Blake.
Me habría gustado que no leas esta carta tan pronto, mi niña. Escribir esto no es fácil para mi. Al leer esta carta yo ya no estaré contigo, hace unas semanas me dieron un ultimátum y me veo en la obligación de dejarte escrito esto. Solo espero que no estés leyendo demasiado tarde.
Mamá no lo está pasando bien, siempre está debatiendo con ella misma, sus ataques de pánico, ansiedad y una terrible tristeza que no logro entender. Pero no necesité saber las razones para estar junto a ella. Darle todo el amor que pude, cuidarla y respetarla.
El motivo de mi carta, es para pedirte que cuides de ella. De la mujer que me enseñó a amar, me dio un hogar y la que trajo al mundo a lo más preciado que tengo y esa eres tú.
Ella no es mala, nunca lo fue y su distanciamiento siempre fue para protegerte del sentimiento que tienes ahora. De la impotencia que sentí por años al no poder ayudar a tu mamá como quisiera, de no sacarla del hoyo en el que está metida. He hecho todo lo que estaba a mi alcance para protegerlas. Lamento mucho el no poder estar ahí junto a ti y lo injusta que es la vida.
No te sientas mal por mi, mi último pensamiento será el de tu madre y tú juntas. Una vez más te pido que cuides de ella, desde lo más profundo de mi corazón.
Te amo.
Papá.
Perdí la cuenta de las veces que releí esa carta y cada vez que lo hacía, lloraba igual que la primera vez. Me siento terrible y esta vez dejo que el llanto salga, todos esos sentimiento acumulados salen y me hundo en un mar de lágrimas que no tiene fin.
Me tranquilizo tras unos largos minutos, mi primer pensamiento es llamar a Sam y pedirle que venga a tomar un café conmigo, pero él está fuera de la ciudad con su familia. Meredith se fue de viaje por dos semanas con sus padres y apenas van en la primera semana.
Tengo a mis otros amigos, pero siento que no quiero molestar a nadie, tampoco explicar el porqué de mi pesar.
*
Me despierto sobresaltada, con la carta plegada a mi pecho y completamente desorientada. Ya está todo oscuro y mi lámpara está encendida, junto a una nota en mi mesita de noche.
Tu cena está en el microondas, Lorena y yo salimos a caminar, volvemos en la noche.
Te quiero.
No había leído la letra de mi mamá hace años, solo recuerdo sus notas para los profesores de mi primaria o algunas cosas de su trabajo que dejaba en la mesa.
Mi estómago ruge y voy directo a la cocina por mi cena. Sigo sola en casa y me alegra saber que mamá no salió sola esta vez.
9:30 p. m.
Dejo todo limpio en la cocina y voy a mi habitación, me da cierta curiosidad por saber sobre el mundo exterior y después de una semana, enciendo mi celular. Tengo muchos mensajes de todos mis amigos, destacando a Sam y Meredith que sobrepasan los 100 mensajes. Muchas llamadas e ignoro todo eso. Lo que llama mi atención es el mensaje de una amiga en común con Dan. Me escribió el lunes sobre una fiesta hoy, no me queda tan lejos. El bar en donde lo celebrará queda cerca a la casa de mi familia paterna, es muy probable que me encuentre a muchos conocidos, pero no me importa.
Dejo todo listo en mi habitación y le dejo una nota a mamá, diciéndole que pasaré la noche en casa de Sam.
*
Llego al bar después de que tres taxis me rechazaran el viaje y me encuentro a mi amiga en la entrada.
—¡Blake! —me abraza— creí que no vendrías, te desapareciste del mapa.
—Feliz cumpleaños, Rose —sonrío— lamento haber desaparecido, pero no podía faltar a esta celebración.
—¡Nos embriagamos como en los viejos tiempos!
Dicho eso, me dispongo a saludar a mis amigos, se asombran de verme después de mucho y por un momento me alegro de haber vuelto.
La velada avanza de manera tranquila, me sumo a los juegos de quien toma el vaso lleno de cerveza más rápido, bromeaba con mis amigos. Me pedían volver, estaban planeando otra fiesta el fin de semana, la cual acepté ir sin pensarlo dos veces.
Tres horas más tarde, el alcohol empieza a hacer efecto en mi, me siento cansada y un poco desorientada.
—No creí que vendrías —Dan, la persona que no quería ver.
—Pensaste mal —alzo las cejas— ¿Qué es lo que quieres?
—Nada, solo quería saludar y vine a pasarla bien, como todos —se encoje de hombros.
No le respondo, una de mis amigas me llama para tomarnos fotos y uso eso para librarme de él. Tenía claro desde el principio que él estaría aquí, pero algo dentro de mi quería corroborarlo.
Son las 5 de la mañana y el bar está hecho un desastre, hay muchos chicos durmiendo en las mesas, la cumpleañera está en una esquina durmiendo al lado de un chico. Solo quedan pocos chicos bailando. Yo aún estoy despierta, pero mucho más desorientada y se me dificulta demasiado el tratar de caminar, estoy en la barra junto a otros chicos pidiendo otra cerveza cuando Dan se sienta a mi lado y me ofrece un trago.
—Yo invito —deja un vaso de cerveza frente a mi.
—No, gracias. Puedo pagarme mi propio alcohol —las palabras salen atropelladas una tras otra, pero no me importa.
—Vamos, no me niegues esto.
Volteo a verlo y no tiene ninguna expresión en el rostro, tal vez sea porque estoy realmente mareada. Miro el vaso frente a mi, pero algo me impide tomarlo.
—Eres un complemento imbécil —le echo la cerveza en la cara— no puedes con mi rechazo y crees que esto te va a funcionar —me río.
—¿De qué estás hablando? Es solo una cerveza —el asombro forzado y fingido lo noto en un instante.
—Puede que muchas hayan caído, pero a mi no me drogas, imbécil —me pongo de pie— estoy ebria, pero no soy tan idiota para creerte el cuento.
Se va sin decir nada, claramente tengo razón. Vi la cerveza muy extraña y ese gesto de amabilidad falsa no le salió. Por fin me entregan la cerveza que llevaba pidiendo hace un rato y me olvido de lo que pasó hace un instante. Decido olvidarme de todo, de todos. No quiero pensar en lo que pasará más tarde, mañana o dentro de un mes. Solo quiero apagar mi cerebro por un momento.
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Rota
Teen FictionBlake, una chica de 20 años que está enojada con el mundo, un pasado problemático y una madre que no parece entenderla. Todo se torna doloroso cuando descubres lo mal que entendiste las cosas, confiar es difícil y depender de alguien no es una opció...