En todo el camino me lo pasé pensando en él, el chico que me volvía loca con esa sonrisa perfecta. Con un solo mensaje de él salía de casa a media noche con el único objetivo de verlo. Si, fui débil. Todo comenzó como un simple juego, solo lo veía como un pasatiempo.
Siendo una persona que no creía en el amor, ahí estaba yo, feliz de desobedecer las reglas en casa, haciendo las cosas a escondidas de mi padre. Ahora el amor no es parte de mi vida.
*
La pequeña reunión resultó agradable, me quedé en casa de Sam, conversando con él hasta la mañana siguiente.
—A veces no entiendo cómo es que te puedes perder toda esta diversión y no extrañarla —me dice él con un toque de tristeza.
—Es imposible no extrañar esto, pero sabes que la mayor parte del tiempo me aíslo. —siento que vibra mi celular en el pantalón— espera.
Es una llamada de mi mamá, algo imposible de ver.
—¿En donde te metiste? —grita desde el otro lado.
—¿Qué es lo que quieres ahora? —me acomodo en el sofá para escuchar su drama.
—No pasaste la noche aquí y solo me dices eso, ¿Quieres volverme loca?
—Mamá, es la primera vez que lo notas —suspiro— ¿Qué es lo que quieres?
—Quería pasar el día contigo, pero veo que estás muy ocupada entonces me iré. —cuelga.
No sé de dónde vino eso, pero tampoco le daré el interés necesario. Hay momentos en donde tiene esa actitud de querer pasar tiempo conmigo, pero después se arrepiente y se va durante todo el día.
Pasan los días las cosas no cambian, pero por lo menos el trabajo me distrae lo suficiente. Ya casi no sé nada sobre mi mamá, la veo muy poco cuando estoy en casa. La mayor parte del día estoy en el trabajo o en casa de Sam.
Hoy es mi día libre y decido pasarlo en casa, no tengo idea de donde se metió mi mamá.
A las cinco de la tarde me llama Sam para decirme que hará otra de sus reuniones en su casa, pero decido ir a mi lugar favorito, hace mucho no voy y necesito estar sola.Me voy andando como de costumbre y esta vez si me alcanza para comprarme una cajetilla de cigarros y nunca pueden faltar mis auriculares.
Al llegar a la pequeña playa me siento tranquila, libre y como si no tuviera ningún problema. Claro, eso dura muy poco cuando siento que me tocan el hombro. Me quito un auricular para ver quien es y veo a Dan de pie a mi lado.
—Por fin pude verte —me dice sentándose frente a mi.
—¿Qué es lo que quieres? —hago ademán de querer ponerme de pie y él me detiene.
—Quédate, por favor. —me mira con súplica.
—Repito —inhalo— ¿Qué es lo que quieres?
—Vengo todos los días con la esperanza de poder verte y poder hablar contigo y...
—Al punto —lo interrumpo y le hago ademán de que siga.
—Solo eso, quería hablar contigo —se encoge de hombros— Es tan sencillo mantener un tema de conversación con alguien como tú, puedo hablarte de lo más absurdo que he hecho y luego de algo totalmente serio. Me gusta tu compañía y me he dado cuenta de lo mucho que te extraño.
Me quedo en silencio, no porque tenga miedo a decir algo, sino porque no tengo idea de qué decirle. No tengo nada, estoy en blanco.
Se hace un silencio completamente incómodo.
Es cierto que hemos pasado muchas cosas, pero él siempre estuvo ahí para mi. A pesar de todo lo que hizo, e hicimos. Es el tipo de chico con el que puedes sentarte y hablar de cualquier cosa o simplemente no decir nada. Pero ahora ya no siento eso, ya no siento nada. Los silencios se hicieron incómodos, cada vez que hablamos discutimos y ahora estoy completamente arrepentida de haber salido de casa.
—Dime algo, por favor —me saca de mis pensamientos.
—No tengo nada que decirte.
—Ya sé —saca su celular— escribe algo, siempre tienes algo que escribir y es como mejor expresas tus sentimientos.
Tomo su celular entre mis manos y me quedo mirando fijamente la pantalla.
—Lo siento —le devuelvo el celular y me pongo de pie.
—No me daré por vencido —dice a mis espaldas.
Camino sin mirar atrás, no es justo que llegue así como si nada. Que me diga que me extraña después de todo lo que hizo, eso no quiere decir que yo sea una santa, pero ya le dejé claro que no volveré, no puedo.
Llego a casa llorando como una estúpida, sintiendo que todo se me va abajo. No entiendo el porqué, si no siento absolutamente nada por él, pero al mismo tiempo me siento mal por dejarlo ahí sentado.
Mi mamá me ve y en vez de actuar como siempre, se acerca a mi y me abraza. Me abraza como hace mucho no lo hacía y eso me hace llorar más.
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Lo siento, pero ahora estoy triste por escribir este capítulo :'v
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Rota
Teen FictionBlake, una chica de 20 años que está enojada con el mundo, un pasado problemático y una madre que no parece entenderla. Todo se torna doloroso cuando descubres lo mal que entendiste las cosas, confiar es difícil y depender de alguien no es una opció...