Capítulo 46

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Todo a mi al rededor se vuelve silencioso, intento bajar de la camioneta, pero no me dejan porque no han cesado los disparos. La desesperación se refleja en todos nosotros, la mamá de Blake, junto a Lorena, no dejan de llorar. Los padres de Meredith se abrazan buscando consuelo entre ellos.

Yo le dije que era una mala idea hacer todo esto, no debía arriesgarse de esa forma. La policía estaba totalmente de acuerdo con Blake y no estoy de acuerdo.

Ya no se oyen disparos, llega una ambulancia y por fin nos dejan bajar. Los padres de Meredith van hacia ella y yo me acerco a Blake junto a su madre. Ambas están en camillas, listas para ser transportadas. La escena de Meredith abrazando a sus padres, en medio del llanto me conmueve, pero ver a Blake, sin moverse me preocupa demasiado. Intento encontrar alguna herida, pero los médicos me alejan, pidiendo espacio para hacer su trabajo.

Todos fuimos directo al hospital, Meredith no tenía ninguna herida, ella salió en menos de media hora y fue llevada a la comisaría para dar su declaración de los hechos.

—Familiares de Blake Miller —una enfermera, con cara de póquer habla al final del pasillo— ya pueden ingresar, pero por ahora uno a la vez. Luego ella puede dejar ingresar a los que desee.

Su mamá entra primero y luego va Lorena. La espera me vuelve loco, quiero saber si está bien, escuchar su voz y ver esos ojos brillar una vez más. Sam quiso ingresar, pero al salir Lorena de la habitación, dijo:

—Blake está preguntando por Darren y creo que sería mejor que él entre primero —me da una sonrisa— no te preocupes, luego entraremos todos.

Sam me da una mirada examinando mis movimientos, pero no dejo mostrar nada fuera de lo normal. Me relajo cuando se encoge de hombros y me dice Está bien, anda tú primero.

Entro a la habitación, todo es tan blanco que por un momento siento que me voy a quedar ciego, veo a Blake en la cama, tan pequeña y frágil. Muy distinta a la de hace una hora, completamente decidida a matar a todos los que se interpongan en su camino.

—Si viniste —me habla con dificultad— creí que no vendrías.

—¿Por qué no vendría? —me acerco a ella— eres importante para mí. La discusión...

—Descuida, no quiero hablar de eso —intenta sentarse, pero no puede.

—No, yo quiero disculparme por actuar de esa forma —sostengo una de sus manos y ella sujeta fuerte la mia— sigo pensando que cruzaste la línea al ponerte en riesgo de esa forma.

—Darren, recibí dos disparos, uno aquí —posa un dedo cerca del corazón— y otro aquí —baja hasta la altura del estómago— tenía chaleco antibalas, los moretones desaparecerán en unas semanas, no hay de qué preocuparse.

—Me asusté cuando te vi en el suelo y no respondias.

—El impacto de la bala me agarró de sorpresa, habría sido peor si no disparaba primero gracias a... Mike —se queda pensando— el francotirador apuntaba a mi cabeza.

—¿Te das cuenta del riesgo en el que te pusiste? Tu mamá estuvo a punto de entrar en una crisis de nervios.

—He estado en peores situaciones, Darren —alza la manga de su brazo derecho y señala un tatuaje, viéndolo bien, tiene una forma extraña— esta es la primera cicatriz de bala —se burla— semanas después, me hice este tatuaje para disimularlo. No puedo contar cuantas veces he estado en situaciones iguales o peores que la de hoy. Pero si te aseguro que no volveré a hacer algo tan imprudente.

—Está bien, eso me deja más tranquilo —le doy un beso en la frente.

—Me quedé en el suelo porque estaba aterrada, de un momento a otro todo se puso negro y ya no recuerdo nada hasta que desperté hace un rato.

Blake.

Darren se despide de mi con un beso en los labios y luego entra Sam. Me dijo exactamente lo mismo que todos "fuiste imprudente". No estaba acostumbrada a tener tanta atención en un solo día que no fuera mi cumpleaños. Estuve tres días en el hospital, recibí cartas, peluches y visitas de todos mis amigos. El detective Decker entró a mi habitación y pidió que hablemos a solas.

—Lo hiciste muy bien —me sonríe— no cabía duda que todo iba a salir bien, excepto por tus...

—Era consciente del riesgo, no tengo nada grave y mi mejor amiga está a salvo con su familia. Eso es lo único que me importa —suspiro— pero tengo una duda. ¿Por qué siguieron instrucciones de un correo anónimo? Pudo haber sido una broma de mal gusto.

—Estábamos lidiando con una mafia encargada de la trata de personas. Jackson trabajaba para ellos y sus declaraciones a cambio de no ir a la silla eléctrica, nos ayudaron bastante. Además... Es un caso que tenemos desde hace más de un año.

—¿Puedo saber más? —me acomodo en la cama— ¿es clasificado?

—Ya sabrás todos los detalles muy pronto —me mira nervioso y cambia de tema— estoy al tanto de que no sigues una carrera profesional.

—Sí, es cierto —suspiro— no he encontrado algo que me guste demasiado y si algo me gusta, no puedo pagarlo.

—¿Te interesaría ser parte de nuestro equipo? —me sonríe— Siento que tienes mucho potencial y llevando las clases necesarias...

—Espere... En algún momento tuve esa idea, pero la tiré a la basura, todo es muy caro.

—¿Y si te digo que gracias a ti, disolvimos una mafia entera? Gracias a ello decidieron darte una beca completa.

—Disculpe, creo que me han medicado demasiado —parpadeo sin entender— ¿me está ofreciendo una beca?

—Sí, como agradecimiento a lo que hiciste. Te lo mereces, si no te gusta... Podrías intentar otra cosa.

—No, claro que no —la emoción sube de golpe— siempre he querido eso, se lo agradezco demasiado —las lágrimas me dificultan la visión.

—Tranquila, todo está bien —me entrega un pañuelo— empezamos cuando tú lo desees. —nos despedimos con un apretón de manos y se marcha dejando ingresar a Lorena.

—¿Cariño, estas bien? —se preocupa al verme sorber por la nariz.

—Sí, solo estoy emocionada ¿Dónde está mamá?

—Se fue a casa —me mira nerviosa— en una hora podremos irnos.

—¿Por qué se iría antes?

—No lo sé, cariño.

Mira en otra dirección, intento sacarle el tema, pero lo cambia por otro. Siento que algo anda mal y empiezo a preocuparme. Ella me asegura que todo está bien, pero ya no me fio de nada. Llega Darren y él nos lleva a Lorena y a mi a casa.

Estoy sujetando el brazo de Darren mientras Lorena abre la puerta. Todo se ve tranquilo, pero escucho los sollozos de mi madre. Entro rápidamente a su habitación y al ser consciente de lo que sucede, siento mis piernas temblar e imagino que todo es un sueño.

—¿Papá?

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