Capítulo 28

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Tomé un bus y llegué a casa no tan cansada, no tenía dolor de cabeza y estaba casi completamente sobria. Encuentro a mamá y a Lorena tomando desayuno.

—Buenas noches para ti —dice Lorena.

—Buenos días, lo siento por no avisar —me encojo de hombros y camino directo a mi habitación.

—Trata de despertar para el almuerzo, vendrá Sam. —dice mi mamá a mis espaldas.

Genial, planeaba dormir todo el día y ahora no podré. 

Me ducho y me duermo como si no hubiera un mañana.

*

Me sacuden levemente y siento una voz cerca de mi oído:

—Blake, oye, llevo media hora esperando a que despiertes.

Abro los ojos y veo a Sam sentado en mi cama. Mirándome con gracia.

—Las reglas, Sam. —me tapo la cara con la sábana— Déjame en paz.

—"No llegues a mi casa sin avisar" —imita mi voz-. Y la de "Nunca me despiertes", te las puedes meter en donde no te da el sol. Levántate que tengo hambre.

—No me necesitas para comer, puedes irte a la mierda.

—¡Blake! —esa era mamá desde la puerta de mi habitación.

—¡Mamá, tengo sueño! —me siento en la cama pasando la mirada de Sam a Mamá—Es tu invitado, no el mío.

—Vamos a almorzar, más tarde vendrán tus tíos de visita. Alístate, rápido —se va dejándome con Sam.

—Ya escuchaste a tu madre, apúrate —se burla mientras me pongo de pie para ir al baño.

—¿Cómo te fue anoche? —me grita desde la cama.

—Fuimos a un bar y tocó por primera vez en público —intento decirle con el cepillo de dientes en la boca.

—En tu fiesta me habló sobre su amor por la música, ese tipo es muy agradable.

—Sí, lo sé. —le respondo al salir del baño— Ahora necesito que te salgas para poder cambiarme. —bromeo.

Se ríe.

—Claro, como si eso fuera a pasar —se recuesta en la cama mientras ve su celular.

—Bueno —me encojo de hombros.

La relación con Sam, tiene tanta confianza, a tal punto de cambiarnos en la misma habitación. Sé perfectamente que conmigo nunca tendría ninguna mala intención y crecimos juntos. Es como el hermano que nunca tuve.

Le doy la espalda y mientras me cambio, le voy contando sobre Alex.

—¿Se besaron? —dice él con la mirada fija en su celular.

—Sí, pero estaba muy ebrio y es muy probable que no lo recuerde.

—Aquí dice: espero que hayas descansado y gracias por acompañarme en algo muy importante para mi, te quiero. —Alza mi celular y me lo muestra.

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