Capítulo 33: No te vayas...

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Estaba terminando de cambiarme cuando me observé en el espejo. El vestido me quedaba bien. Junté mi ropa del suelo y sentí nuevamente ganas de llorar. Era cierto que el lugar era hermoso, que a pesar de los incidentes con Vegeta la había pasado bien, que la comida había estado buena y que estaba a salvo... Pero quería volver a casa. Mi casa. La de Ciudad Satán. Donde estaban mis padres, mi colegio, mis nuevos amigos, las personas que me molestaban y las que me agradaban igual.

Ya quería regresar...

Y a la vez quería irme. Irme lejos, desaparecer.

Salí del baño y Vegeta estaba dormido... Dormido y semi-desnudo. ¿Por qué era así? Siempre que podía exhibía su cuerpo.

-Ay Vegeta...

-¿Qué sucede?- preguntó sin abrir los ojos.

-Creí que estabas dormido- dije completamente sonrojada.

-No puedo dormir.

Me acerqué en silencio hasta la cama y me acosté del lado que estaba libre. Me tapé con todo lo que había, ya que con el vestido y el clima tenía bastante frío. Él me daba la espalda.

-¿Por qué no?- dije una vez acostada viendo su espalda.

-No soy de dormir fácil. Supongo que es porque no estoy en mi casa, o tal vez porque unos psicópatas nos persiguen- dijo sin una sola pizca de sarcasmo en su voz.

-Ahora yo tampoco podré dormir...- susurré molesta. Él se volteó a verme.

-¿Por?

-El frío, y los psicópatas.

-¿El frío? ¿Enserio?- preguntó como si eso fuera algo ridículo.

-Pues claro- dije enojada.

-Vamos, no seas ridícula.

-Tú eres el ridículo que con este frío duerme semi-desnudo.

-Pues porque no hace frío, y además, acepta que te encanta- sonrió de lado. Se veía tan malditamente sexy.

-Eres un tarado.

-Vamos princesa admite que te encanta verme así.

"¿Pri... Princesa?".

-¿Qué?- articulé totalmente sonrojada. Sentía sus brazos al rededor de mi cintura y sus ojos clavados en mí.

-Eres tan ridícula- dijo sonriendo de lado y alejándose de mí.

-¡Eres un idiota!- dije furiosa golpeando su espalda una y otra vez. Él se volteó y tomó mi muñeca.

-No empieces, sabes que es inútil- me dijo molesto. En ese momento pateé su canilla y lo noté enojarse.

-Eres un idiota- dije ya más calmada al desquitar mi ira. Él tomó mis dos muñecas y las aplastó contra la almohada, quedando justo sobre mí. Me observaba en silencio.

-Eres valiente, Brief- me dijo. Recordé cómo había sido nuestro primer día de clases. Estaba por responderle cuando me besó...

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Maldita mujer. Estaba tan hermosa, discutiendo por todo, riendo... Era tan endemoniadamente sexy, con esa hermosa sonrisa y sus ojos azules... No, no estoy enamorado, no siento nada, solo me gusta, me atrae, pero es algo físico, algo sexual, nada más. Llevo meses sin tirarme a nadie y es lógico.

Unos minutos después de que comenzara a desvestirme ella insistió en hacerme un masaje en la espalda. Sabía que lo necesitaba pero no podía ceder ante ella. Me senté involuntariamente.

Un nunca es algo que jamás aceptaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora