no operarla es muy pequeña pero... creo que es lo mejor, no quiero arriesgarme a que le ocurra nada

Apuesta equivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora