Capítulo 22

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River Flows In You de Yiruma es la canción que tocaba en mi sueño y ahora no sale de mi cabeza.

Lorena ya había pedido ayuda y por suerte los médicos llegaron a tiempo.

No pude dormir en la silla de la sala de espera, no me dejaron ver a mi mamá hasta las 10 de la mañana. Para ese entonces la habían sedado y tenia las muñecas atadas a la cama. Lloré otra vez al verla en ese estado, vuelvo a sentir que toda mi vida he vivido engañada. Siempre creí que había algo malo en mi y por esa razón mamá no se acercaba a mi de la forma que yo quería.

Sigo de pie mirando a mi madre, con lágrimas en los ojos y sin creer todo lo que está sucediendo. Me siento destrozada, la vida le quitó a mi padre y ahora intenta hacer lo mismo con mi madre. Todo es tan injusto y nada me sale bien.

Mamá despierta y se queda un segundo mirando a la pared que tengo detrás. Tiene la mirada vacía, como si no estuviera consciente de lo que está sucediendo. Lo primero que hago es llamar a una enfermera, me pidieron que lo haga cuando ella despierte. Ven sus signos vitales, le hacen pocas preguntas y ella solo responde mirando la pared.

—Buenos días, tú debes ser Blake. —un doctor alto y joven se acerca a mi— mi nombre es James y soy el psiquiatra asignado para el caso de tu mamá y quisiera hablar con ella a solas ¿podrías esperar afuera por favor?

Asiento y le doy a mi madre una mirada antes de salir, me quedo en el pasillo esperando, Lorena se unió a mi y me hizo preguntas, que no respondí. Solo miraba la puerta esperando a que el doctor salga a decirme lo que sucede.

Escucho su llanto, ese sonido me desgarra el alma, escuchar a mi madre llorar de esa manera me afecta demasiado y lo único que quiero es despertar de esta pesadilla. Me siento tan inútil y pequeña.

Pasados unos minutos, los cuales se sintieron interminables, sale el doctor y el psiquiatra. James se queda y habla con Lorena y conmigo.

—Tuvimos que sedarla nuevamente, necesitamos dejarla en observación por unos días y esperar.

—¿Esperar qué? —dice mi tía desesperada.

—Está muy vulnerable y necesitamos estar seguros que no intentará hacerse daño nuevamente.

—Pero estuvo tomando su medicación, eso no es posible. —le responde ella.

—No ha estado tomando nada esta última semana, me lo dijo antes de bloquearse otra vez.

—No es posible.

—Lo lamento mucho, haremos todo lo que esté en nuestras manos para ayudarla.

Después de eso no presté más atención, hablaron un poco más y Lorena me pidió que regrese a casa por algunas cosas de ella y mamá, de paso aproveché en darme una ducha, arreglar el estudio de papá y volver a cerrarlo. Llamé a Clarisse y le dije lo necesario, me dio el día libre.

Llevo todas las cosas que me pidió Lorena y  vi a mi madre un momento, no pude hablar con ella porque seguía dormida. A las 5 de la tarde mi tía me pide que regrese a casa a dormir, lo acepto solo porque detesto los hospitales.

La idea inicial fue ir a casa y dormir, pero solo entré a sacar mis cigarrillos y una chaqueta cualquiera, solo tenía ganas de caminar. Llegué hasta mi lugar favorito de siempre, la playa a la que iba con mis padres cuando era niña.

En este momento trato de no pensar en nada, pero abrir el estudio de mi padre me trajo demasiados recuerdos. Fumar me recordó la razón por la que empecé a hacerlo más seguido desde que papá falleció. Él era fumador, no había día en donde no fume un cigarrillo antes de dormir o también habían momentos en donde solo estaba en su estudio fumando y descansando después de haber tenido un largo día.

Cada vez que prendo un cigarro, me siento más cerca de él, me siento más relajada, aunque sé que está mal y que no debería fumar tanto, es inevitable.

Esta vez no traje mi celular y sin ello no tengo música, solo escucho el sonido del mar y mis pensamientos, en donde me culpo por todo lo que está pasando.

—Sabía que te encontraría aquí —se sienta a mi lado—, estuviste desaparecida por semanas y tengo que venir hasta aquí para poder saber de ti.

—Hola, Meredith.

Me da un abrazo que no devuelvo, extrañaba a mi amiga, pero no tengo ganas de hablar sobre cómo me siento. Tal vez la expresión en mi rostro le dio la respuesta. No dice nada solo se queda a mi lado, tal vez he sido muy egoísta, tal vez mi amiga me ha necesitado tanto como yo y no he estado ahí para ella.

Luego de algunos minutos en silencio, me ofrece más cigarrillos. Su presencia me ayuda de cierta forma a sentirme mejor, a pesar de no hablar, sé que ella está aquí para mi. También sé que todo mi grupo de mejores amigos está para cuando lo necesite, pero no me gusta mostrar mi lado más débil, a nadie le gusta.

Oscurece y vamos a mi casa, en el camino buscamos algo para comer y Meredith me pregunta si Sam se puede unir a nosotras, lo acepto porque sé que también extraño a mi amigo.

Mis amigos notan la ausencia de mi madre, pero no preguntan nada. Cenamos comida china y reímos de muchas tonterías, por un momento me olvido de todo lo que ha pasado en las últimas 24 horas y me siento bien. A veces es bueno tener nuestro espacio, pero también se siente muy bien estar rodeada de personas que te hacen sentir bien.

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