Deseo

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Tal y como habían quedado, fueron primero a por Maria y después se reunieron con las demás en el barrio de Chueca, Alba estaba un poco asustada pero la presencia de Maria le había calmado sus nervios, mientras Marta y ella hablaban de la pareja

Ma: Lo que yo te diga Marta, esto no es una boda ni es nada... si es que nos van a pillar, ya me veo a todas en la cárcel por mentirosas. A propósito Alba estás impresionante con ese conjunto
M: Que se lo pregunten a Natalia (decía riéndose)
A: Gracias Maria
M: Bueno ya hemos llegado, mira están allí (les señaló con la mano)
C: ¡Alba guapa, qué radiante! (le decía sonriendo mientras se besaban)
A: Muchas gracias Cruz
L: Esta no es nuestra Alba, ¿eh?
A: No digas tonterías Laura... que me pongo roja
Sonia: Hola
A: Hola Sonia (le dijo sonriente al ver la distancia de la mujer con ella)
Marta: ¡Pasemos chicas, pasemos! (decía excitadísima) Hola chicas
A: Oye Maria ... solo hay mujeres (le dijo tirando de su manga)
Ma: Sí, es un bar de esos... ¿cómo se dicen, Cruz?
C: De ambiente (le guiñó el ojo)
A: Joder...
M: Ya estamos aquí (les dijo a dos camareras que se acercaban a ellas con una sonrisa de oreja a oreja preguntando quien era la afortunada) Alba da un paso adelante, ella es quien tiene loquita a Natalia
Beatriz: Pues encantada de conocerte y enhorabuena... menudo bombón te llevas
A: Gracias (dijo un poco cortada)
Sonia: Que lastima que todas lo aprecien menos tú (le dijo bajito Sonia y Alba se giró mirándola con un tanto de dureza)
Beatriz: Venga vamos que ya está todo preparado
Marta: ¡Vamos chicas que la noche es joven! (dijo con alegría

Se sentaron en una mesa que había en un rincón de aquel coqueto restaurante, la mesa preparada exquisitamente para la ocasión, Cruz y Marta se sentaron a ambos lados de una Alba que estaba un poco asustada, frente a ella lo hicieron Maria y Sonia, y Laura . Todo estaba preparado no tuvieron que pedir nada porque Marta lo tenía todo bajo control. Hasta que antes de empezar a repartir los platos, una de las chicas se acercó al oído de Marta y le dijo algo que le hizo marcar una sonrisa en su rostro, todas se temieron lo peor

Marta: A ver un momento de atención chicas... esto es una despedida de soltera en toda regla, y como tal nos falta algo
Ma: ¡Ay Señor! (renegó Maria mirando fijamente a una Alba que se mostraba un tanto inquieta)
M: ¡Chicas adelante! (las camareras sacaron unas bolsas grandes todas miraban divertidas pero cuando Marta sacó lo que había elegido para dar la nota de una despedida de soltera todas con la excepción de Alva rompieron en carcajadas) Un momento chicas... un momento
A: ¿No pretenderás que me ponga eso? (le señaló lo que llevaba entre sus manos con gesto repleto de terror)
M: No solo te lo vas a poner tú, hay uno para cada una de nosotras. Chicas, en este momento instauro a Alba como la novia que se nos despide.

Acto seguido le puso un sombrero negro que en lo alto llevaba dos pechos desnudos, Laura que estaba muerta de risa repartió con rapidez los demás sombreros a todas las que compartían la mesa, de ese modo, Maria miraba intercaladamente el sombrero, las tetas y a una Marta que se mostraba divertidísima

Sonia: Animo Maria ya podemos rezar para que nadie nos reconozca (le dijo muy seria Sonia mientras se colocaba el sombrero y veía como las demás se morían de risa) Que pinta debo hacer, ¡por favor!
Ma: Perdona ¿eh?, pero (no pudo más que dar una carcajada y echarse para tras mientras se tapaba la boca)... pero... ¡estás increíble!
Sonia: Anda póntelo tú bonita... (le decía seria con el sombrero puesto)
Ma: Está bien... está bien... uf... uf (respiraba tratando de calmarse, y con un gesto no muy convencido se puso el dichoso sombrerito en su cabeza) ¿Qué tal?

Nadie pudo contestarle, porque todas incluida Alba estaban muertas de risa, Cruz no podía reprimir las lágrimas que caían por sus mejillas, Laura se había volcado sobre la mesa con un dolor agudo en sus costillas, Marta daba carcajadas sin parar, mientras ella también se ponía el sombrero, hasta Alba lloraba de la risa, no podía dejar de reír, levantaba la mirada y veía a aquellas dos mujeres tan iguales, tan serias y bien puestas con aquellas dos tetas en sus cabezas, y era un querer y no poder parar. Además les había entrado la risa floja a todas y cuando parecía que se calmaban, alguna de ellas rompía en esa risa contagiosa hasta Cruz, se quejaba de no poder parar, y es que ella que conocía perfectamente a Sonia y su seriedad, verla allí tan tiesa con el sombrero podía con ella

Apuesta equivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora