Necesidad

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En la cama, entre las sábanas suaves y la fina manta, se encontraba una Alba que se había despertado con la sensación de estar en el mejor lugar del mundo, se sentía feliz, una sonrisa de oreja a oreja cubrió su rostro, un suspiro invadió su alma sacando a flote sentimientos que al escuchar las pisadas de Natalia llegar, los devolvió a su lugar. Puso gesto serio y se acurrucó como si de tal manera, Natalia pasará de largo, pero no fue así.

N: Buenos días... venga despierta dormilona (le decía con cariño mientras dejaba la bandeja sobre la mesita)
A: ¿Qué hora es?
N: Las nueve y media
A: ¿Y se puede saber por que...? (se quedó sin palabras al ver la bandeja, se hubiera puesto a llorar a moco tendido como pensó de no ser que Nat captó su gesto)
N: ¿Qué?
A: Porque me llamas tan temprano (su tono trató de ser oscuro pero no lo logró)
N: Porque en la Sierra hay que aprovechar todas las horas del día (seguía hablándole con ese tono repleto de ternura y susurrante)
A: Llévate las rosas por favor
N: Claro (le sonrió, "las rosas me las llevó, pero la sorpresa que te has llevado tú, la dejo") ¿Quieres algo más?
A: No, así está bien...
N: Voy a desayunar... espero esté todo a su gusto
A: ¡Natalia! (la llamó cuando se había girado sin elevar mucho la voz, pero lo suficiente para que se detuviera en seco)
N: ¿Qué? (le preguntó con un latido fuerte de su corazón)
A: Las flores
N: ¡Ah sí!, perdona... (le sonrió)
A: Gracias...

Aquel gracias le hizo a Natalia que el día fuera del color más maravilloso que había en el mundo, el verde, verde como aquellas montañas, verde como aquel césped que cuidaba de la casa, verde... como el color de la esperanza

A Alba no le pasaba el desayuno, ¿cómo le iba a decir que era la primera vez que alguien le llevaba el desayuno a al cama y en esas condiciones?, ¿cómo se le dice a la persona que odias que en un solo instante te ha hecho feliz?

Estaba en la cocina, estaba sentada frente a su taza de café mientras dejaba que sus ojos se dirigieran a través del cristal de la ventana al exterior, le apetecía tener ese momento de intimidad, de soledad, al recordar la noche anterior, sintió que su interior, su resistencia estaba siendo bloqueada por la pasión que sentía hacia Alba, suspiró con su pensamiento entregado a ella, volvió a mirar la taza de café mientras sus ojos seguían tristes en su rostro se apoderaba un rayo de ilusión reflejado en una sonrisa. Así estaba cuando el sonido del móvil la descentró de sus pensamientos, el Pitufo Gruñon bailaba para ella, su sonrisa se transformó

N: Hola
M: ¿Pensando en Alba? (le preguntó totalmente convencida de lo que le decía)
N: ¿No me digas que aquí también tienes una cámara? (le preguntó con una sonrisa)
M: No tonta, no me hace falta, el tono de tu voz me dice como estás, y por lo que siento, no habéis hablado
N: No hubo forma, creo que no me va a dar opción, huye cuando ve que voy a hablarle
M: Oye esto vuestro es como La Casa de la Pradera, ¿eh?, y te advierto que fue larguísima la serie y el dramón
N: Desde luego eres única para hacerme reír (le decía sonriendo)
M: Sí, sí, tú ríe pero tengo más razón que un santo
N: Tengo dos noticias que darte
M: ¿Tiemblo?
N: No, la primera nos casamos dentro de ocho días
M: ¡Qué!, ¡ocho días!, ¡pero si no tenéis nada preparado!
N: No hace falta preparar mucho... joder me has destrozado el tímpano (le dijo separándose el teléfono de la oreja) Alba no tiene ninguna gana para ello
M: Ya pero hay que hacerlo... eso déjamelo a mí
N: No sé si me interesa que seas su amiga
M: Cabrona (le dijo suavemente pero con fuerza) ¿Y lo otro?
N: Mi hermana está desesperada, mis padres parece que están muy preocupados por lo de la boda, además Javier se lo dijo a su madre y...
M: Y todo Pamplona lo sabe ya (confirmó)
N: Eso es
M: ¿Y qué vas hacer?
N: Tendremos que ir, pero vamos que si Alba le habló a Elena distante y mal, no quiero imaginarme en mi casa como se comportará
M: Yo no estaría preocupada por eso, se juega su futuro... tú no vayas a preocuparte por eso también... que te conozco... si juega mal sus cartas tú no te casas y punto, verás como corre entonces a tu lado
N: ¿Sabes una cosa Marta?
N: Ahora viene el momento Alba (dijo sonriendo mientras se acomodaba un rulo que llevaba puesto en su frente)
N: Le he entrado el desayuno con unas flores, como alguna vez le hice a Julia.
M: Lagarto, lagarto (puso gesto de repulsa)
N: Bueno... ella me decía que era encantador pero en el fondo dejé de hacerlo porque sé que le parecía ridículo
M: Era una amargada, ¿y Alba?
N: No me ha dicho nada
M: Lógico... ¿pero?
N: Joder no me dejas que te lo cuente
M: Es que nena, me va a dar algo con lo que te cuesta contarlo, claro entre que pones cara de tonta, que te lo piensas, que sonríes... me da un ataquito y voy a tener que llevar incorporada la botella de oxígeno para hablar contigo
N: Desde luego... (protestó sonriente) Le estás quitando todo el encanto
M: ¡Pero quieres decirlo ya!
N: Pues que no me ha dicho nada, pero se ha emocionado mucho creo que pocas veces le han llevado el desayuno a la cama
M: Lo que yo diga, la tienes entregadita... solo te falta quitarle el miedo
N: Y el odio, y el rencor, y la rabia, todo lo que me gané a pulso
M: Anda... anda... no te estés muchos días allí que tenemos que preparar las cosas... tendré que adelantar la reserva
N: Oye Marta que te conozco y no quiero que...
M: Tú me dejas a mí a tu mujercita, y ya veremos si sigue resistiéndose así... ya veremos...
N: Miedo me das

Apuesta equivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora