Capítulo 51

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Luego de una larga espera, Amanda se va a casa con sus padres, no sin antes asegurarle que en estos días iré a visitarla. De regreso a casa, le doy una mirada a mi celular, tengo unos cuantos mensajes de Darren y de mi madre. Él me pregunta si podemos vernos y ella me pide que regrese a casa.

Al llegar, escucho risas viniendo de la cocina. Veo salir a mamá de ella y al verme se le borra la sonrisa.

—Hola hija, no creí que llegarías tan rápido —titubea— la cena está casi lista.

—¿Sucede algo?

—Es que...

—Hola, Blake —veo a Sam detrás de mi mamá— vine para hablar contigo.

—No quiero hablar —me cruzo de brazos— ¿Tú lo invitaste? —miro a mi madre.

—Hija, ustedes son grandes amigos. No pueden estar discutiendo por una tontería.

—Dile eso a tu invitado —me burlo— entiendo que te preocupes y lo agradezco, pero desearía que no interfieras en mis problemas.

—Pero, Blake —dice Sam al verme dar media vuelta— no puedes actuar así.

—¿Y tú si? —digo sin mirar atrás— estaré en casa de Darren, mamá.

Salgo sin esperar respuesta, estoy enojada, pero no puedo culpar a mi madre. Ella siempre ha querido a Sam como a otro hijo, está mal que actúe de esta forma, pero no tengo ganas de lidiar con ese tema en este momento.

Al llegar a casa de Darren, él me recibe con una sonrisa de oreja a oreja. Me da un abrazo y un pequeño beso en la mejilla. Me lleva de la mano a la sala y me encuentro con su padre sosteniendo un mando de Xbox y el juego el pausa.

—Querida, Blake —me sonríe amablemente— únete a nosotros.

—Le estaba enseñando a mi padre a jugar —se sienta al lado él y yo me siento en el sofá individual.

Veo que le estaba enseñando a jugar Fifa, me hizo recordar las maratones que hacen los chicos cuando nos reunimos. Yo soy muy mala para eso, pero todos nos divertimos. Con el papá de Darren tomamos turnos para jugar, hubo mucha risa y nos divertimos bastante. Obviamente Darren ganó en todos los encuentros, pero cuando me tocó jugar contra su padre, ambos éramos muy malos y terminamos empatados.

De cenar pedimos a domicilio comida china, la cual estuvo acompañada de más risas y bromas respecto al juego. Acordamos en jugar otra vez, nos despedimos y Darren me llevó a casa en el auto de su padre, en el camino le conté lo que sucedió en casa.

—Tu mamá solo quería ayudar —dice mirando al frente— no la culpes.

—No la culpo, pero se perfectamente que Sam no habría ido por decisión propia.

—Pero lo hizo y eso es lo que cuenta ¿no?

Me cruzo de brazos sin saber que decir y me doy cuenta que habíamos llegado, antes de bajar me toma del brazo y mirándome a los ojos me dice.

—Muchas gracias por la hermosa velada, por ser parte de la buena relación que estamos formando mi padre y yo —sonríe— gracias a la ayuda profesional que ambos recibimos, ya no hay mucho conflicto y tenemos más comunicación. Hay días malos, pero aprendimos a sobrellevarlos, no somos perfectos y sabemos que nos tenemos el uno al otro.

—Gracias a ti por permitirme ser parte de ello, sabemos que no lo hemos pasado bien y que merecemos ser parte de un ambiente así de cálido en casa. Sabes que aquí estaré si necesitas escapar un rato de los días difíciles, así cómo tú estuviste para mí.

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