Capítulo 12

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Mamá sale la cocina y nos anuncia que la comida ya está lista. Claramente, mi comida favorita. Esto no debería asustarme, pero lo hace.

Lo que he aprendido en mi corta vida es que nada puede ir demasiado bien.

Cenamos con una charla llena de anécdotas graciosas, me hacen sentir muy bien y muy extraña al mismo tiempo. Mi tía no vive en esta ciudad y mamá la invita a quedarse a en casa por un par de días.

—Que gusto que hayas venido —le dice mi mamá a Lorena— me alegra demasiado que estés aquí.

—A mi me alegra verte bien —le responde.

—Gracias por... —tocan el timbre.

—Debe ser Sam —dice mamá.

¿Qué?

—¿Qué haría Sam a las 8 de la noche aquí y sin avisar? —me pongo de pie para abrir la puerta.

—A mi si me avisó.

Mamá y Sam siempre se llevaron bien. Él siempre llegaba a casa cada semana, veíamos películas y hasta compartía momentos con papá y conmigo. Pero hace mucho no viene por obvias razones y ahora no me extraña que llegue de la nada el día de mi cumpleaños.

—¿Qué pasó? —le pregunto al tenerlo frente a mi.

—¿No me dejarás entrar?

—Sí, idiota —me hago a un lado— tú nunca vienes.

—Tú nunca me invitas —se encoge de hombros.

—Estás actuando muy extraño hoy, ya dime qué mierda te pasa.

—¡Blake, esa boca! —grita mamá desde la cocina.

—¡Lo siento!

Puedo ser la chica más grosera de la tierra, pero lo que nunca va a cambiar es que no pueda decir una maldita grosería en frente de mi mamá. ¿Por qué? Por respeto y porque nunca me permitió hacerlo.

—Venía a llevarte a tu fiesta.

—¿Fiesta? ¿Un martes?

—Será una pequeña reunión y debes relajarte un poco ¿puedes?

—Sí, si irá —llegan mi mamá y mi tia a la sala—, es un gusto verte otra vez, Sam —le da un abrazo— Deberías venir más seguido.

Sentí que me caía una bofetada, pero no dije nada. Solo me quedé mirando a mi mamá como si fuera otra persona.

—¿Ahora no me dejan decidir? —protesto.

—Anda, cariño. Yo me quedaré con tu mamá.

—Está bien —me rindo— Me alistaré.

Voy directo a darme una ducha corta y me visto como de costumbre, blusa negra de tiras, jeans oscuros, zapatillas negras y mi chaqueta de cuero preferida.

Nos vamos andando, la pequeña reunión será en su casa.

—¿Por qué no me dijiste que harían algo? —le pregunto encendiendo un cigarrillo.

—Todo salió a último momento y fue idea de Darren.

¿Qué?

—Pero...

—Sé lo que estás pensando y no, no quiero que comiences a fantasear con él. No quiero comenzar un drama.

—Hey, yo no dije nada —alzo las manos.

—Pero lo pensaste —alza una ceja.

La misma historia de siempre, Sam alejándome de Darren. Siempre me da un motivo de porqué no debo salir con él y cada vez sale con algo nuevo.

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