Capítulo 38

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Pasaron un par de semanas, mamá regresó a casa, pero con muy poca movilidad los primeros días. Si bien es cierto, no tuvo daños permanentes, la bala no le había dañado ningún órgano, necesitaba descanso y no solo físico, también mental.

El psiquiatra de mamá vino a darle su sesión a casa hace una semana, mi habitación está cerca a la suya y fue inevitable escuchar su llanto, traté de no entrometerme en nada, pero cuando me fui a la sala para ver televisión y evitar sentirme mal. El psiquiatra pidió amablemente hablar conmigo, era colega de Justin, el psicólogo y ya me había sugerido que hable con él cuando pueda y esta vez me tuvo entre la espada y la pared. No podía escapar de aquella conversación, estuve viendo a Justin dos veces por semana y me ha ayudado mucho, pero esto es diferente, hablar desde el principio, abrirme ante otro extraño fue muy difícil para mi, pero me ayudó mucho. Él llegó a la misma conclusión que Justin, yo estaba siendo afectada directamente por el comportamiento de mi madre y sé que ella no lo hace adrede, pero no puedo evitar sentir ese maldito peso sobre mis hombros y la terrible frustración en no poder ayudarla como realmente quisiera.

Me enseñaron muchas cosas, pero tengo una frase clavada en la cabeza de Justin, mi psicólogo "No puedes cargar con los problemas de todo el mundo". Siento que... Soy la clase de persona que cuando te ofrece su ayuda, tus problemas se vuelven mis problemas también y trato de ayudar en todo lo que pueda. Con mamá es exactamente lo mismo, a diferencia que... Aquí no resulta muy bien, ella me pone una barrera cada vez que se siente mal y siempre me dice que todo estará bien, cuando claramente está de la mierda. No puedo culparla, siempre trata de protegerme, pero eso me frustra demasiado.

Danny, el psiquiatra que toma el caso de mi madre fue muy amable conmigo, tras 40 minutos de charla y un par de lágrimas de mi parte, me recetó una pastilla de emergencia. Así lo llamó, al contarle sobre mis últimos episodios de nerviosismo e ira total. Era solo un pequeño calmante que me despejaba la mente y me hacía sentir mucho mejor. Lo supe cuando lo tomé por primera vez hace unos días, cuando mamá desapareció y solo me senté en el sofá a llorar aterrada pensando en lo que le podía pasar, Lorena me dio la pastilla y estuvo a mi lado hasta que me tranquilicé, mamá llegó cuando me quedé dormida y a la mañana siguiente escuché a Lorena discutir con mi madre.

—Dijiste que no saldrías más —le gritó mi tía— llegaste muy tarde, ni siquiera pude ir a buscarte porque Blake no dejaba de llorar.

—Sabes que voy al mismo parque de siempre, no voy a ningún otro lado —dice muy tranquila— solo quería despejar la mente y lamento si no te avisé.

—Solo espero que no se vuelva a repetir, por favor.

—Blake está siendo afectada con todo esto y era justo lo que quería evitar, mi hija se está enfermando por mi culpa —la escucho sollozar y salgo de mi habitación para responder.

—No es tu culpa, nada de esto lo es —me acerco a ella y la rodeo con mis brazos— perdón si he escuchado, pero los gritos de Lorena me despertaron.

—Tranquila, hija, todo está bien —sonríe con dificultad y me abraza— discúlpame tú, por meterte en esto.

Ayer hablamos mucho al respecto, aún sentía que podía controlar mi llanto, fue muy extraño no quebrarme ante tal situación. Luego descubrí que eran los efectos de la pastilla, no sentía absolutamente nada más que una inquietante tranquilidad.

Hoy quedé con Darren en ir al cine, desde la noche que aguantó mi borrachera, hemos estado hablando más seguido y su cercanía me ha ayudado demasiado. Por otro lado no veo mucho a Sam, me dice que consiguió un trabajo de medio tiempo y los trabajos que le dejan en la universidad lo tiene más estresado de lo normal, conozco a mi mejor amigo y ya ha tenido otros trabajos antes, pero siempre se daba el pequeño tiempo de verme o buscábamos la manera de pasar tiempo juntos, pero en este momento siento que algo más ocurre y no me lo quiere decir.

Meredith y Emily me llaman casi todos los días y las veo seguido en el trabajo, me alegra tener a mis amigas cerca y sentir que de alguna manera todo está empezando a ir bien después de todo. A quién no veo casi nunca es a Alex, dejó el trabajo en la biblioteca y difícilmente almuerza en la cafetería de la universidad, es un gran alivio ya no tener que lidiar con él.

—Blake, llegó Darren —me habla mi madre desde la puerta de mi habitación con una sonrisa, está muy claro que le agrada.

—Voy en un momento, gracias —le devuelvo la sonrisa y guardo lo necesito en mis bolsillos de mi polera.

Salgo de mi habitación y lo encuentro sentado en el sofá con la mirada perdida. Estaba emocionado por ver la nueva película de terror que se estrenó hace poco, pero ahora no lo veo muy animado.

—Hola, ¿estas bien? —me siento a su lado y sus ojos llegan a los míos.

—Ya no sé qué hacer, Blake —se encoje de hombros y no dice nada más.

Nos quedamos sentados un largo rato, se recostó sobre mi hombro, nunca lo había visto así, hablamos muy poco sobre sus problemas... Normalmente soy yo la que tiene alguna molestia, cuando él tiene alguna, nunca la hace notar de tal forma.

—Deberíamos ir al cine o se nos hará tarde —me dice retomando su postura.

—Si no quieres ir, lo entiendo —ahora yo me encojo de hombros— podemos quedarnos y pedir algo de comer.

—No, no van a gastar —dice mi madre entrando a la conversación— se quedan a cenar lo que vamos a preparar Lorena y yo —sonríe.

—Está bien, será un placer —Darren le sonríe— es agradable cenar con alguien que no trata de meterse en tu cabeza cada vez que te ve —lo dice en voz baja para que solo yo lo escuche.

Vimos televisión, cenamos entre risas y poco a poco vi a Darren más cómodo. Ya no tenía la mirada perdida en algún lugar y se unía a las bromas que hacíamos. Después de la cena llegó Stephen, él se quedó en la sala junto con mamá y Lorena conversando y nos mandaron a mi habitación. Conversamos mucho más, me contó sobre la discusión que tuvo con su padre y últimamente no deja de presionarlo en sus notas de la universidad.

—Me agrada tu habitación —dice mirando a su alrededor. Está sentado al final de la cama, y yo en el otro extremo— pero aún no entiendo por qué no tienes televisión aquí.

—No necesito televisión cuando tengo todos esos —señalo el librero completamente lleno— desde que papá murió no he comprado ninguno, pero aún tengo muchos por leer.

—Tal vez debas prestarme alguno, es bueno mantener la mente alejada de muchas cosas, sin la necesidad de salir de la habitación.

Me sonríe y le devuelvo la sonrisa. Es agradable que alguien comparta tus gustos y el concepto que tienes sobre abrir un libro. Mi celular vibra en mi mesa de noche, intento ignorarlo, pero es una llamada de Meredith.

—¿Todo bien? —digo al contestar.

Sí, me dijiste que saldrías y queríamos estar seguras de que estés en casa. Estamos a unas cuantas calles, hoy es nuestra pijamada en tu casa ¿lo olvidaste?

Mierda.

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¿Extrañaron el sufrimiento? :v porque yo sí.

Me había tomado el tiempo de leer un par de libros, pero ya estoy devuelta :'v

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