Capítulo 40

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Me quedo mirando el mensaje perpleja, no me da la opción de responder. En ese momento llega otro correo.

Desconocido:

Sé que sabes cuidarte, pero ahora que tienes su atención, debes cuidarte aún más, por favor.

—¿Pero qué mierda es esto? —digo en voz alta.

—¿Blake, estás bien? —se asoma mi mamá por la puerta de mi habitación.

—Sí —desvío la mirada— lamento eso, solo me alteré por una tontería.

—Está bien —sonríe— descansa, más tarde entras temprano a trabajar.

Se va cerrando la puerta a sus espaldas y yo no logro dormir lo suficiente. No dejo de darle vueltas al asunto. ¿A quiénes se refiere y quién es el que me escribe?

A la mañana siguiente, salgo de casa lo más rápido que puedo, con mamá diciendo que coma algo en la biblioteca, pero no tengo tiempo para comer, debo averiguar qué es todo esto.

—¿Puedes ayudarme con esto? —le digo a Meredith, está concentrada en una lectura en una de las computadoras de la biblioteca.

—¿Qué cosa? —me mira por un momento y regresa la mirada al ordenador.

—Solo no te espantes, por favor —le entrego mi celular, lo mira por unos segundos y añado— no tengo idea de quién sea y tú eres la única que tiene esas habilidades para ver estas cosas.

—Déjame ver, debes abrir tu correo aquí —se hace a un lado y me deja escribir en la computadora— ahora regresa al mostrador, antes de que llegue Clarise y nos grite.

Hago lo que me dice y no puedo dejar de mirar a mi amiga, ella tiene el ceño fruncido y teclea algunas cosas.

—¿Todo en orden? —la voz de Darren me saca de mis pensamientos y lo miro sorprendida.

—Sí, es solo que... Meredith me está ayudando a encontrar algo —me encojo de hombros— probablemente sea una broma de mal gusto.

—Está bien, ¿hoy podemos ir al cine? —alza una ceja.

—Emm... Hoy es jueves —juego con mis dedos sobre el mostrador— martes y jueves —me aclaro la voz— ocupada hasta las 5.

—¿Estás viendo a alguien en secreto? —la pregunta me molesta, pero su tono de voz me causa gracia.

—Son cosas de las que prefiero no hablar.

—Está bien —abre su mochila y saca dos libros— ya no necesito estos dos.

—Eso me recuerda... Te llevaste dos de mis libros.

—Sí, debí preguntarte antes. Pero en serio voy a leerlos —se burla— no los elegí al azar solo para tener una excusa.

—¡Carajo! —escucho la voz de Meredith y alguien la pide que haga silencio. La veo ponerse de pie y viene en dirección al mostrador. Mira a Darren por un segundo y se saludan agitando la mano en el aire-, Blake, lo siento —me mira apenada— no me deja rastrear nada de nada y no puedo ayudarte, lo siento.

Me quedo en silencio y Darren se despide con la mano. Durante el resto del turno, pienso en las posibles personas capaces de ayudarme a encontrar al remitente del email. Después del almuerzo paso por el consultorio del psicólogo Justin.

A la mañana siguiente, me despierta la llamada de Galeska.

—¿Hola? —digo con los ojos cerrados.

Blake, he intentado comunicarme contigo desde hace días ¿en qué te has metido?

—¿Qué? —me siento rápidamente.

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