Capítulo 28: Pesadillas.

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*SUEÑO DE BULMA*

"No sé cómo, pero otra vez me encontraba en mi antigua escuela en Paoz, dejando unos libros en mi casillero.

-¡Qué bonita estás Bulmita!- dijo justo detrás de mí.

-Mmm, ¿Me hablas a mí?- pregunté sonrojada apuntando a mi cara con un dedo.

-¿Pues a quién más?- dijo poniendo los ojos en blanco y luego sonrió maliciosamente-. Oye ¿Te peinaste sola?- preguntó. Yo no entendía bien qué pasaba.

-Claro, ¿Te gusta?- dije meneando mi cabeza de lado a lado. Ella ahogó una risa igual que su séquito de "amigas".

-Oh, por supuesto bonita... ¿Y qué me dices del... Vestido?

-Me lo he comprado ayer, es bonito ¿Cierto?- dije ignorando su tono irónico y su cara de asco.

-Pero claro Bulmita, es divino- dijo dejando escapar unas risitas al igual que las demás.

-Oye... ¿Qué es lo gracioso?- pregunté entre enojada y confundida.

-Jajaja, estúpida, ¿Enserio crees que te ves bien?- dijo con una mirada perversa y sacó una navaja de su bolsillo trasero. Yo retrocedí hasta pegar mi espalda con el casillero-. Infeliz, todavía no te ves bien, te faltan unos arreglos- dijo rasgando mi vestido con su navaja. Yo comencé a llorar.

-Detente por favor- sollozaba mientras ella tomaba mi trenza y la aplastaba contra el casillero.

-No tengas miedo Bulmita, ya casi quedas...- dijo clavando su navaja en mi cabello muy cerca de mi cara. Fue entonces cuando reaccioné. Sin pensarlo dos veces empujé a esa maldita y tiré la navaja al suelo lejos de ellas, lo cual me dió tiempo a correr. Corrí sin mirar a atrás-... ¡Maldita zorra!- escuché que gritaba- ¡Vuelve a aquí perra!- gritaba desesperada. En eso ví la puerta de la sala del conserje, la abrí y me encerré allí- ¡Te escuché infeliz!- dijo mientras se aproximaba corriendo hacia mí. Busqué a mi al rededor y encontré una barra de hierro con la cual trabé la puerta para que no pasen. Unos segundos después y ya estaba forzando la puerta-. Maldita sea... ¡Abre Bulmita, y seremos amigas!- me gritó con un tono de voz de fingida inocencia.

-¡Ya déjenme en paz!- grité comenzando a llorar. Escuchaba los insultos y comencé a desesperarme. Otra vez busqué a mi al rededor intentando encontrar una salida, alguna ventana pequeña, pero en vez de eso encontré...

-¡Abre perra!- decía desesperada. Tomé aquello entre mis manos con seguridad y quité la barra. Fue entonces cuando entraron, pero se quedaron paralizadas al verme-. Wow, oye bonita baja eso- me pidió nerviosa.

-Largo- dije con la voz más fría y segura de mi vida.

-Oh, vamos, ¿Acaso nos vas a disparar?- dijo comenzando a reír junto con sus amigas. La ira me consumió y apunté el arma hacia una de ellas. Su mirada cambió a una de seriedad-... No tienes lo necesario- me dijo retándome. Unas lágrimas de rabia cayeron por mis mejillas ardientes y con los dientes apretados lo hice.

Una bala.

El silencio se apoderó de ellas. Una se tocó el hombro. Le había cortado la piel pero nada grave. Solo sangraba bastante.

-Largo- repetí con el mismo tono de voz.

-Bu... Bulma- dijo la dueña de la navaja asustada.

Un nunca es algo que jamás aceptaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora