Su cercanía me ayudó a olvidar todo lo que sucedía en ese momento. Su raro sentido del humor y su charla sin preguntas innecesarias fueron lo que más me agradó. Siempre me ha agradado la compañía de Darren, pero nunca hemos pasado tanto tiempo solos hasta entonces.
Los días pasan, mamá se encuentra mejor otra vez, pero ahora trato de no perderla de vista por mucho tiempo. Suena exagerado, pero siento la necesidad de estar al pendiente de ella. No he dejado de ir a fiestas los fines de semana, pero si he reducido considerablemente la cantidad de alcohol que ingiero.
Sam me visita de vez en cuando y algunas veces me ha acompañado a alguna fiesta. Darren llama de vez en cuando, me invita a salir, pero siempre encuentro una excusa para no ir.
El esposo de mi tía Lorena llega a casa y mamá decide hospedarlo por unos días, al fin y al cabo, mi tía prácticamente vive aquí y ve a su esposo muy poco tiempo. Stephen nunca me agradó por completo, se lleva bien con mamá, con mi padre hablaba muy poco, pero no eran los mejores amigos.
*
Luego de completar las horas necesarias para cubrir la semana en el trabajo, voy directo a casa, junto a mi pack favorito: cigarrillos, auriculares y gafas oscuras.
El sol me da directo al rostro a estas horas de la tarde y se me dificulta bastante la visión. Otra de las cosas que me causa este clima, son las migrañas, no me agradan estas épocas del año.
Llego a casa, mamá está en la sala, pero al verme me lleva a mi habitación.
—¿Sucede algo? —pregunto al ver que no dice nada.
—Es solo que... Este fin de semana vendrán unos amigos de la familia, Lorena tiene ganas de celebrar su cumpleaños y tu tío y yo hemos decidido organizarle algo aquí.
—¿Necesitas ayuda con algo? —me encojo de hombros.
—Pues... Quería darte esto —me da unos cuantos billetes— quiero que te compres algo para la ocasión y guardes lo demás para lo que necesites.
—¿De dónde has sacado este dinero?
—Es... Parte de todas las mensualidades que recibo del seguro de tu padre —mira al suelo— traté de ahorrar todo lo que pude, pero he estado gastando en las citas con el psiquiatra. Si necesitas algo, puedes pedírmelo, aun tengo todo guardado y solo saco lo necesario para la semana.
—¿Dejaste que pensara mal de ti? ¿A donde ibas cuando desaparecías por días? Creí que todo te lo gastabas en fiestas.
—Primero tenia mi cita médica, luego... —suspira sin animo—, luego solo caminaba hasta cansarme, tomaba un bus a casa de Lorena y me quedaba con ella.
—¿Las veces que venias oliendo a mucho perfume y la ropa rara que usabas?
—Era un simple disfraz, Blake. Tu tía me ayudaba con todo eso, no aprobaba lo que hacía, pero aun así me apoyaba.
En ese momento todos los sentimientos que trataba de evitar, salieron a flote una vez más. Quise reclamarle, gritarle hasta perder la voz, pero eso sería inútil, no cambiaría nada de lo que hizo.
—Al final, llegué a tener crisis más seguido, dejé el psiquiatra y Lorena prácticamente se mudó aquí dejando a su esposo casi abandonado.
—Soy una imbécil, cada vez que me cuentas algo, cambias completamente la perspectiva que tenía sobre lo que hacías o decías.
—No quería que sufras, hija. —posa una de sus manos sobre mi mejilla— no quiero hacerte sufrir nunca, eres lo único que me queda y eres el motivo que tengo para luchar con esta enfermedad.
Le doy un abrazo y dejo que las lágrimas salgan, esta vez siento mucho alivio en este abrazo. De cierta forma entiendo a mamá, pero una pequeña parte de mi se siente mal por no darme cuenta de las cosas.
Llega el día de la fiesta y hace mucho no veo a mamá sonreír tanto, esa alegría y entusiasmo que emite al dejar todo listo para la sorpresa de Lorena, de alguna forma me hace sentir igual de entusiasmada que ella.
—¿Hoy saldrás? —me mira de reojo, mientras pega el último adorno en la pared.
—No lo creo, hoy celebramos a Lorena y sería bueno quedarme en casa hoy —sonrió— de igual forma, aquí también habrá alcohol.
—Eres muy graciosa al creer que voy a dejar que te embriaguez —se une a mi risa— me ayudarías mucho cuidando las cosas aquí. Stephen está ayudando en distraer a tu tía llevándola a cenar y en menos de dos horas estarán aquí.
—¿Tan poco dura ese hombre? —me rio, pero mamá no logra comprender muy bien mi sentido del humor.
Se detiene a pensar un poco, luego su rostro toma un tono rojizo e intenta contener su risa con enojo falso.
—Hey, aquí no empieces con tus groserías —me da un leve golpe en el hombro.
—No he dicho nada malo —me burlo de su reacción.
Continuo con cualquier estupidez que se me ocurre y las risas no se detienen hasta que comienzan a llegar los invitados. Fue tan bueno reír con mamá, que me enojé al ver a las personas que interrumpen ese perfecto momento.
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¿A poco creíste que dejaba de escribir para siempre? :'v
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Rota
Teen FictionBlake, una chica de 20 años que está enojada con el mundo, un pasado problemático y una madre que no parece entenderla. Todo se torna doloroso cuando descubres lo mal que entendiste las cosas, confiar es difícil y depender de alguien no es una opció...