Celos

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Al quedarse sola, Alba sonrió se fue a la cama con Natali jugó con ella un rato y después llamó a Carmen, cogió papel y lápiz y fue apuntando todos los pasos que debía seguir. Cuando terminó, cenó algo rápido y se metió en la cama esperando que pasara pronto la noche, la mañana y que la noche llegara deprisa. Entonces entre las sábanas, se acurrucó buscando el cuerpo que durante varias noches le había estado dando calor y protección, al no tenerlo se sentía huérfana, perdida en la cama, ante la ausencia de su mujer , decidió apropiarse de su almohada y del aroma que dejaba en ella, lo abrazó como si fuera ella, pensó en ella, lo profanó, pensó en su respiración tranquila cuando dormía, en sus caricias lentas cuando pensaba que Alba estaba dormida y le disparaba las emociones en su interior de manera irrefrenable. El sueño le fue llegando mientras pensaba en Natalia , en aquel beso, en aquel abrazo, se fue durmiendo mientras se sentía afortunada de tener a su lado, una mujer como ella , hasta que definitivamente se durmió con la sonrisa en sus labios al ver su imagen en el sueño que comenzó a vivir en soledad.

Aquella tranquila noche en el hospital, se le hizo eterna a Natalia , aunque trato de estar entretenida en cualquier cosa, le era realmente imposible apartar de su mente a Alba y todo cuando estaba ocurriendo tan precipitadamente en los últimos días. Sabía que aún le quedaba una llamada pendiente por hacer, sin duda a las seis de la mañana le pareció una buena hora, su madre siempre se levantaba sobre las cinco y media. Se fue a su despacho dejando aviso que si necesitaban algo la avisaran de inmediato. Marcó su número de teléfono y al segundo timbrazo contestó

Rosario: ¿Sí?
N: Mamá soy yo
Rosario: ¡Hola María dame un segundo por favor!, Mikel termina tú que voy a hablar con María... (Natalia cerró los ojos con tristeza, la mentira de su madre le dolió en el alma) ¿Qué tal cariño?
N: Bien, bien, ¿y tú?
Rosario: Todo bien. ¿Ocurre algo?
N: No, bueno sí, quería darte una noticia (sonrió de lado)
Rosario: ¿Qué pasa? (su gesto fue de máxima atención)
N: Natali es mi hija y De Alba , claro.
Rosario: ¡Me alegro! (no hizo aspavientos ni elevo la voz, ni transmitió alegría, tan solo su tono mostró sinceridad) Sé la ilusión que te hacía ser la madre de esa niña
N: Sí mamá, ahora ya es nuestra hija y todo está mejor
Rosario: Me alegro mucho. Pero tu voz me dice que estás triste, ¿ha ocurrido algo?
N: No, solo que estoy de guardia y tengo ganas de irme ya a casa con Alba y disfrutar de nuestra pequeña (su madre guardó un prudencial silencio) Mira en realidad es que mañana vamos a celebrarlo y haremos una fiesta, Elena no se puede quedar y me preguntaba si tú podrías venir.
Rosario: Lo siento hija, pero no (esta vez su tono si reflejó su dolor) Tu padre tiene un cóctel y ya sabes que eso es sagrado.
N: Lo sé, bueno no importa...
Rosario: Gracias por decírmelo, de verdad me gustaría ir.
N: Bueno no pasa nada... en cuanto puedas darte una escapadita, aunque nos vamos a ir a Valencia el fin de semana que viene.
Rosario: Yo te llamo y te digo cuando puedo
N: Está bien. Adiós
Rosario: Adiós
N: Mamá (la llamó antes de colgar)
Rosario: Dime hija
N: Gracias
Rosario: Te quiero hija

Al colgar le quedo una sensación extraña que no supo como definir, pero algo extraño se había colado en su interior. Suspiró mirando el reloj, le faltaba una hora para marcharse, para poder ver a Alba.

Salió del hospital con la sonrisa dibujada en los labios, con el gesto cansado pero ilusionado, Sonia que entraba sabía porque.

Sonia: Adiós enamorada
N: Adiós (le sonrió ampliamente)
Sonia: Que te vaya bien
N: Cortito pero imagino que sí (le guiñó un ojo mientras firmó) Oye Sonia, ¿te puedo pedir un favor? (le preguntó bajito)
Sonia: Sabes que sí
N: Cuídame a mi niña por favor...
Sonia: ¿Tu niña?, ¡vamos anda!, ¡su niña dice!, tranquila que se cuida sola (renegó subiéndose las gafas)
N: Ya sabes porque lo digo
Sonia: Hija tu niña le dio un bufido a Raúl como si fuera una felina, así que a ver si tú haces lo mismo con otras (acentuó su última palabra)
N: No tienes arreglo... (se marchó sonriendo y negando con la cabeza)

Apuesta equivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora