Llega el esperado día del cumpleaños de Sam, tuve mi turno en el trabajo por la mañana. En la tarde estuve con mamá viendo qué ropa usar para la reunión, papá llegó del trabajo y media hora después llega Darren a recogernos. Él como siempre, con esa sonrisa perfecta e intensa mirada. Con solo tenerlo cerca, me hace sentir de una manera que no había sentido antes. Me pierdo en esos ojos, tan dulces, ese color miel me pone los pelos de punta y se me hace imposible no querer verlos a cada segundo.
—¿Te vas a quedar ahí y no me vas a saludar? —me dice sacándome de mis pensamientos.
—Sí, lo siento —sonrío y me lanzo a sus brazos.
—Así me gusta —sonríe devolviendome el abrazo.
—Hey, no quiero muestras de afecto cuando esté cerca —dice mi padre a mis espaldas.
—No seas aguafiestas —digo alejándome de Darre.
—Buenas noches, mi padre y yo estamos listos para ir a la reunión de Sam. —dice él, con los brazos hacia atrás, parece una caricatura.
—De acuerdo, Alexandra, ya vino el niño a recogernos, vamos.
—¿Niño? —Arqueo las cejas.
No dicen nada, todos subimos al auto. Darren al volante, su padre como copiloto y mis padres y yo en los asientos traseros. La casa de Sam está muy cerca, pero el padre de Darren insistió en venir a recogernos e ir todos juntos. De camino a la reunión, mi padre y el suyo no dejaban de hablar y se rieron mucho por llevar el mismo nombre. Fue algo así:
—Buenas noches, soy Bruce, el padre de Blake.
—¿Bruce? ¿Estas de broma? —se ríe— mi nombre también es Bruce, soy el padre de Darren.
Se llevaron muy bien al instante y no dejaron de hacer bromas sobre cómo llamar al otro sin sentirse raros. Mi madre se unió a sus chistes sin sentido y yo solo quería llegar cuanto antes para alejarme de ellos y estar cerca a Darren. El camino se hizo largo, a pesar de ir en auto y que solo sean cinco calles. Llegamos al lugar, un poco retrasados, ya habían llegado todos y supongo que no se les hizo extraño vernos llegar juntos.
La parte difícil fue enfrentar el ascensor, sentía que mi estómago me daba una patada y quería desmayarme ahí mismo.
—¿Estás segura? —Dice Darren y la escena que tuvimos junto a Alex cruza mi mente.
—Sí, arreglaron el ascensor —suspiro— iremos todos juntos, no creo que suceda nada.
—Está bien —subimos últimos al pequeño artefacto. Mis manos temblaban y la idea de quedar atrapada ahí se apodera de mi mente.
—Tranquila —mi madre sostiene mi mano— todo va a estar bien, ya estamos por llegar.
Di un gran suspiro de alivio al ver las puertas abrirse, pero sugerí bajar por las escaleras.
Saludé con una sonrisa a los padres de Sam, hace un par de años no los veía y son tan amables como siempre. Me acerco a mis amigos, los saludo uno a uno, al final veo a Sam, muy sonriente, junto a Meredith.
—¡Feliz cumpleaños, Sam! —le doy un abrazo y él me lo devuelve con entusiasmo.
—Pensé que no vendrías —me dice alejándose un poco— te estuve llamando y Darren tampoco me contestaba.
—Créeme —suspiro— fue un largo viaje de camino aquí —señalo disimuladamente a mi padre y al de Darren riéndose y contándole a los padres de Sam la anécdota.
—Veo que se divierten mucho —sonríe.
—¿Por qué llegaste junto a Darren? —pregunta Meredith y Emily no tarda en preguntar lo mismo.
ESTÁS LEYENDO
Rota
Teen FictionBlake, una chica de 20 años que está enojada con el mundo, un pasado problemático y una madre que no parece entenderla. Todo se torna doloroso cuando descubres lo mal que entendiste las cosas, confiar es difícil y depender de alguien no es una opció...