Capítulo 45

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Recibo todo el equipo necesario, mamá me mira asombrada armando todo. Logro familiarizarme con todo fácilmente, pero la idea de estar con la policía y no con otras personas, me hace dudar.

Me dan un auto y ellos van en otro detrás de mi. Un par de camionetas se separan de nosotros y la camioneta que lleva a civiles, junto con dos oficiales siguiendo cada paso que damos se mantiene cerca.

Salimos de la ciudad con facilidad y en este punto ya no logro diferenciar en cuáles son los policías entre tantos autos. Mi celular vibra y es Galeska, la pongo en altavoz manteniendo la vista al frente.

—Dime, Gal, ahora no es el mejor momento.

—Sé qué es lo que estás haciendo, debiste pedirme ayuda —es Dan— también me llegaron correos extraños, pidiéndome que me mantenga alejado de ti.

—Si no me equivoco, no me has hecho caso, tampoco le prestaras atención a un desconocido —me burlo— déjame en paz Dan, sé lo que estoy haciendo.

—Lo sé, siempre lo he sabido —suspira— cuídate mucho, eres de las mejores personas que he conocido.

—No te despidas como si me fuera a morir —lo interrumpo— hemos pasado peores cosas. Dan, debo irme, cuida a Galeska ¿sí?

—Está bien.

—Y dile que si te vuelve a prestar su celular para hablar conmigo, no volveré a pisar su bar, jamás.

Me burlo y corto la llamada. Llego a un edificio de diez pisos, rodeado de otros edificios iguales. A simple vista, todo parece estar abandonado. Estaciono y suena mi celular.

—Ya estoy en el lugar —respondo al reconocer el número— quiero que me asegures si mi amiga sigue con vida o me largo de aquí.

Tranquila, no deberías ser tan impaciente —un silencio de 30 segundos, seguido de los gritos de Meredith hace que mis nervios aumenten— ya tienes lo que querías, ahora acércate al edificio, haremos el intercambio en la puerta.

—Está bien —bajo del auto sin titubear, mi celular vibra otra vez, pero es un mensaje.

Desconocido:

Mike.

¿Qué se supone que haga con esa información? ¿Quién carajos es Mike? Me acerco lentamente, cada paso que doy me da la seguridad de que todo saldrá bien, miro sobre mi hombro y localizo la camioneta que lleva a mi familia y a la de Meredith. Cuando regreso la mirada al frente, veo a un sujeto alto, sin cabello y con lentes oscuros. Detrás de él están dos sujetos igual de altos, en el centro está Meredith atada de pies y manos, con una cinta adhesiva en la boca. Llevaba la misma ropa con la que la vi por última vez, pero esta vez está completamente llena de tierra y sangre.

—La sangre no es de ella, puso un poco de resistencia —se dirige a mi el calvo— necesito que pongas el arma que tienes en el suelo.

Hago lo que me pide, y alzo los brazos en señal de rendimiento. Escucho los sollozos de Meredith y el tipo que está a su derecha la empuja haciendo que caiga al suelo.

—Hey, eso no es necesario —dice el de la izquierda.

—Me lo debe, Mike, por sacarme sangre —le responde— levantala y déjala ir.

Hace lo que le pide, pone de pie a Meredith, le desata las piernas y la obliga a caminar en mi dirección. Se acerca a recoger el arma que dejé en el suelo y al levantarse me mira directamente a los ojos.

—Francotirador a las 3 —susurra y se aleja con el arma.

¿Qué? Espera... Mike.

Darren.

Llego a casa a las 7 de la mañana, me doy una ducha y planeo dormir cuando papá entra a mi habitación, preguntándome a gritos en donde diablos había estado.

—Salí con mis amigos ¿tiene eso de malo? —le respondo cansado— te avisé que no llegaría.

—Te he dicho mil veces que no tolero esa actitud —me grita.

—¡Y yo no tolero la tuya! —me pongo de pie gritándole— ¡Estoy harto! Me cansé de que quieras controlar todo lo que hago, de que te metas en mi cabeza en todo momento. De que finjas que no pasa absolutamente nada cuándo llegan visitas —suspiro— he ahorrado lo suficiente para dejar de vivir bajo el mismo techo que tú, me cansé.

—Pe-pero no puedes hacer eso —titubea— eres mi hijo.

—No soy de tu propiedad, tengo 22 años —me acerco a la puerta— podemos buscar ayuda, no quiero que esto termine así, te extraño, papá. Pero si no quieres mejorar, me iré en una semana.

Salgo cerrando la puerta a mis espaldas, voy a casa de Sam, pasamos el día juntos, me había comentado que hoy descansaba y ninguno de los dos tenía clases.

—Meredith me iba a acompañar a comprar algunas cosas —me dice después del almuerzo— pero no me contesta desde ayer.

—Debe estar durmiendo —me encojo de hombros.

—Emily me ha preguntado por ella, no ha llegado a trabajar.

Más tarde él llama a Emily para saber si Meredith ya había llegado al trabajo, pero de respuesta nos dice que estan en la comisaría. Nos cuenta todo con detalles, mientas salimos en dirección al lugar.

Llegamos en menos de 10 minutos, a veces Sam maneja como loco y le reclamo al respecto, en este momento la situación lo amerita, por eso no me quejé.

*

Seguimos el auto que maneja Blake, estamos un poco alejados, Lorena consuela a la mamá de Blake, los padres de Meredith estan abrazados, Emily habla en susurros con Sam y yo no dejo de pensar que todo esto es una estupidez. ¿Por qué Blake aceptaría tal cosa? Se pone en un riesgo enorme. Ahora me siento terrible por la discusión y por ignorarla durante la reunión.

Solo quería pensar en una disculpa, no aguantaba estar en esa situación con Blake, había planeado hablar con ella al final de la reunión, pero decide irse con Meredith y Emily, no pude detenerla.

Los mensajes de mi padre llaman mi atención, se está disculpando por su comportamiento. Apago el celular, lidiare con él más tarde.

A lo lejos veo a Blake bajar del auto, deja un arma en el suelo. Meredith es llevada hacia ella, uno de los sujetos recoge el arma en el suelo y se le queda viendo muy cerca. Se aleja de ella, Meredith intenta acercarse a Blake, pero ella la obliga a tumbarse al suelo y saca otra arma que tenia en la pierna y dispara a su derecha en el tercer piso del edificio. Se arma un tiroteo, muchos policías se despliegan, se oyen disparos saliendo del edificio. Escucho los sollozos de los que me acompañan en la camioneta, intento mantenerme firme, mirando desesperadamente a todos lados buscando a Blake, mi corazón se detiene al verla tumbada en el suelo.

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Mafer, Claudia, Kiara, Milagros, Melanie, Galeska, las amo.

Y todos los que leen esta fabulosa novela, sin ustedes no habría llegado hasta aquí.

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