Capítulo 52

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Blake.

Mi turno de hoy es en la mañana, salgo junto a papá, me deja en el paradero y siento que este día irá de maravilla. Estoy muy emocionada. Mamá se quedó en casa, dijo que Lorena nos visitaría y eso me deja tranquila. Estos días los he sentido terriblemente lentos, tal vez por lo que venía planeando hace poco. No se lo he dicho nadie, ni a mi propia madre.

El trabajo se hace muy estresante,  la manecilla del reloj no avanza o tal vez se debe a que no lo pierdo de vista. No me toca ver a ninguna de mis amigas y eso lo hace más difícil, trato de leer algo para distraerme, pero mis ojos pasan por las letras, sin comprender ni una mierda de lo que estoy leyendo. Me sirvo café para tratar de tranquilizarme, pero hace lo opuesto, no dejo de mover una pierna y la detengo cuando soy consiente de ello. Me distraigo y ahí está ese movimiento otra vez.

—Mierda —murmuro.

—No creo que tu pierna tenga conciencia propia —se burla Amanda— ¿todo en orden? —se sienta a mi lado.

—Sí -—suspiro— solo estoy nerviosa, tengo algo que hacer saliendo.

—Está bien, sabes que aquí estoy por si necesitas algo.

Solo hago un asentimiento y el silencio se adueña del lugar. Tenemos solo tres personas en la biblioteca, un chico está una computadora, disfrutando de su música y haciendo tarea. Los otros dos, tienen una pila de libros, tratando desesperadamente de recopilar toda la información posible. Por la tarde se llena en un 60% de chicos tratando de tragarse los libros, todos ellos quieren recuperar algunas notas y qué mejor que estudiar todo a última hora ¿no?

No es hasta la llegada de Meredith en donde me doy cuenta que ya es hora de irme, me despido de ellas alegremente y voy casi corriendo a la escuela de oficiales a encontrarme con el detective Decker. Hace dos días me llamó, quería saber si estaba dispuesta a empezar con mis clases el mes que viene. También preguntó si deseaba estudiar otra cosa, pero el saber que tengo la oportunidad de estudiar lo que siempre he querido desde que tengo memoria, me llena el estómago de infinitas mariposas revoloteando sin parar.

Me reciben amablemente, hacemos un recorrido y llenan mis datos. El ambiente me hace sentir muy bien, la escuela es muy grande y no está tan lejos de casa. Tuve la oportunidad de hablar con el detective, me contó muchas anécdotas, me dio consejos y también me comentó que era amigo de mi padre en la universidad, primero estudió leyes.

Las horas se pasaron volando y no fui consciente del tiempo que pasé ahí. No es hasta que mi estómago me protesta por comida y al ver la hora me doy cuenta que son las 7 de la noche. Me despido amablemente y me recuerdan que debo volver para unas cuantas pruebas la próxima semana. Le mando un mensaje a mi madre y no me contesta, me encojo de hombros, total, ya estoy cerca de casa y la veré en unos minutos.

Las luces de la sala están encendidas, pero no la veo en ninguna parte. Voy directo a su habitación y la encuentro sentada en el suelo, mirando un punto fijo en la pared.

—¿Mamá? —me acerco despacio.

—Blaaaake —me sonríe de oreja a oreja, esa sonrisa no me agrada.

—¿Qué sucede? _me siento a su lado, su mirada perdida y el tono de voz me preocupan.

—Nada, estoy bien —me mira a los ojos y sonríe otra vez.

—¿Por qué Lorena no está aquí?

—Dijo que tuvo unos imprevistos y que viene mañana —se encoje de hombros como una niña de 5 años— creí que vendrías a almorzar, tu comida está en la cocina, yo no he comido nada porque no me apetecía.

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