Capítulo 63: Verdades Ocultas.

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Me bajé del auto, totalmente descolocado. Abrí de un fuerte tirón la puerta del auto donde la mujer se encontraba, con una mezcla de desesperación, curiosidad e ira indescriptible, observándola fijamente. Estaba hecha un bollito en el asiento trasero, con la cara entre los brazos mientras que abrazaba sus rodillas intentando clamar el llanto que salía de ella sin resultado alguno. Me crucé de brazos esperando una respuesta. Todos me observaban en completo silencio. Notaba a Kakarotto alarmado, su cuerpo estaba en posición de ataque dispuesto a defender a la mujer en caso de que mi ira me ganara por completo y tratara de dañar a la azulada.

-Yo... Hay algo... Hay algo que nunca les dije...- anunció aplastando su rostro con las manos, tratando de limpiar sus lágrimas y el maquillaje corrido. Estuve unos minutos más aguardando. Se bajó del auto, se sentó sobre una roca alejada de dónde estábamos. Todos la siguieron y se sentaron a su alrededor. Eran casi las nueve de la noche y debíamos acampar ahí por lo que el tiempo sobraba para que diera las explicaciones que todos necesitábamos. Yo me quedé parado junto a un árbol para descansar mi cuerpo, aún con los brazos cruzados.

-Te escuchamos- habló Kakarotto calmado. No entendía cómo rayos podía mantener el tono aún cuando estaba en una situación tan incómoda.

-Tsch, idiota...- susurré para mí mismo. 18 me escuchó y me mandó una mirada furibunda. La ignoré y me dispuse a escuchar a la mujer.

-Miren... Mi historia... Mi puto pasado...- empezó tratando de tragarse las lágrimas-... Yo iba a la escuela en Paoz... Un momento- dijo alzando la cabeza mientras inspiraba aire con fuerza-. Bien, iba a la escuela en Paoz, la escuela secundaria que supuestamente portaba el mejor nivel de la ciudad. Y no era mentira, era una escuela muy buena y exigente, pero con un ambiente de mierda... Estudiar ahí era el mismísimo infierno, levantarse cada madrugada para llegar a tiempo y salir básicamente de noche porque siempre tenías tareas extra y talleres a contraturno... Básicamente vivía en el colegio- bajó la mirada concentrándose en mí. Mi sangre se heló por un segundo al ver el odio en sus ojos como nunca antes. Era un odio puro, no como el enojo que siempre destellaba en ella cuando discutíamos o algo le disgustaba, no. Era puramente ira contenida, un odio que ni yo me creía capaz de portar en ese momento. Sentí el hormiegueo en mi espalda cuando continuó hablando-. En ese lugar, se encontraba metida toda la mafia de la ciudad, incluso... Violadores, asesinos... Pero que tenían dinero como para tapar sus crímenes y pagar los estudios allí, discimulando el asco que eran al estudiar en un colegio como ese, quedando de niños buenos...

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El nudo en mi garganta se había desvanecido al recordar esos hijos de perra. Ya no tenía caso mentir u ocultarlo, era hora de decirles a todos a qué nos enfrentábamos.

-... Yo era una simple chiquita malcriada, que se creía que era la dueña del universo por ser la heredera del Capsule Corp. Siempre viví confiada hasta el primer día en ese horrible edificio de dos pisos. Todo iba normal, hasta que empecé a notar que los tipos más enormes de todo el colegio, tenían cicatrices en todas partes, a demás de sus miradas libinidosas. Las pocas chicas que estudiaban ahí, creaban dos grupos: las fuertes y matonas, o las perras sexys que se liaban con los tipos más populares o fuertes del cole. Y yo: la nerd, la rara que comenzaba el colegio desde tercero y no en primero como todos. Desde el primer día, comenzaron a acosarme. Tres meses después de empezar a penas y hablaba con dos chicos y una chica que habían estado presos por traficar drogas y una chica que había sido suspendida una vez por fumar en el baño. Aún así, sabía que solo les interesaba mi dinero, pero yo lo aceptaba con tal de no sentirme tan miserable y salía de fiesta con ellos, mis amigos de la noche, tan falsos que podría llegar a creer que les importaba aunque sea un poco. En fin... Salíamos seguido y una vez, entre varias de las chicas comenzaron a golpearme en el estacionamiento del antro... Casi me rompen la nariz y me quebraron una costilla en tres. Quedé hospitalizada. Al volver a clases me limitaba a dar la asistencia y correr a encerrarme en los baños hasta la hora de salida. Varios chicos intentaban entrar para estar conmigo, y nunca los dejé. Cuando estuve recuperada comencé a entrenar defensa personal... E incluso tomé clases de tiro. Volví de mis vacaciones totalmente diferente. Mi imagen era otra, ya no era la dulce niña nerd, era una mujer fuerte y decidida... Hasta que un chico comenzó a coquetearme... Yo lo ignoraba... Y unas malditas zorras me tomaron odio y comenzaron a molestarme cada día. Hubo una vez que me quedé hasta tarde en el colegio por unos deberes que debía entregar. Había llevado un vestido rosa como de niña y una trenza. Estaba por irme cuando esas malditas...- volvió el nudo que tenía en la garganta ahora más fuerte. 17 me lanzó una botella de agua que apenas y pude atrapar, le di un sorbo y continué-... Cortaron mi vestido con una navaja... Mientras entre dos me sostenían una me cortaba la ropa, e incluso cortó mi cabello... No sé cómo logré zafarme y corrí como nunca hasta esconderme en un armario. Me encontraron rápido y lograron abrir la puerta... Pero entonces yo tenía un arma... Sabía que los chicos con los que me juntaba solían drogarse ahí y a veces dejaban sus pertenencias escondidas. Les obligué a soltar la navaja... Dos de ellas salieron corriendo y a la que se quedó...- respiré profundo antes de decirlo en voz alta-... Le disparé- terminé de decir. Un silencio ensordecedor se creó entre todos los presentes-. No la maté ni nada, solo fue un disparo en la rodilla- añadí y escuché como la mayoría soltaba un suspiro-, salí corriendo del colegio con el arma en la mano... Me metí en el bosque y me alejé buscando alguien con quien hablar, pedir ayuda para llegar a mi casa porque sabía que me buscarían de todo el colegio para terminar de matarme cómo esas chicas intentaron ese día. Escuché unas voces a lo lejos, corrí esperando encontrar ayuda... Pero al llegar me di cuenta que estaban golpeando a un hombre, por algún problema personal... Eran los matones de Freezer. Se percataron de mi presencia y me negaron escapar, me quitaron el arma, me golpearon y me llevaron frente a Cooler... Él me dijo que si quería conservar mi vida...- no pude contener el llanto y el quiebre completo de mi voz, las lágrimas bajaban furiosas por mi rostro a causa del recuerdo-... Si quería seguir con vida, no solo que no podría hablar nunca de lo sucedido... Sino que también debía tener sexo con él... Me violó, me quitó la virginidad, me golpeó por todo el cuerpo y luego me drogó. Me dejaron en el mismo lugar donde me encontraron con la amenaza de que si algún día hablaba con las autoridades por lo que pasó, eliminarían a las personas que me importaban, para agravar mi sufrimiento en la vida. No regresé a casa por dos días a demás del que los malditos utilizaron para hacerme todo eso. Al llegar a casa, dije que había tenido problemas en el colegio... Que lo del arma había sido un accidente, cuando trataba de ocultarme para que no terminen de golpearme y herirme con un arma... Le pagué a los médicos para que no les contaran a mis padres sobre la perdida de mi virginidad, no quería hablar del tema, me asustaba la idea de que los lastimaran. Todos los días llegaban a casa cajas con bombas, muñecas sin cabeza, armas y hasta animales muertos para recordarme que estaban vigilándome. Les rogué a mis padres que me cambiaran de colegio, y como mi padre debía ir a la Capital del Oeste para trabajar en esa sede, nos mudamos. A los días de estar viviendo ahí, me encontraron y comenzaron a amenazarme de nuevo. Ignoré todo, pensé que así se solucionarían las cosas... Pero veo que fue el mayor error de mi vida.

Lloré con fuerza dejando salir toda esa mierda. Sentí como un par de brazos fuertes me rodeaban y como unas lágrimas que no eran mías golpeaban mis hombros.

-Que... Mierda, ni siquiera se los puede definir.

-Malditos hijos de perra, deberían pudrirse en el infierno...

-Uf, eso es poco- debatían Radditz y 17 mientras que Goku y 18 me abrazaban fuerte. Sentía las lágrimas de 18 cayendo mientras que las mías empapaban sus ropas.

-Tranquila Bulma... Estamos aquí para protegerte, todo estará bien- me susurraba Goku acariciando mi espalda.

-De verdad eres fuerte, Brief- me dijo 18 secando sus ojos con las mangas de su buzo largo y viéndome a los ojos con determinación-. Te prometo que daré mi vida con tal de que esos sujetos dejen de existir para siempre.

-No...- susurré secando mi rostro con mi remera- yo seré quién me deshaga de ellos. Y nunca más nos volverán a joder. Por eso... Les pedí su ayuda- dije apenada viendo el suelo.

-Sabes que cuentas con nosotros- dijo Goku entrelazando nuestras manos. Yo le sonreí lo más que pude. Me levanté y me dirigí al auto nuevamente. Los demás se quedaron hablando. Estaba buscando mis cápsulas cuando sentí a alguien caminar a mis espaldas. En ese momento me volteé a ver quién era, bastante alarmada.

-Vaya, al menos sabes cómo defenderte...

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-Vaya, al menos sabes cómo defenderte- dije al ver que sostenía las llaves del auto como si fueran una navaja. Una sonrisa leve se dibujó en su rostro, pero al momento se borró.

-Lamento no haberte dicho esto antes...

-Está bien. Ahora entiendo por qué no querías hablar del tema.

Un silencio incómodo se generó en el aire mientras la miraba fijamente, sentía como si tuviera millones de dudas y buscara una respuesta en sus endemoniados océanos azules, ahora rojos por el llanto.

-Vegeta...- susurró con un nudo en la garganta. Eso bastó para que me abalanzara sobre ella y la besara con fuerza y un sentimiento que no sabía identificar, que me hacía sentir un idiota y la mejor versión de mí mismo a la vez. Ella correspondió a mi beso con la misma pasión, haciendo que una electricidad me recorriera por completo. Y, por Kami, cuánto nos necesitábamos. Me alejé de sus labios solo lo suficiente para hablar.

-Haré que paguen por lo que nos hicieron. Te devolveré tu orgullo intacto, todo lo que perdiste, te lo devolveré cuatro veces más de lo que tenías antes. Te prometo que nunca más te van a lastimar. Estaré ahí, cuando estés sola, cuando tengas el alma hecha pedazos, estaré contigo, en las buenas, en las malas y en las peores. Que te quede claro, que jamás voy a dejarte... Te protegeré con mi vida. Lo juro, como que me llamo Vegeta Ouji...

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Un nunca es algo que jamás aceptaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora