Capítulo 4

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Fue el almuerzo en donde más me he reído en toda mi vida, hace meses que no me reunía con mis amigos y lo necesitaba. El resto del día se pasa muy rápido y apenas me despido de Alex en el estacionamiento cuando gritan mi nombre.

—¡Hey, Blake! —Gritan a mis espaldas, esa es la voz de Sam. Me acerco a él con una sonrisa en el rostro.

—¿Vas para tu casa?

—Sí, puedo llevarte a la tuya si lo deseas. -sube a su auto y me subo al asiento del copiloto.

—¿Esperas a alguien? —digo al notar que no pone en marcha el auto.

—Darren, vendrán los chicos a mi departamento. Quizá te puedas unir a nosotros.

—Agradezco tu invitación, pero prefiero estar en casa.

—¿Segura? —pregunta al momento que Darren sube a los asientos traseros del auto.

—Sí, estoy segura. Si en casa es insoportable, me paso a tu apartamento un rato —Sam sabe que aún prefiero quedarme en casa después de la ultima vez que me embriagué y terminé hecha un mar de lagrimas en una de las reuniones que hizo hace casi seis meses. Todavía no estoy segura de poder controlarme.

—Todo listo, Sam —interrumpe Darren. —Hola, Blake. —me saluda en un susurro.

—Hola —respondo del mismo modo y me pongo mis auriculares para evitar cualquier tipo de conversación.

Sam me deja en casa y me extraña que las luces de la sala estén encendidas, nunca lo están a esta hora, mamá siempre sale a estas horas de la tarde.

Entro y veo que está haciendo la limpieza, me extraña bastante verla de buen humor después de la discusión que tuvimos en la mañana. Tiene la música un poco alta, pero no le presto mucha atención, solo le doy un saludo como siempre y me voy a mi habitación.

Son las 22:00 y mamá se fue, no hay nada para cenar y eso me enoja un poco, no me dijo a donde iría o a qué hora regresaría.

Mi celular vibra en mi mesa de noche y veo que es un mensaje de Sam.

Mi propuesta sigue en pie, y me gustaría que estés aquí . -Mensaje de Sam.

—Te dije que lo pensaría, no tengo ganas de salir.

¿Ya te dije que hay mucha comida?

—Me convenciste.

No me queda de otra que ir al apartamento de Sam, hay comida, aunque tenga que cambiarme otra vez y salir con la pereza que tengo. Pero en algún momento tenia que salir de mi cama en busca de comida.

En el camino a casa de mi amigo, se me ocurren muchas formas de solo comer y buscar una excusa para regresar en menos de un par de horas a casa, aunque lo único que quería era no volver a ese lugar.

Caminar tranquilamente sin auriculares me hace pensar en la triste realidad de mi vida, según dicen, debo estar muy agradecida de no tener ningún problema de salud y que tengo un "dulce hogar". Nada es perfecto, todos estamos jodidos de alguna manera. Me encantaría decir que mi vida se basa en solo chicos, en elegir que atuendo ponerme de mi closet del tamaño de una habitación. Lo que en realidad tengo, son problemas a diario con mi mamá, nunca entenderé su comportamiento tan extraño. La manera en la que me mira y trata de decirme algo, pero en lugar de eso, recibo reclamos y mas reclamos.

Hay días en donde ni si quiera le veo la cara por irse demasiado temprano sin avisar, a veces me pregunto si realmente le importa lo que me pueda llegar a suceder. Pero no dejo que eso me deprima, he pasado mucho tiempo triste y es mejor dejar los sentimientos en una caja en el fondo de mi closet, así me evito muchas cosas.

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