Capítulo 31: Bipolares.

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-¿La ropa?- fue lo único que logré articular. Estaba demasiado nerviosa. Él me miraba fijo a los ojos.

-Esto es tuyo- dijo arrojándome una bolsa al cuerpo. Yo la atrapé con dificultad. Revisé lo que tenía adentro.

-Vaya, tienes buen gusto- dije sonriendo al ver la ropa. Lo noté sonrojarse- ¿Qué te pasa?- pregunté divertida de verlo así. Él solo volteó su rostro.

-Pues sigues desnuda- dijo dándome la espalda. Yo me puse roja hasta las orejas. Me adentré en el baño y en menos de cinco minutos ya me encontraba vestida. Llevaba puesto el hermoso conjunto azul y blanco que Vegeta había comprado, la tela era muy suave y cómoda, y el color combinaba con mi cabello y mis ojos.

-¿Qué tal?- pregunté emocionada saliendo del baño, enseñando mi atuendo. Me quedaba perfectamente. Él se volteó.

-La ropa está bien- dijo mirándome fijamente-. Solo te falta algo- añadió acercándose a mí. Me quitó la coleta de la muñeca con cuidado, se puso detrás de mí y me ató el cabello en una coleta alta. Mi flequillo había quedado suelto. Cuando terminó solo bajó las manos y las puso en sus bolsillos. Estábamos frente a un espejo. Levanté la vista sonrojada, me observé. Luego observé a Vegeta. Él igual lo hizo-. Así se lucen más tus ojos- añadió bajando la vista sonrojado. Yo me volteé hacia él.

-¿Y ahora?- pregunté sonriendo.

-Hump, ¿Tanto te interesa mi opinión?

-No, solo me gusta molestarte.

Él frunció el ceño y yo pasé a su lado. Levanté todo del baño y guardé mi ropa mojada en una bolsa. Sin decir nada me dirigí a la recepción.

-¿Sucede algo?- preguntó la recepcionista al verme.

-¿Tienen servicio de lavandería?

-Por supuesto.

-Genial, necesito esta ropa limpia y seca para esta noche.

-De acuerdo, permítame- dijo la mujer tomando la bolsa-, estará listo en tres horas pero puede retirarla cuando guste.

-Gracias- dije marchándome. Otra vez volví a la habitación-. ¿Vegeta?- pregunté al entrar. Él no estaba allí y no escuchaba respuesta- ¡Vegeta!- le llamé.

-¿Qué quieres ahora mujer?- me preguntó molesto saliendo del baño.

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Ahora que se había marchado era momento de bañarme y cambiarme. Me adentré en el baño, abrí la ducha y me paré bajo el agua. Sentía mis puños arder. Por suerte la mujer no había preguntado nada.

-Al fin...- susurré destensando mi cuerpo. Me lavé el cabello y todo mi cuerpo y en menos de cinco minutos me hallaba limpio. Cerré las llaves del agua y me sequé rápidamente con una toalla. Me observé en el espejo unos segundos. Estaba cansado. Junté toda la ropa y la dejé dentro de una bolsa. Me puse mi bóxer y fue cuando la escuché.

-¿Vegeta?- oí decir desde el otro lado de la puerta- ¡Vegeta!

Cuando se ponía así de intensa me exasperaba.

-¿Qué quieres ahora mujer?- pregunté saliendo del baño así como estaba. Ella se puso roja hasta las orejas y yo solo sonreí de lado.

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Maldito. Se estaba burlando de mí.

-¿Siempre andas semi-desnudo cuando estás con otras personas?

Un nunca es algo que jamás aceptaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora