Veo a mi tía Lorena en el sofá, llorando y con el celular pegado en la oreja.—¿CÓMO ES POSIBLE QUE TENGA QUE ESPERAR 24 HORAS PARA PODER REPORTARLA COMO DESAPARECIDA? —silencio— ¡ES MI HERMANA MENOR! ¿CÓMO QUIERE QUE ME TRANQUILICE? —llora con desesperación mientras le responden— está bien, gracias por nada.
—¿Qué sucedió? —me siento a su lado.
—Tu mamá no está —sorbe por la nariz— tan solo me fui por un par de horas a traer más ropa y poder quedarme más días, pero cuando vine ya no estaba.
—Tía, tranquila. Eso ya no me sorprende. -respiro profundo.
—¿QUE NO TE SORPRENDE? —se exalta y se pone de pie—. ¡ES TU MADRE! ¿CÓMO PUEDES ESTAR TAN TRANQUILA?
—Siempre ha sido así —le explico manteniendo la calma— hay días en donde ni si quiera la veo. Se va muy temprano y vuelve muy tarde. Solo nos vemos para discutir. Por eso dije que actuaba demasiado extraño en mi cumpleaños. Ella no tiene detalles conmigo, no se preocupa por mi. Ya me acostumbré -me encojo de hombros.
—Hija, tú solo estás viendo el comportamiento de ella, pero ¿te has puesto a pensar en cómo actúas tú? —¿qué?—Solo te has encerrado en tu burbuja, sin prestar atención a lo que pasa a tu alrededor. Alexandra no está bien, ella no es así, es muy comprensiva, amable y siempre está ahí cuando la necesitas.
—Lamento decirlo, pero yo no he sentido nada de eso desde hace mucho. —me pongo de pie—, me iré a dormir, tengo que trabajar en la mañana. Claramente volverá, siempre vuelve muy tarde —doy media vuelta y camino hacia mi habitación.
—Habrá día que no vuelva y te darás cuenta de tus actitudes —dice a mis espaldas.
Me detengo por un momento al escuchar esas palabras, pero no le doy la cara otra vez. Me voy a mi habitación, me doy una ducha muy larga para quitar el estrés. Nada de eso me relaja, pienso en tomar café, pero no quiero salir y ver a Lorena en la sala tratando de llamar a mi mamá.
4:30 a. m.
No logro conciliar el sueño, mamá no ha vuelto y Lorena sigue en la sala sollozando. No logro entender su preocupación, tampoco su expresión de desconcierto al decirle que estoy acostumbrada a no verla, a pesar de vivir en la misma casa.
6:15 a. m.
Ella vuelve, lo sentí porque no he podido dormir absolutamente nada, hace ruido al entrar y escucho un llanto que proviene de la sala. Claramente es el de mi tía Lorena, mamá solo trata de tranquilizarla diciéndole: Estoy bien, me siento bien. Tranquila, no te preocupes por mi. Vamos a dormir.
Por un momento creí que Lorena le reclamaría, pero no lo hizo, solo escuché un: está bien, vamos a dormir -como respuesta.
A las nueve de la mañana me estoy alistando para mi trabajo, no es tan temprano, pero con la discusión que tuve anoche y el no haber dormido absolutamente nada, me vuelve muy irritable y siento que será otro largo día.
Salgo sin hacer ruido y al llegar a la biblioteca me preparo un café y saco una de las galletas que tenía guardada en mi cajón del mostrador.
—¡Hey, Blake! —levanto la mirada al escuchar a Alex— hoy nos toca juntos, genial —sonríe.
Mierda, lo que me faltaba.
Lo saludo con un asentimiento de la cabeza y continuo con mi café. Es muy temprano y la biblioteca suele llenarse en la noche. Por ahora solo hay unos cuantos estudiantes.
—¿Todo bien? —se acerca al notar mi estado de ánimo neutro.
—Sí.
—¿Necesitas algo?
—No.
—¿Puedes dejar de responderme en monosílabos?
—Iré a buscar un par de libros —me pongo de pie y busco cualquier manera de alejarme de él.
8. No insistas en sacarme información cuando estoy enojada.
Es más que una regla fundamental para mi, es una regla para toda persona enojada.
Trato de mantenerme lo más alejada que puedo de las preguntas de Alex, realmente funciona y se da por vencido cuando lo veo ordenando los libros en un estante que está muy lejos del mostrador.
—Oye Blake, te traje estos y quiero pedir estos —Sam.
—Está bien —apunto todo lo que me pide y le entrego los libros que se llevará.
—Es más que evidente que no dormiste, tal vez tampoco comiste como deberías y es por eso que mejor me voy -le doy un punto más a mi mejor amigo-, si se te pasa toda esa mierda que traes encima, ve a mi casa a las 8, veremos películas, si deseas trae a tu amigo que está por allá —señala a Alex con la cabeza y se va.
*
Para el almuerzo es lo mismo, dejo que Alex vaya solo a almorzar. Me tomo mi tiempo para pensar en qué comer y buscar alguna mesa vacía.
Mi plan funciona, Alex se sentó con algunos compañeros de algunas de sus clases y veo a mi grupo de amigos sentados en una mesa alejada a la que planeo sentarme. Me agradan demasiado, pero en este estado prefiero estar sola. Siempre ha sido así y es mejor. Suelo ser demasiado hiriente y a veces digo cosas de las cuales luego me arrepiento.
Me pongo mis auriculares y escucho música mientras como mi almuerzo en paz, tratando de relajarme y de mantener la idea de dormir lo más alejada que puedo.
Estoy muy concentrada mirando al vacío mientras saboreo la comida, cuando siento que alguien me quita un auricular y se sienta a mi lado.
—Under the bridge —llevo mi mirada hacia la persona que se sentó a mi lado— Red Hot Chilli Peppers. Me gusta esa canción.
Veo a Darren con el auricular que me quitó puesto en una de sus orejas y sonriendo. No digo nada, solo dejo que disfrute de la canción como lo estaba haciendo antes de que él se siente a mi lado.
La canción llega a su fin y me quito el auricular que tenía. No logro enojarme con él porque no ha preguntado nada, tal y como hizo Sam. Claramente sabe lo que me pasa, pero tampoco dice algo al respecto.
Solo se queda ahí, a esperar que yo termine mi comida y luego trata de meter un tema de conversación alejado de la situación. Hablamos tranquilos, por momentos me cerraba en mis respuestas cortantes, pero luego pude reírme, reírme y olvidarme del enojo que tenía.
Me dice lo mismo que Sam, habrá maratón de películas y me hizo asegurar más de una que iré.
Regreso más tranquila a la biblioteca, el cansancio comienza a apoderarse de mi cuerpo, pero no le tomo demasiada importancia.
—¿Ya estás de buen humor para tratar bien a tu amigo? —pregunta Alex al sentarme detrás del mostrador junto a él.
—He tenido una larga noche y lo que menos quería era hablar, lo siento.
—Pero te vi muy feliz hablando con uno de tus amigos en la cafetería —usa un tono en forma de reclamo.
—Ya dije que lo sentía, tampoco tengo que explicarte lo que pasó —me cruzo de brazos, lo único que logra es que mi enojo vuelva.
—Como quieras, Blake —se pone de pie y se va a sentar a una de las mesas más alejadas.
Me agrada mucho Alex, pero hay momentos en donde tiene una actitud muy rara y siempre se disgusta de algunas cosas estúpidas. A veces pienso que nunca lograré entender a los hombres.
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Rota
Fiksi RemajaBlake, una chica de 20 años que está enojada con el mundo, un pasado problemático y una madre que no parece entenderla. Todo se torna doloroso cuando descubres lo mal que entendiste las cosas, confiar es difícil y depender de alguien no es una opció...