Capítulo 23

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Pasan semanas y las cosas no cambian, hay días en donde veo a mi madre muy bien, con ganas de seguir y otros en donde simplemente ya no puede más. Me dijeron que así es la depresión, un día te sientes de maravilla y al otro ya no tienes fuerzas para seguir con ello.

Y aquí estoy, en otra de las muchas fiestas a las que he asistido últimamente, sentada frente a la barra con una cerveza y ya perdí la cuenta de cuantas voy. No recuerdo muy bien de quién era el cumpleaños, ni en donde estoy exactamente y sinceramente eso ya no me importa.

*

Despierto como todos los fines de semana, mucha resaca, dolor de cabeza e infinitas náuseas; la única diferencia es que hoy es miércoles. Desayuno con Lorena y mamá, las cuales ya no dicen nada sobre mi comportamiento. Solo me llaman cuando necesitan algo o sucede una emergencia, para lo demás... Soy invisible o así es como quiero sentirme. He vuelto a evitar a todo el mundo y en el trabajo a duras penas cruzo palabras con las personas.

En la tarde voy a la biblioteca como puedo, siento la cabeza a punto de explotar y los pocos rayos del sol me obligan a usar gafas oscuras. Las horas se convierten en años y agradezco el no tener turno con alguno de mis amigos. Al finalizar mis horas, me encuentro con Sam en la puerta de la biblioteca, está de brazos cruzados y no trae buena cara.

—A duras penas te mantienes en pie —dice malhumorado.

—Si vienes a discutir sobre mi comportamiento, pierdes tu tiempo, no necesito más sermones de tu parte —intento caminar, pero me detiene.

—Discutiré las veces que sean necesarias para que dejes esa actitud de mierda. Estoy cansado, Blake. Cansado de ver a mi amiga perderse de esa manera y no hacer nada por su vida.

—Eso no tiene porqué afectarte ¿Sabes?

—¡Basta! —se exalta— ¿Sabes lo preocupada que suena al teléfono tu madre cada vez que me llama a altas horas de la madrugada para preguntarme si sé en donde estás?

—No tienes ni idea.

—Claro que la tengo, estoy preocupado por mi mejor amiga.

—Sam, es demasiado para mi tratar de aceptar todo lo que está pasando.

—Lo sé, te he visto en tus peores momentos y también he ido a ver a tu mamá las veces que desapareces. Te necesita, necesita de tu comprensión, de tu cariño.

—Le doy todo lo que puedo, pero ¿Quién me comprende a mi? ¿Quién me pregunta si necesito algo a la mitad de la noche?

—Te encerraste en el alcohol, como la vez que perdiste a tu padre y sabes que todos estamos para ayudarte, pero tú no nos dejas.

—No tienes ni idea de cómo me siento en este momento, Sam.

—Lo sabré si tratas de explicarme y dejas que te ayude.

Me quedo en silencio por unos minutos y le narro una de las peores situaciones que he pasado con mi mamá.

—Ella estaba devastada, las mejillas húmedas y la mirada vacía. Amarrada en una silla, pudiendo que por favor la desate, que ya no va a intentar hacerse daño. Diciéndome: quiero curarme, en serio quiero dejar todo atrás, pero simplemente no puedo. No encuentro las fuerzas necesarias para superar todo esto.

—Blake...

—¿Qué se supone que le dices a tu madre cuando está en ese estado? ¿Qué debía decirle, Sam? Lorena estuvo tan asustada de las cosas que ha estado haciendo mi madre, a tal punto de amarrarla. -trato de contener las lágrimas-, es horrible ver cómo la vida de tu madre se te está yendo y no poder hacer nada al respecto.

—Si puedes, solo debes tener paciencia. Pero también debes dejar de culparte por todo, tu padre ya no está, pero ella sigue aquí y no es demasiado tarde para rendirte.

—Ya me rendí, Sam, ya no puedo más.

Mi mejor amigo me abraza, el abrazo del cual no me aparto, es lo que más he necesitado en todo este tiempo. Pasamos por mi cafetería favorita y disfrutamos las bebidas en los asientos traseros de su auto en el estacionamiento del local. A duras penas le cuento todo desde el principio, hubo momentos en donde el llanto me ha ganado y mi amigo estuvo ahí para consolarme en todo momento.

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Aquí estoy otra vez :'v

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